En estos días que ando tan liado con la Escuela de verano de AEDA ha llegado una buena noticia que me tiene bien contento: la revista Mnemósyne, dedicada a la narración oral, la reflexión y la creación, acaba de terminar (tras mucho tiempo y esfuerzo) de digitalizar la gran mayoría de sus números (que ya podéis consultar aquí). Además sucede que se ha publicado el último número, el 18, en cuyos créditos aparezco como parte del consejo de redacción (qué honor) y que incluye una completa nota de lectura del libro Todos mis cuentos, de Ana María Matute (más completa que esta nota del blog). La nota comienza en la página 94, ojalá te resulte de interés.
Saludos
martes, 30 de junio de 2015
jueves, 25 de junio de 2015
I Jornada "Narración oral y lectura"
El próximo sábado 27 de junio celebraremos en San Millán de la Cogolla (La Rioja) la I Jornada sobre "Narración oral y lectura", ya somos casi cincuenta apuntados pero aún hay plazas, os dejamos aquí toda la información por si estáis interesados:
El programa está bien completito con profesionales como Xabier Puente DoCampo, Ana Garralón, Txetxu Barandiaran, Mariona Martínez, MariCruz Arquerreta, etc. [ver programa].Si quieres participar es necesario que rellenes el cuestionario y realices el pago (¡5 euros!).
¡Nos vemos en San Millán!
Y el domingo 28 comienza la II Escuela de Verano de AEDA, en Ezcaray, qué bien.
Saludos
miércoles, 24 de junio de 2015
El oro de la liebre
A finales de abril recomendé este libro en la radio y me quedé con ganas de hacer una nota de lectura algo más desarrollada porque El oro de la liebre, de Baltscheit y Schwarz, en Lóguez, me había gustado mucho mucho. Este post es para quitarme ese picor.
En este libro álbum se nos cuenta una historia de gran sabor tradicional: tras la muerte de la liebre, el animal más rico y más miedoso del bosque, se reúnen todos los animales para leer el testamento, la liebre da todo su oro al animal más miedoso del bosque. En ese momento todos empiezan a compartir sus miedos hasta que, de pronto, aparece el más miedoso entre ellos, alguien que, en verdad, resulta inesperado.
Me parece muy interesante cómo está contada la historia (con texto y con ilustraciones; ay, la mosca), y esas ilustraciones tan particulares, casi como cuadros, como retratos de una galería, hasta que aparece el protagonista final. La secuencia de los miedos es estupenda (uno lleva a otro) y el inesperado "más miedoso del bosque" obliga a romper el hilo narrativo tal cual estaba siendo en ese momento: hay que dejarle más espacio para que nos cuente (y nos convenza) de que es el mayor miedoso del bosque. A partir de ahí la asamblea se disuelve y el final nos atenaza como las sombras, a nosotros, lectores, y al protagonista que se siente vencedor y que nosotros vemos, acaso, como perdedor.
Uno no sabe si esto es una venganza de la liebre o una carambola inesperada, pero lo cierto es que esta historia, como las buenas viejas fábulas también protagonizadas por animales, nos regala materia para rumiar y conversar, ese final es, ciertamente, una fiesta que bien puede continuar cuando cerramos el libro.
Las ilustraciones son también muy interesantes (y en verdad nos muestran a una caterva de animales miedosos) y creo que logran no parecer tan oscuras (a pesar del continuo negro) por la cercanía de los animales y el blanco de las páginas de texto. Un detalle fantástico son esos enormes ojos abiertos de par en par, mirando en la oscuridad, como si el protagonista de los terrores propios estuviera agazapado en la siguiente página... ojos que abre mucho el protagonista del libro ya en la última página, cuando el miedo, de verdad, le está atenazando.
Un libro álbum delicioso. Un cuento estupendo y unas ilustraciones inolvidables. Una lectura que os recomiendo.
Saludos
En este libro álbum se nos cuenta una historia de gran sabor tradicional: tras la muerte de la liebre, el animal más rico y más miedoso del bosque, se reúnen todos los animales para leer el testamento, la liebre da todo su oro al animal más miedoso del bosque. En ese momento todos empiezan a compartir sus miedos hasta que, de pronto, aparece el más miedoso entre ellos, alguien que, en verdad, resulta inesperado.
Me parece muy interesante cómo está contada la historia (con texto y con ilustraciones; ay, la mosca), y esas ilustraciones tan particulares, casi como cuadros, como retratos de una galería, hasta que aparece el protagonista final. La secuencia de los miedos es estupenda (uno lleva a otro) y el inesperado "más miedoso del bosque" obliga a romper el hilo narrativo tal cual estaba siendo en ese momento: hay que dejarle más espacio para que nos cuente (y nos convenza) de que es el mayor miedoso del bosque. A partir de ahí la asamblea se disuelve y el final nos atenaza como las sombras, a nosotros, lectores, y al protagonista que se siente vencedor y que nosotros vemos, acaso, como perdedor.
Uno no sabe si esto es una venganza de la liebre o una carambola inesperada, pero lo cierto es que esta historia, como las buenas viejas fábulas también protagonizadas por animales, nos regala materia para rumiar y conversar, ese final es, ciertamente, una fiesta que bien puede continuar cuando cerramos el libro.
Las ilustraciones son también muy interesantes (y en verdad nos muestran a una caterva de animales miedosos) y creo que logran no parecer tan oscuras (a pesar del continuo negro) por la cercanía de los animales y el blanco de las páginas de texto. Un detalle fantástico son esos enormes ojos abiertos de par en par, mirando en la oscuridad, como si el protagonista de los terrores propios estuviera agazapado en la siguiente página... ojos que abre mucho el protagonista del libro ya en la última página, cuando el miedo, de verdad, le está atenazando.
Un libro álbum delicioso. Un cuento estupendo y unas ilustraciones inolvidables. Una lectura que os recomiendo.
Saludos
viernes, 19 de junio de 2015
Contar cuentos mínimos
La afición que tengo por los cuentos mínimos viene de lejos (esto que sigue ahora es un preámbulo). Tuve la fortuna de estudiar Filología Hispánica con muchos buenos profesores, pero entre ellos destacó uno con el que acabé teniendo algún que otro proyecto común (ay, Borges) y buena amistad, se trata de Antonio Fernández Ferrer. Antonio fue el editor de uno de los primeros libros (si no el primero) publicados en España con una poderosa antología de cuentos mínimos, se trata de La mano de la hormiga (publicado en Ediciones Fugaz), un título agotadísimo. Por aquel entonces yo andaba enredado escribiendo un cuento semanal en la revista local El Decano de Guadalajara y no pocas de aquellas entregas semanales, más que un cuento, eran varios pequeños cuentos (hasta diez) en apenas un folio y medio. El veneno del cuento breve estaba cada vez más presente en mi sangre y, en noviembre de 2002, asistí al II Congreso Internacional de Minificción en Salamanca, donde conocí a maestros de la brevedad literaria como Zavala, Shua, Neuman, Epple, etc.
Allí aprendí mucho, pero sobre todo algo que me resultó de grandísima utilidad en esto de contar cuentos breves: el cuento breve se sirve de recursos más cercanos a los que utiliza la poesía (en su creación y funcionamiento) que a los que utiliza la prosa. (Fin del preámbulo).
Dicho todo esto los cuentos contados también han tenido muchas estancias dedicadas a la brevedad (y no hablo de retahílas y cancioncillas tradicionales, que ahí habría hasta agotar), hablo de cuentos tradicionales como son, por ejemplo, todos los cuentos de nunca acabar, un claro ejemplo de cuento breve de la tradición oral. Pero hay muchos más: sólo tenemos que remontarnos a los colecciones primigenias como el Panchatantra o las Fábulas de Esopo para ver que muchos cuentos que se contaban hace cientos (si no miles) de años, eran breves o brevísimos. En el caso de las fábulas de Esopo la idea que tenemos es que son cuentecitos algo más largos, pero si uno mira la recopilación de Gredos (es mi manual esópico) se da cuenta de que la gran mayoría no pasan de apenas cuatro o cinco líneas.
Sin embargo los textos en la oralidad tienden a estirarse, a crecer, a incluir pasajes autoconclusivos sin perder su esencia (como tan bien explica Héctor en La narración fractal). Así las cosas un cuento breve al ser contado (y por lo tanto al utilizar recursos de oralidad) tiende a dejar de ser breve. Os voy a poner un ejemplo que conozco bien. Allá por 2002 comencé a contar un cuentecito breve recogido en en Cuentos populares británicos, ed. Katharine M. Briggs, publicado por Siruela; el cuento venía a decir, más o menos, así: "Nunca hagas caso de una voz que te susurra en medio de la noche, le susurró una voz en medio de la noche". Quería probar hasta cuánto podía crecer un cuento de este tamaño si le permitía alas al contarlo, si no ceñía bridas, si dejaba que se alimentara con la emoción del público y del juego de ir desplegando sus rincones. He ido contando este cuento durante años, muchos años, y muchas veces (con certeza más de 500 veces). Hoy en día este cuento dura una hora y media, sigo contándolo, de hecho en muchos institutos hago una versión reducida de unos 50 minutos, y a partir de este cuento tengo desarrolladas unas cuatro horas de narración. Fascinante, eh. Bien es verdad que este es el ejemplo extremo que puedo daros, tengo otros cuentos breves que han permanecido breves durante años porque me he obligado a mantener su extensión en un número de minutos que consideraba pertinente (porque, al fin y al cabo, también es necesario tener unos cuantos cuentos breves en repertorio).
Visto esto parece claro que si un cuento breve abandona los parámetros y rudimentos poéticos y se adentra en la prosa oral (asumiendo por tanto los recursos de la oralidad) corre el peligro de dejar de ser breve. Por eso, si se quieren contar cuentos breves (de verdad breves) hay que fijar el texto y dar el peso preciso a cada una de sus (contadas) palabras: pues ese peso específico es significativo en lo que se cuenta (como ocurre en un poema donde una palabra no puede ser cambiada por otra sin alterar todo el significado). Pero esto ha de ser posible en territorios de oralidad (por lo tanto hemos de tener un margen, aunque sea pequeño, de juego para que el texto respire).
Contar cuentos mínimos se convierte por lo tanto en un equilibro complejo entre prosa y poesía, entre escritura y oralidad, un territorio ideal para el reto y el juego. ¿Quién puede resistirse?
Imaginemos un espectáculo de narración oral en el que, a lo largo de una hora, se contaran unos cien cuentos. El problema que esto plantea es que la intensidad de estos textos: con los fogonazos de sus finales, los juegos de palabras que a veces precisan unas décimas de segundo para llegar, la doble atención que requieren (por ser prosa, por ser poesía, por ser breves y condensados, etc.)... se parecería más a una sesión de poemas contados (a lo largo de una hora) que a una sesión de cuentos. En este sentido quizás lo más parecido que he visto ha sido la sesión de Estrella Ortiz de "Cuentopoemas de amor", en verdad una hora y pico de gran intensidad.
Esta intensidad de los cuentos mínimos puede provocar una sensación de agotamiento en el público no entrenado (por esa exigencia de atención), por eso hemos de intentar que haya variación de cuentos, temas y recursos. Esto es lo que sucede en la hora de "Cuentos mínimos" que desde hace varios años se celebra dentro del Maratón de los Cuentos de Guadalajara en la noche del sábado al domingo (de cinco a seis de la mañana). En algo más de una hora decenas de narradores y narradoras cuentan unos 120 cuentos breves, es una traca de cuentos, un fuego de artificio en medio de la noche. Al alternar voces y estilos resulta muy interesante de seguir y disfrutar. Es una experiencia que os recomiendo. Aun así, en esa hora excepcional de cuentos mínimos durante el Maratón también se pueden apreciar algunos de los problemas que contar estos cuentos plantean, aquí van un tres ejemplos:
Allí aprendí mucho, pero sobre todo algo que me resultó de grandísima utilidad en esto de contar cuentos breves: el cuento breve se sirve de recursos más cercanos a los que utiliza la poesía (en su creación y funcionamiento) que a los que utiliza la prosa. (Fin del preámbulo).
Dicho todo esto los cuentos contados también han tenido muchas estancias dedicadas a la brevedad (y no hablo de retahílas y cancioncillas tradicionales, que ahí habría hasta agotar), hablo de cuentos tradicionales como son, por ejemplo, todos los cuentos de nunca acabar, un claro ejemplo de cuento breve de la tradición oral. Pero hay muchos más: sólo tenemos que remontarnos a los colecciones primigenias como el Panchatantra o las Fábulas de Esopo para ver que muchos cuentos que se contaban hace cientos (si no miles) de años, eran breves o brevísimos. En el caso de las fábulas de Esopo la idea que tenemos es que son cuentecitos algo más largos, pero si uno mira la recopilación de Gredos (es mi manual esópico) se da cuenta de que la gran mayoría no pasan de apenas cuatro o cinco líneas.
Sin embargo los textos en la oralidad tienden a estirarse, a crecer, a incluir pasajes autoconclusivos sin perder su esencia (como tan bien explica Héctor en La narración fractal). Así las cosas un cuento breve al ser contado (y por lo tanto al utilizar recursos de oralidad) tiende a dejar de ser breve. Os voy a poner un ejemplo que conozco bien. Allá por 2002 comencé a contar un cuentecito breve recogido en en Cuentos populares británicos, ed. Katharine M. Briggs, publicado por Siruela; el cuento venía a decir, más o menos, así: "Nunca hagas caso de una voz que te susurra en medio de la noche, le susurró una voz en medio de la noche". Quería probar hasta cuánto podía crecer un cuento de este tamaño si le permitía alas al contarlo, si no ceñía bridas, si dejaba que se alimentara con la emoción del público y del juego de ir desplegando sus rincones. He ido contando este cuento durante años, muchos años, y muchas veces (con certeza más de 500 veces). Hoy en día este cuento dura una hora y media, sigo contándolo, de hecho en muchos institutos hago una versión reducida de unos 50 minutos, y a partir de este cuento tengo desarrolladas unas cuatro horas de narración. Fascinante, eh. Bien es verdad que este es el ejemplo extremo que puedo daros, tengo otros cuentos breves que han permanecido breves durante años porque me he obligado a mantener su extensión en un número de minutos que consideraba pertinente (porque, al fin y al cabo, también es necesario tener unos cuantos cuentos breves en repertorio).
Visto esto parece claro que si un cuento breve abandona los parámetros y rudimentos poéticos y se adentra en la prosa oral (asumiendo por tanto los recursos de la oralidad) corre el peligro de dejar de ser breve. Por eso, si se quieren contar cuentos breves (de verdad breves) hay que fijar el texto y dar el peso preciso a cada una de sus (contadas) palabras: pues ese peso específico es significativo en lo que se cuenta (como ocurre en un poema donde una palabra no puede ser cambiada por otra sin alterar todo el significado). Pero esto ha de ser posible en territorios de oralidad (por lo tanto hemos de tener un margen, aunque sea pequeño, de juego para que el texto respire).
Contar cuentos mínimos se convierte por lo tanto en un equilibro complejo entre prosa y poesía, entre escritura y oralidad, un territorio ideal para el reto y el juego. ¿Quién puede resistirse?
Imaginemos un espectáculo de narración oral en el que, a lo largo de una hora, se contaran unos cien cuentos. El problema que esto plantea es que la intensidad de estos textos: con los fogonazos de sus finales, los juegos de palabras que a veces precisan unas décimas de segundo para llegar, la doble atención que requieren (por ser prosa, por ser poesía, por ser breves y condensados, etc.)... se parecería más a una sesión de poemas contados (a lo largo de una hora) que a una sesión de cuentos. En este sentido quizás lo más parecido que he visto ha sido la sesión de Estrella Ortiz de "Cuentopoemas de amor", en verdad una hora y pico de gran intensidad.
Esta intensidad de los cuentos mínimos puede provocar una sensación de agotamiento en el público no entrenado (por esa exigencia de atención), por eso hemos de intentar que haya variación de cuentos, temas y recursos. Esto es lo que sucede en la hora de "Cuentos mínimos" que desde hace varios años se celebra dentro del Maratón de los Cuentos de Guadalajara en la noche del sábado al domingo (de cinco a seis de la mañana). En algo más de una hora decenas de narradores y narradoras cuentan unos 120 cuentos breves, es una traca de cuentos, un fuego de artificio en medio de la noche. Al alternar voces y estilos resulta muy interesante de seguir y disfrutar. Es una experiencia que os recomiendo. Aun así, en esa hora excepcional de cuentos mínimos durante el Maratón también se pueden apreciar algunos de los problemas que contar estos cuentos plantean, aquí van un tres ejemplos:
- Confundir cuento breve con chiste, con coplilla, con un cantar, con una broma... con "cualquier cosa breve vale".
- Contar textos sin una estructura clara de cuento oral (y sin ningún interés para un público de cuentos contados).
- Parece que resulta difícil citar la autoría de los textos (debe ser una cuestión de ritmo, pero no entiendo que tan difícil sea citar a la fuente del microcuento contado).
De cualquier manera esa hora de mínimos es una fiesta por el intercambio de voces, la variación de las propuestas, los enganches entre textos (y entre cuentistas), los hallazgos... Y sobre todo cuentos que son alardes de brevedad en los que uno puede disfrutar con un principio, un nudo y un desenlace en apenas un golpe de aliento. Una delicia.
Sobre esto de la estructura de cuento merece la pena hacer un alto. Un cuento contado suele tener principio, nudo y desenlace, pero hay algunas de estas partes que pueden elidirse: si quitamos el desenlace podría ser un final abierto (cosa que no es muy del gusto de la oralidad pero sí de los textos literarios), si quitamos el principio puede deducirse de las otras dos partes. Incluso se podría elidir principio y nudo si se consigue que el desenlace nos permita reconstruirlos (como pasa con el famoso cuento de Monterroso: "El dinosaurio"). Lo que pasa es que los cuentos breves escritos (como por ejemplo los que escribo en tuíter) no solo son de este tipo con una estructura tan clara, algunos de ellos son imágenes que extrañan lo cotidiano o historias que se desdoblan gracias a juegos de palabras, por ejemplo; esto plantea un nuevo reto: el paso de estos recursos que tan bien funcionan en el texto escrito al territorio oral.
Sobre esto de la estructura de cuento merece la pena hacer un alto. Un cuento contado suele tener principio, nudo y desenlace, pero hay algunas de estas partes que pueden elidirse: si quitamos el desenlace podría ser un final abierto (cosa que no es muy del gusto de la oralidad pero sí de los textos literarios), si quitamos el principio puede deducirse de las otras dos partes. Incluso se podría elidir principio y nudo si se consigue que el desenlace nos permita reconstruirlos (como pasa con el famoso cuento de Monterroso: "El dinosaurio"). Lo que pasa es que los cuentos breves escritos (como por ejemplo los que escribo en tuíter) no solo son de este tipo con una estructura tan clara, algunos de ellos son imágenes que extrañan lo cotidiano o historias que se desdoblan gracias a juegos de palabras, por ejemplo; esto plantea un nuevo reto: el paso de estos recursos que tan bien funcionan en el texto escrito al territorio oral.
De momento hasta aquí estas reflexiones al hilo de contar cuentos breves, seguramente más adelante continuaré con esta cuestión en el blog porque me estoy planteando preparar un espectáculo de narración oral que incluya solo textos brevísimos. Ya os iré contando.
Saludos
martes, 16 de junio de 2015
La narración fractal
Acaba de salir un nuevo libro en Palabras del Candil, se trata de La narración fractal. Arte y ciencia de la oralidad, escrito por Héctor Urién y publicado en la colección de teoría. Estoy muy contento con este libro, tiene reflexiones e ideas muy sugerentes y, caray, ha quedado muy bien. Es un lujo trabajar con gente como Ade, Lourdes, Raquel, JuanMa y José Luis, con ellos no es nada raro que queden libros tan bonicos.
Os animo a que echéis un vistazo a la ficha del libro en el blog de la editorial, seguro que os va a interesar.
Saludos
Os animo a que echéis un vistazo a la ficha del libro en el blog de la editorial, seguro que os va a interesar.
Saludos
lunes, 15 de junio de 2015
Curso de verano
Hay plazo hasta mañana (incluido) para apuntarse al Curso de verano organizado por la Universidad Autónoma de Madrid cuyo título (claro y elocuente) es "El cuento infantil"; está dirigido por Nieves Martín Rogero y yo participo con un taller. Tenéis toda la información en este enlace.
Allí nos vemos.
Saludos
Allí nos vemos.
Saludos
jueves, 11 de junio de 2015
XXIV Maratón de los Cuentos de Guadalajara
Mañana comienza el XXIV Maratón de los Cuentos de Guadalajara, la fiesta mayor de los cuentos contados, de la palabra dicha. En este enlace tenéis mucha información sobre este Maratón de Cuentos, y aquí el programa de esta edición. Por allí nos veremos.
Saludos
lunes, 8 de junio de 2015
Podcast de libros y cuentos
Como sabéis el pasado viernes el amigo y admirado Juan Solo fue despedido de SER Guadalajara. La noticia la supimos un par de días antes por esto que os voy a contar ahora: resulta que el final de semana yo iba a estar contando en Pontevedra (en el festival Sete Falares) y el avión de vuelta coincidía con el momento de la emisión del programa, por lo tanto no teníamos otra opción que grabar un falso directo para emitirlo el lunes siguiente. De entre todas las horas y días posibles sólo nos encajó a primera hora de la tarde del miércoles, aprovechando que yo había ido a grabar con Isra Calzado su programa en SER Castilla La Mancha hablando de cine y cuentos (programa que, tras la movida del despido, pedimos que no se emitiera). Así pues el miércoles por la tarde Juan Solo y yo estuvimos grabando nuestra sección del lunes con la narradora Sonia Carmona como invitada. Al terminar la grabación yo me fui a Azuqueca de Henares donde contaba y Juan se quedó guardando el audio y preparando materiales para próximos "Hoy por hoy". Fue en ese momento cuando llegó el tipo encargado de despedir a Juan (no puedo imaginarme la situación). Cuando yo terminé de contar en Azuqueca recibí un guásap de Juan contándome lo sucedido. El resto, ya lo sabéis.
Esta es pues la última grabación que hicimos Juan y yo en la emisora que ha sido su casa durante 25 años. Hemos decidido publicarlo por consideración a Sonia y porque creemos que aunque esto no se haya emitido en las ondas sigue teniendo sentido publicarlo y compartirlo.
Y no os quepa la menor duda de que vamos a seguir cejando en este empeño nuestro de seguir hablando de libros, cuentos, artículos y cuentos contados. Pero de esto ya hablaremos más adelante, ahora vayamos con el lío.
ARTÍCULO
Hoy no traje artículo ninguno, estuvimos hablando del Maratón de Cuentos de Guadalajara y lo que me propuse enlazar fue esto: información sobre el maratón (historia, datos, artículos...) y la programación de esta edición. No dejéis de echar un vistazo.
LIBROS
El primero de los libros recomendados se titula Una sopa de piedra, de Anaïs Vaugelade, publicado por Corimbo. Hablo sobre este cuento y sobre este libro con mucho mucho detalle aquí.
A continuación traje Diente de León, de Mónica Rodríguez, publicado por Edelvives. Un libro que he disfrutado y que ya he comentado con más detalle también en este blog, echad un vistazo.
LA VOZ INVITADA
Hoy nos acompañó Sonia Carmona, narradora sevillana de origen gitano con amplia formación teatral que lleva muchos años contando cuentos de manera profesional (aquí podéis echar un vistazo a su página web). Hablamos con ella y luego nos contó un cuento gitano, no os lo perdáis.
Como no habéis podido escuchar el programa en la radio aquí os dejo el audio.
Feliz semana de cuento, mucho mucho cuento.
Saludos
Esta es pues la última grabación que hicimos Juan y yo en la emisora que ha sido su casa durante 25 años. Hemos decidido publicarlo por consideración a Sonia y porque creemos que aunque esto no se haya emitido en las ondas sigue teniendo sentido publicarlo y compartirlo.
Y no os quepa la menor duda de que vamos a seguir cejando en este empeño nuestro de seguir hablando de libros, cuentos, artículos y cuentos contados. Pero de esto ya hablaremos más adelante, ahora vayamos con el lío.
ARTÍCULO
Hoy no traje artículo ninguno, estuvimos hablando del Maratón de Cuentos de Guadalajara y lo que me propuse enlazar fue esto: información sobre el maratón (historia, datos, artículos...) y la programación de esta edición. No dejéis de echar un vistazo.
LIBROS
El primero de los libros recomendados se titula Una sopa de piedra, de Anaïs Vaugelade, publicado por Corimbo. Hablo sobre este cuento y sobre este libro con mucho mucho detalle aquí.
A continuación traje Diente de León, de Mónica Rodríguez, publicado por Edelvives. Un libro que he disfrutado y que ya he comentado con más detalle también en este blog, echad un vistazo.
LA VOZ INVITADA
Hoy nos acompañó Sonia Carmona, narradora sevillana de origen gitano con amplia formación teatral que lleva muchos años contando cuentos de manera profesional (aquí podéis echar un vistazo a su página web). Hablamos con ella y luego nos contó un cuento gitano, no os lo perdáis.
Como no habéis podido escuchar el programa en la radio aquí os dejo el audio.
Feliz semana de cuento, mucho mucho cuento.
Saludos
De mi forma de contar
Casi por casualidad he dado con este post en el blog de Carolina Barreira (Lili Cuentacuentos) en el que habla sobre mi forma de contar después de haberme escuchado a lo largo de un día contando cuatro sesiones a edades diferentes. Carolina es muy amable y centra sus reflexiones en algo que me preocupa mucho: como contamos también cuenta.
Me ha gustado (y emocionado, sí), por eso lo traigo al blog, por si queréis echar un vistazo.
Saludos
con Carolina y Beatriz
Me ha gustado (y emocionado, sí), por eso lo traigo al blog, por si queréis echar un vistazo.
Saludos
viernes, 5 de junio de 2015
Juan Solo
Hoy, tras más de 25 años trabajando en SER Guadalajara, han despedido al amigo Juan Solo. Sin explicaciones ni motivos ni razón ninguna. En un quítame allá esas pajas. Adiós a 25 años de trabajo hecho con amor y profesionalidad. Adiós a 25 años siendo la voz más reconocible de esta provincia.
Si seguís este blog sabréis que llevo colaborando con él desde hace mucho tiempo, exactamente comencé a contar cuentos y a recomendar libros en la SER en octubre de 2004, es decir, llevo más de diez años en la emisora colaborando con Juan Solo. Esto me daba el honroso título del colaborador más antiguo en activo (de manera ininterrumpida) en la SER de Guadalajara, y digo me daba porque hoy que han despedido a Juan, obviamente, yo también me voy.
Lo he pasado muy bien trabajando con él, ya fuera en la colaboración semanal en "Hoy por hoy Guadalajara" como en las diarias (en la temporada de 2006-2007 conté un cuento diario). También fueron muy emocionantes las dos temporadas en las que estuve colaborando los finales de semana en SER Castilla La Mancha: los sábados deconstruyendo El Quijote y los domingos contando un mito clásico. Tengo uno de aquellos capítulos grabado aquí, escúchalo y entenderás por qué siempre es una fiesta trabajar con Juan.
En este mismo blog hay 161 entradas con la etiqueta SER, todas ellas son recomendaciones de libros, cuentos, cuentos contados, enlaces, artículos, conversaciones con narradores... y, en los dos últimos años, incluyendo los audios. Nadie nos pedía que hiciéramos este trabajo añadido, pero con gusto lo hacíamos para que todas estas recomendaciones llegaran al mayor número de personas posible. Esta es la entrada 162 y última que lleva dicha etiqueta.
Tengo grabado el programa que se iba a emitir el próximo lunes, un falso directo porque yo estaría volviendo en avión de Pontevedra (donde estoy estos días trabajando y desde donde escribo este post), tengo que hablar con Juan para ver si lo hacemos público o no.
Hoy se ha cerrado una puerta, pero ya se están abriendo otras. Pronto, seguro, habrá más que contar.
Un abrazo amigo Juan, y aquí me tienes para lo que haga falta.
Saludos
Si seguís este blog sabréis que llevo colaborando con él desde hace mucho tiempo, exactamente comencé a contar cuentos y a recomendar libros en la SER en octubre de 2004, es decir, llevo más de diez años en la emisora colaborando con Juan Solo. Esto me daba el honroso título del colaborador más antiguo en activo (de manera ininterrumpida) en la SER de Guadalajara, y digo me daba porque hoy que han despedido a Juan, obviamente, yo también me voy.
Lo he pasado muy bien trabajando con él, ya fuera en la colaboración semanal en "Hoy por hoy Guadalajara" como en las diarias (en la temporada de 2006-2007 conté un cuento diario). También fueron muy emocionantes las dos temporadas en las que estuve colaborando los finales de semana en SER Castilla La Mancha: los sábados deconstruyendo El Quijote y los domingos contando un mito clásico. Tengo uno de aquellos capítulos grabado aquí, escúchalo y entenderás por qué siempre es una fiesta trabajar con Juan.
En este mismo blog hay 161 entradas con la etiqueta SER, todas ellas son recomendaciones de libros, cuentos, cuentos contados, enlaces, artículos, conversaciones con narradores... y, en los dos últimos años, incluyendo los audios. Nadie nos pedía que hiciéramos este trabajo añadido, pero con gusto lo hacíamos para que todas estas recomendaciones llegaran al mayor número de personas posible. Esta es la entrada 162 y última que lleva dicha etiqueta.
Tengo grabado el programa que se iba a emitir el próximo lunes, un falso directo porque yo estaría volviendo en avión de Pontevedra (donde estoy estos días trabajando y desde donde escribo este post), tengo que hablar con Juan para ver si lo hacemos público o no.
Hoy se ha cerrado una puerta, pero ya se están abriendo otras. Pronto, seguro, habrá más que contar.
Un abrazo amigo Juan, y aquí me tienes para lo que haga falta.
Saludos
jueves, 4 de junio de 2015
Sopa de piedra
Llevo unas horas enredado buscando por mi biblioteca en colecciones de cuentos para ver si encontraba alguna buena vieja versión del cuento tradicional de "Sopa de piedra". Seguramente conozcáis este texto tradicional que ha sido muy contado y difundido por Europa durante siglos, si no os suena podéis asomaros a esta versión que recoge la web de CiudadSeva. Me pareció recordar que existía alguna versión en el Panchatantra o entre las Fábulas de Esopo, pero nada, no di con ella. Luego estuve buscando a través del catálogo tipológico (tiene asignado el número ATU 1548 dentro de la categoría "el hombre listo") y busqué por algunos de los que tengo en casa (el de Chevalier y Camarena solo tienen publicado hasta el número ATU 996, una desgracia), como por ejemplo el del cuento folklórico aragonés De la chaminera al tejao, de Carlos González, pero nada, ahí tampoco di con él. Luego empecé a buscarlo en algunas colecciones de cuentos (Los cuentos de Ahigal, de José María Domínguez; Los cuentos tradicionales de León -vol II- de Julio Camarena; etc.) y, como empezáis a sospechar, tampoco encontré nada. Pero insistí, porque me sonaba que en algún momento yo había contado en la radio alguna versión de este cuento y, ¡eureka!, di con él en los Cuentos castellanos de tradición oral de Joaquín Díaz y M. Chevalier (aquí está el audio con la grabación).
Seguí buscando y, ya metido en el blog, entré en la red. Allí di con una web de una revista que se llama así "Sopa de piedra" (Stone Soup) y que es una revista en la que se publican cuentos de niños, pero en la que también hay bastante información sobre este cuento. De hecho tienen un post con la historia que han podido recoger de las publicaciones más antiguas en las que aparece este cuento. Ahí afirman que la versión escrita más antigua que hay es de 1720 publicada por Madame de Noyer (y luego hay algunas más en Francia y en Inglaterra -la primera en 1808).
En este punto, como os podéis imaginar, ya estaba completamente perdido. Si este es un cuento que es tan conocido y tan difundido ¿cómo es posible que hasta 1720 no hubiera ninguna versión publicada? Habiendo como había tantos libros que contenían cuentos (sobre todo ejemplarizantes y didácticos como este) resultaba en verdad difícil de creer que no hubiera una versión escrita anterior. Así las cosas seguí enredado entre libros hasta que por fin encontré un dato interesante, fue en el libro de Maxime Chevalier: Cuentos folklóricos españoles del Siglo de Oro, publicado en la editorial Crítica, concretamente en su página 296 había referencias a dos versiones de este cuento publicadas: Gonzalo Correas escribió en su enciclopédico tratado Vocabulario de refranes de 1627 el cuento para explicar el refrán: "No hay tal caldo como el zumo del guijarro" (en la p. 243); y Pedro González de Godoy, en 1682, en su Discursos serio-jocosos sobre el agua de la vida (p. 116) también incluyó otra versión.
Seguro que si hubiera seguido buscando habría dado con más variantes, esto sólo es para que veáis que en un ratillo se puede dar con bastante información sobre un cuento tradicional.
Seguro que si hubiera seguido buscando habría dado con más variantes, esto sólo es para que veáis que en un ratillo se puede dar con bastante información sobre un cuento tradicional.
A estas alturas os preguntaréis por qué he pasado estas horitas así enredado. Bueno, aquí va el motivo: hace una semanas vi una nueva versión de "Sopa de piedra" que acababa de publicar una editorial especializada en libros álbum. Esa editorial tenía ya, de hecho, en su catálogo, al menos otro libro con ese mismo cuento. Pero no solo esa, sino muchas otras editoriales especializadas en libros álbum o en literatura infantil y juvenil incluyen en sus catálogos este título. Y en la gran (abrumadora) mayoría no citan en ninguna parte del libro que es un cuento basado en un texto de la tradición oral. Algunas lo hacen en sus webs, pero para mí eso no es suficiente: no cuesta nada poner en el libro, entre los créditos: "basado en un cuento tradicional". Pero, incomprensiblemente, no lo hacen.
En principio esto es un asunto que me entristece: tanto autores como editores deben ser conscientes del origen de sus textos, de las fuentes de las que beben y, opino, deben señalarlo en el propio libro. Es lo mínimo que se ha de hacer, por respeto al texto, a la tradición y a la cadena de autores que han permitido que llegue hasta las páginas de sus catálogos.
Dicho esto también invito a hacer una reflexión sobre este otro asunto: para hacer una sopa de piedra inolvidable además de la piedra, el caldero y el agua hacen falta muchos otros buenos condimentos. Exactamente igual sucede con la tradición oral: un texto tradicional (que podríamos considerar como la piedra en la caldera de sopa) se va cocinando a fuego lento y va sumando sabor con los ingredientes que el narrador, el público, el escritor, el editor... van añadiendo al caldo. Pero si los ingredientes son insulsos, desnaturalizados, hueros... la sopa sólo sabrá a agua templada y terrosa, o peor aún, a agua estancada e insana.
Este asunto lo conocemos bien quienes nos dedicamos a contar cuentos: el respeto por el texto, por la cadena de autores, por las variantes y posibilidades, ahondar en sus significados, conocer bien sus resortes... es lo mínimo que hay que hacer cuando uno decide contar un cuento (máxime si es de tradición). Y si lo que vas a contar empobrece el texto entonces, sencillamente, no lo cuentas (mira aquí). De hecho esto llevado al extremo (hablo ahora a título personal) implica que cuando veo a otro compañero o compañera que cuenta un cuento que yo también cuento pero considero que él/ella supera mi versión yo dejo de contarlo.
Sin embargo esto no parece atañer al mundo del libro y la edición. Por eso hago desde aquí un llamamiento: señores y señoras editores, señores y señoras autores, si van a publicar una versión (o van a hacer una reescritura personal) de un cuento tradicional lo mínimo que han de hacer es conocerlo bien, profundamente, buscar sus variantes, ahondar en su esencia y, si finalmente creen que han dado con ello, escríbanlo y pruébenlo con detenimiento y sin prisa antes de publicarlo. Huyan de las manipulaciones interesadas que desnaturalizan los cuentos tradicionales, de plegar el cuento a lo políticamente correcto, de escribir versiones insulsas, mediocres, planas, o para lectores a los que consideran estúpidos. Un poco de respeto por los textos de tradición oral, por favor.
Y ya para terminar este post de hoy (que va siendo largo), traigo aquí la que, desde mi punto de vista, es la mejor versión que se ha publicado en los últimos años de este cuento, un libro álbum maravilloso de Anaïs Vaugelade titulado Una sopa de piedra y publicado por Corimbo (¡en 2001!). Vaya por delante el inconveniente: tampoco aquí se indica que este cuento está basado en un texto de tradición (en fin). Eso sí, la propuesta de Anaïs es extraordinaria: en vez de un soldado pobre que llega a una aldea quien aparece en medio del invierno es el lobo viejo y desdentado que pretende hacer una sopa (de piedra o de gallina, la cosa no está muy clara). El juego de silencios entre los animales (las miradas de soslayo del viejo lobo son fantásticas), la llegada de los otros animales a la casa de la gallina y que van pasando de la desconfianza a la sopa, el plan del lobo que no queda claro del todo y que finalmente se rinde ante la calidez del grupo, la sopa deliciosa y la marcha del lobo (para no volver porque lo ha pasado bien y él en realidad quería comer otra cosa...), el final inquietante tras la última página... todo esto hace un caldo delicioso. Y si además le sumamos unas ilustraciones generosas, limpias, precisas, maravillosas y un texto extraordinario, el resultado es un libro álbum que, inspirado en el cuento tradicional, se enriquece con la propuesta de personajes animales (con una psicología ya muy definida por la tradición, como es el caso del lobo malo), con esa otra historia que está pasando en las ilustraciones y que mantiene a lo largo de todo el cuento una tensión narrativa extraordinaria.
Una versión insuperada, desde mi punto de vista, entre las propuestas de "Sopa de piedra" que se han publicado en los últimos años en formato libro álbum. Echen un vistazo, les va a encantar.
Saludos
Este asunto lo conocemos bien quienes nos dedicamos a contar cuentos: el respeto por el texto, por la cadena de autores, por las variantes y posibilidades, ahondar en sus significados, conocer bien sus resortes... es lo mínimo que hay que hacer cuando uno decide contar un cuento (máxime si es de tradición). Y si lo que vas a contar empobrece el texto entonces, sencillamente, no lo cuentas (mira aquí). De hecho esto llevado al extremo (hablo ahora a título personal) implica que cuando veo a otro compañero o compañera que cuenta un cuento que yo también cuento pero considero que él/ella supera mi versión yo dejo de contarlo.
Sin embargo esto no parece atañer al mundo del libro y la edición. Por eso hago desde aquí un llamamiento: señores y señoras editores, señores y señoras autores, si van a publicar una versión (o van a hacer una reescritura personal) de un cuento tradicional lo mínimo que han de hacer es conocerlo bien, profundamente, buscar sus variantes, ahondar en su esencia y, si finalmente creen que han dado con ello, escríbanlo y pruébenlo con detenimiento y sin prisa antes de publicarlo. Huyan de las manipulaciones interesadas que desnaturalizan los cuentos tradicionales, de plegar el cuento a lo políticamente correcto, de escribir versiones insulsas, mediocres, planas, o para lectores a los que consideran estúpidos. Un poco de respeto por los textos de tradición oral, por favor.
Una versión insuperada, desde mi punto de vista, entre las propuestas de "Sopa de piedra" que se han publicado en los últimos años en formato libro álbum. Echen un vistazo, les va a encantar.
Saludos
miércoles, 3 de junio de 2015
Contar en Sete Falares
El próximo final de semana estaré contando en Pontevedra dentro de la programación del festival SETE FALARES. Si quieres saber cuándo, dónde y para qué público cuento echa un vistazo aquí, aunque el festival tiene un completo programa con cuentistas venidos de muchos lugares, mira mira. Más información en su web o en este artículo en la web de AEDA.
Si andas cerca será un placer contarte.
Saludos
Si andas cerca será un placer contarte.
Saludos
lunes, 1 de junio de 2015
Hoy en la SER
Hoy es lunes y, como todos los lunes, pasé por SER Guadalajara para hablar con el amigo Juan Solo de libros y cuentos. Hoy además estuvo de visita por la emisora la narradora salmantina Soraya HG. Pero vayamos con el lío.
ARTÍCULO
Para comenzar traje a la emisora un artículo propio (en fin, estas cosas pasan) titulado "De cuentos obscenos y vergonzantes". Lo he escrito para el Boletín n.º 32 de AEDA que ha coordinado Almudena Francés y que lleva como línea temática: Los cuentos nos unen. En principio este texto habla de los cuentos procaces de tradición oral y su pervivencia fuera del foco público, casi en los márgenes. Pero quizás será mejor que lo leáis a ver qué os parece.
LIBROS
El libro álbum de hoy está escrito por Jean-Marc Derouen e ilustrado por Laure du Fay, se titula ¡Voy a comedte!; está traducido por Miguel Ángel Mendo y publicado por la editorial Kókinos. Es un librito alegre donde el malo acaba burlado y los más débiles salen victoriosos (y con un final sorpresivo que alcanza hasta la guarda del propio libro). Es garantía de un rato de diversión en compañía de los más pequeños.
Para continuar traje otro libro de cuentos de Andrés Neuman (ay, sí, estoy algo vehemente con este autor que me rechifla), se trata de Hacerse el muerto, publicado por la editorial Páginas de espuma. Un libro que he disfrutado de lo lindo y que fue uno de los protagonistas del encuentro con Neuman en Alicante, pero mejor echad un vistazo aquí donde hablo con más detalle de este libro.
LA VOZ INVITADA
Hoy nos acompañó en la emisora Soraya HG, narradora salmantina que comenzó a contar trabajando con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y que lleva un par de años junto con su compañera Rebeca Martín poniendo en pie UnPuntoCurioso, una empresa dedicada al fomento de la lectura y la narración, un empeño que no parece sencillo y más en estos tiempos que corren. Hablamos de esto y mucho más con Soraya. Y por supuesto nos contó un cuento (¡uno de nuestros favoritos!, no dejéis de escuchar el audio).
Aquí tenéis el audio del programa de hoy.
Feliz semana de cuento.
Saludos
ARTÍCULO
Para comenzar traje a la emisora un artículo propio (en fin, estas cosas pasan) titulado "De cuentos obscenos y vergonzantes". Lo he escrito para el Boletín n.º 32 de AEDA que ha coordinado Almudena Francés y que lleva como línea temática: Los cuentos nos unen. En principio este texto habla de los cuentos procaces de tradición oral y su pervivencia fuera del foco público, casi en los márgenes. Pero quizás será mejor que lo leáis a ver qué os parece.
LIBROS
El libro álbum de hoy está escrito por Jean-Marc Derouen e ilustrado por Laure du Fay, se titula ¡Voy a comedte!; está traducido por Miguel Ángel Mendo y publicado por la editorial Kókinos. Es un librito alegre donde el malo acaba burlado y los más débiles salen victoriosos (y con un final sorpresivo que alcanza hasta la guarda del propio libro). Es garantía de un rato de diversión en compañía de los más pequeños.
Para continuar traje otro libro de cuentos de Andrés Neuman (ay, sí, estoy algo vehemente con este autor que me rechifla), se trata de Hacerse el muerto, publicado por la editorial Páginas de espuma. Un libro que he disfrutado de lo lindo y que fue uno de los protagonistas del encuentro con Neuman en Alicante, pero mejor echad un vistazo aquí donde hablo con más detalle de este libro.
LA VOZ INVITADA
Hoy nos acompañó en la emisora Soraya HG, narradora salmantina que comenzó a contar trabajando con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y que lleva un par de años junto con su compañera Rebeca Martín poniendo en pie UnPuntoCurioso, una empresa dedicada al fomento de la lectura y la narración, un empeño que no parece sencillo y más en estos tiempos que corren. Hablamos de esto y mucho más con Soraya. Y por supuesto nos contó un cuento (¡uno de nuestros favoritos!, no dejéis de escuchar el audio).
Aquí tenéis el audio del programa de hoy.
Feliz semana de cuento.
Saludos