Carles, Fran y los amigos de La Luna se han encargado de hacer de este café un paraíso para la palabra, al que acude un público hambriento de historias, respetuoso, formado, crítico y entregado desde el primer momento, un público que se va renovando pero en el que es fácil encontrar a gente que lleva muchos, muchos años yendo a escuchar cuentos.
Son pocos los lugares a los que uno va a contar sabiendo que lo va a pasar en grande, que va a disfrutar de lo lindo. Pocos los lugares en los que los cuentos están tan a gusto y dan tanto de sí. Pocos los lugares en los que un narrador puede deslizarse libremente en palabras explorando su propia voz hasta los recovecos más insospechados.
El Café La Luna es uno de esos lugares; capital destacada y siempre presente en todos los mapas del pequeño País de la Palabra, de las secretas comarcas de la Tierra Oral.
Y está en Logroño, oiga, a un paso. No hay excusas: si te gusta la palabra dicha, el cuento contado, la voz que encandila, el Café La Luna es un lugar al que hay que ir. Y volver a ir. Y no dejar de ir y de volver.
Gracias Carles, Sonia, Fran, Luis... gracias lunáticos. Gracias por otra noche hermosa e intensa.
Gracias por otra noche feliz.
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