Aquí van unas cuantas denominaciones, las más usuales:
- Cuentacuentos. Es un término moderno, calco semántico de la palabra inglesa storyteller. Un término redundante y que, hoy en día, está bastante connotado: una actividad para niños, barata, de mala calidad... puedes ver más en este post de Carles García Domingo. Está bastante popularizado como se puede ver en la Wikipedia, pues es el término al que se redirigen otras búsquedas relacionadas (prueba a buscar cuentista en la Wikipedia). No aparece en el DRAE.
- Narrador oral. Término bastante difundido entre quienes cuentan y proveniente de ámbitos más cercanos a lo literario y la teoría de la literatura (puedes ver un ejemplo aquí). En el DRAE no existe la opción (con entidad propia) de narrador+oral. Quienes contamos tenemos que especificar así, narrador y oral, para diferenciarnos del narrador literario (el que cuenta la historia que está escrita en una novela, por ejemplo). Es un término con bastante aceptación entre los profesionales y cada vez más conocido, también más prestigiado y asociado a sesiones de cuentos para adultos. Tiene una variante en el término narrador oral escénico, que define a una escuela de narradores vinculada al cubano Francisco Garzón Céspedes.
- Cuentista. Término tradicional: el que suele narrar/contar o escribir cuentos. Palabra con gran recorrido histórico que ha estado connotado, así, "ser un cuentista" implicaba ser un exagerado, un mentiroso (3ª acepción del DRAE), pero que igual que otras palabras connotadas (como payaso) está siendo rehabilitada. Tiene además una variante prestigiosa en la figura de los escritores de cuentos (generalmente para adultos), así, son cuentistas autores como Borges, Cortázar, etc. (2ª acepción del DRAE). Lo interesante es que en su primera acepción (en el DRAE) habla de "persona que acostumbra a contar enredos, chismes o embustes", incluyendo pues el verbo contar, inequívocamente oral.
- Cuentero. Variante de cuentista proveniente Iberoamérica. El DRAE remite a cuentista y hace referencia al origen cubano del término.
- Contador de historias (o Contador). Interesante palabra que va tomando posiciones y cada vez es más utilizada, las dos primeras (de las nueve) acepciones del DRAE son apropiadas (Que cuenta. Novelero, hablador), pero lamentablemente esta palabra tiene más vinculación con términos matemáticos y contables, y parece no afirmarse. Tampoco tiene entidad unitaria en el DRAE el concepto contador+de+historias (como sucedía con narrador oral).
- Hablador. Apenas utilizado, término proveniente de países iberoamericanos y difundido sobre todo gracias a la novela de Mario Vargas Llosa, El hablador.
- Relator de historias. Término poco usado, proveniente de otros ámbitos (congresos, radio, etc.) más cercana a contar hechos o sucesos verídicos, no ficticios.
Pero es que casi 10 años antes, en 1995, en las Jornadas sobre Literatura Oral organizadas por la Asociación de Amigos del Libro y coordinadas por Jorge Rioboo, Arcadio Lobato lanzó esta cuestión a la mesa de debate y, como se puede ver en este enlace, las respuestas fueron variadas (ninguna hacía referencia a "narrador oral", todavía poco difundido en ese momento, y una interesante defensa de Jaime García Padrino de la palabra cuentista).
Mi opinión al respecto.
Yo soy de los que prefieren la palabra cuentista: por la hondura de su trayectoria histórica, por lo que evoca, por su cercanía con los términos artista o cuento, por su definición. Soy cuentista. Veo también cercanas a mi idea del oficio los términos de narrador oral y contador de historias.
No me identifico con cuentero, ni relator, ni hablador (lejanas de mí por razones geográficas o semánticas).
Y me siento totalmente ajeno al término cuentacuentos, tan despectivo y manoseado, tan utilizado (mal-utilizado). No soy cuentacuentos. Soy cuentista. Cuentista, por favor.
Saludos
PD: hoy (22junio2012), muchos meses después de este post, compruebo que el DRAE va a incluir en su próxima edición (la vigésimo tercera) el término "cuentacuentos". Como si no hubiera maneras en español de nombrar a los que nos dedicamos a esto. En fin.
[PD: no dejes de echar un vistazo a los interesantes comentarios al post]
Difícil cuestión, efectivamente. Yo personalmente me quedo con Narrador oral, porque define sin connotaciones indeseadas lo que es nuestro trabajo. Cuentista me trae ecos negativos, a pesar de como dices, tiene una parte prestigiosa, pero más asociada a la literatura escrita que a la oral. Lo mío es fundamentalmente la oralidad, y prefiero un término que me abarque por completo y sin dobles sentidos. Con lo que estoy de acuerdo (a pesar de que no se me erizan los pelos del lomo cuando la oigo, como a Carles, jajaja), es que "cuentacuentos" es un disparate lingüístico feo, reiterativo y cacofónico. A ningún pintor le gustaría que le llamaran "pintacuadros", a un músico "tocamúsicas" o a un cantante "cantacanciones". Nuestra herramienta es el idioma, y en castellano los oficios no se nombran así. El nuestro tampoco.
ResponderEliminarDando vueltas al asunto. No me lo había planteado nunca, pero acabo de darme cuenta de que en castellano, cuando se quiere hacer un término peyorativo sobre una actividad, se construye de la misma forma que "cuentacuentos". 3ª persona del singular del presente de indicativo del verbo que corresponde a la acción + sustantivo. Hay muchos ejemplos: cantamañanas, matasanos, pintamonas, destripaterrones, chupatintas, picapleitos, pelagatos, tuercebotas, robaperas... Antes decía que un oficio jamás tiene esa estructura, pero es peor, es que siempre son términos insultantes. ¿Es lo mismo un vendedor de motos que un "vendemotos". No, el primero es un señor cuyo trabajo consiste en vender vehículos de dos ruedas a motor. El segundo es un estafador. Cuentacuentos no solo es un "palabro", es que tiene la estructura de un insulto. Mira tú.
ResponderEliminarJajaja, acabo ya, de verdad. Hay otro tipo de sustantivos que en castellano responden a esa construccíon, pero son máquinas o utensilios: quitanieves, lavavajillas, sacapuntas, pintalabios, sacacorchos, pelapatatas, limpiacristales... Conclusión: La palabra cuentacuentos sería correcta solamente referida a una máquina, robot o artilugio capaz de narrar historias. Aplicada a una persona podría resultar ofensiva.
ResponderEliminarAlberto, como siempre, muy interesantes, atinados y enriquecedores tus comentarios. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Pep, alberto... entre el post y los comentarios me habéis iluminado. Yo siempre me defino como narradora (oral y por escrito) y aunque nunca lo había razonado como Alberto, cuentacuentos es una palabra que me duele, sin embargo la incluyo en mi blog para que me encuentren pues es un termino que se ha extendido como un reguero de pólvora, luego en el cara a cara me explico e intento convencer.
ResponderEliminarGracias a ambos
Usuaria: Pues a mí me gusta cuentacuentos, porque suma contar, que es bonito y cuentos, que más.Y porque es una palabra que vosotros/as habéis llenado contenido positivo y mágico. ¡Jamás hubiera sospechado que lo tomabais como un insulto!!!
ResponderEliminarMuy interesante este post y los comentarios, en lo personal me siento más identificado con Narrador Oral y/o Cuentero. Por estos de lados de América lo de cuentista no le he escucha mucho.
ResponderEliminarMe parece también interesante el que se utilice el término de "Iberoamérica", por acá no nos sentimos ibéricos.
Cuentista, si señor. Así es como me defino desde hace tiempo, en mis tarjetas, en mi blog, cuando me presento... soy cuentista. Generalmente la reaccción es la risa o la sonrisa, asociada a esa connotación de embustera, lianta, mentirosa... pero qué hacer, si algo de cierto hay.
ResponderEliminarMás cierto es que me identifico con ella por su sencillez y exactitud mejor que con ese horrible palabro ("cuentacuentos"). Me parece maravilloso tener por oficio el de cuentista, pues no sólo cuento los cuentos, también los invento, los busco, los estudio, los analizo,los reconstruyo, los adorno, los pulo...
Susana Fú
Usuaria anónima, no lo tomamos como un insulto, al menos yo no, pero sí es un término muy denostado, vaciado de contenido. La palabra es fea y redundante y el uso (y abuso) la han connotado negativamente para muchos de nosotros que no nos sentimos, para nada, identificados con ella, aunque sigamos siendo "cuentacuentos" para muchos.
ResponderEliminarWayqui, los países iberoamericanos son los países de América que pertenecieron en algún momento a los reinos de España o Portugal. En fin, creo que el término es correcto. Si se te ocurre otro mejor, ya me dices.
Un saludo y muchas gracias a todos y todas por enriquecer con vuestros comentarios este post.
Para mí, "cuentacuentos" es una palabra humilde, pero no negativa de por sí. En la escuela (y en la infancia en general) se cuenta mucho, pero de dos maneras; "contar" es tanto hacer cuentas (matemáticas) como narrar historias. Por eso necesita un complemento que aclare. "Contar cuentos" es el sintagma normal y plenamente correcto, aunque no sea un ejercicio de estilo. Es la manera usual de llamarlo ante los niños: "¿quieres que te cuente un cuento?". De ahí a que la persona que lo haga se llame "cuentacuentos" hay solo un paso. ¿Podría haberse llamado "cuentista" o al menos "contador (de cuentos)"? Tal vez sí. Pero a mi juicio no por eso tiene nada de disparate lingüístico, en contra de lo que dice Alberto.
ResponderEliminarResulta curioso buscar "cuentista" en el CORDE (el corpus de textos españoles de la RAE). Hasta 1900, solo aparece tres veces, por 200 de "narrador". Dado que la lengua es a veces muy lenta, porque en la cultura en general la herencia explica mucho, quizá eso contribuya a aclarar que no se recurriera a ella cuando se la necesitó, a pesar de que tiene lógica semántica y etimológica.
Por otro lado, la perspectiva cambia mucho cuando hablamos de la narración para adultos (y probablemente, para chavales y jóvenes). Pero si vemos el oficio desde los ojos de los niños (pongamos, de 4 años), lo que hacemos es "contar cuentos" y que haya una palabra que lo resuma con un traslado directo, a mí no me parece mal. Personalmente, el típico "¿Tú eres el cuentacuentos?" previo a la sesión nunca me ha despertado ninguna sensación negativa.
De nuevo, el tema cambia cuando hablamos no ya de otro público, sino de la relación laboral. Para muchos ayuntamientos y otros empleadores o contratantes, lo del "cuentacuentos" va con el "vendepipas" o el "inflaglobos" y nos dan un trato similar al que recibe el "payaso" en el mal sentido de la palabra. Ahí sí veo que nos conviene otra elección léxica.
Abrazos
Hola, me interesa dar mi opinión acerca de este asunto.
ResponderEliminarYo no sé por qué pensáis que el término cuentacuentos es peyorativo, no sé qué mala experiencia habréis tenido de Despeñaperros para arriba. Yo por lo que puedo aportar, un cuentacuentos, aquí, en el sur, es todo un acontecimiento, y si no que se lo digan a Pepepérez que hace unos días acudieron, pagando su entrada, unas seiscientas personas al jardín botánico de córdoba para verlo.
Eh, es verdad que el término es una mala traducción del inglés y que el lenguaje tiene vida propia, en España teníamos la palabra balompìé pero se impone el fútbol. Todos sabemos lo que es el fúting pero ni siquiera existe en inglés.
Yo estoy más con Cadaval al respecto cuando dice que "cuentacuentos no, porque le suena a sacacorchos".
Mi experiencia es la siguiente: cuando empecé en esto e iba a los coles decían "ya está aquí el payaso" o " ya ha venido el animador"... Que me perdonen los payasos y los animadores pero a mí me ofendía mucho más estos términos. Ahora dicen cuentacuentos, y hasta la gente cuando me ve llegar me reconoce "Oye, tú eres el cuentacuentos, ¿no?". Es curioso porque ya tengo hasta cara de cuentacuentos. ¿Cómo me la voy a quitar ahora? ¿Afeitándome?
Explicarle a una persona, hace veinte años a qué te dedicabas era una odisea: ahora, aquí, en el sur, dices cuentacuentos y la gente te abraza.
Este finde precisamente, estábamos de marcha en una disco, y conocí a un muchacho como de 40 años que al saber que eramos cuentacuentos se emocionó, "había oído que existían pero no había visto nunca a ninguno", son palabras textuales del muchacho, así que le dije, "si quieres puedes tocarme". Y nos abrazó y no me sentí ofendido, si no más bien exótico.
El problema con el término no lo tiene el público, sino todo el elenco que se ha querido aprovechar de esta profesión para ganar dinero sin tener ni idea (Lo mismo le pasó a los payasos). Ser actor, animador, editor, ensayista, autor de cuentos, gestor cultural, tallerista, mago, malabarista, titiritero, payaso, funambulista, showman etc etc. No es ser cuentacuentos (o cuentista, narrador, o como quieras...) Todos los que hemos vivenciado esta profesión de manera intensa lo sabemos.
Y la culpa de esa supuesta connotación negativa del término la tenemos nosotros porque lo hemos permitido.
Para mí, lo admita el drae o no, sean históricos o no, el término de uso, como diría María Moliner, es cuentacuentos. No me imagino a nadie decir "Mira, ahí viene el cuentista", o mejor aún: "Ahí viene el narrador oral". La verdad, es que me hace hasta gracias pensarlo, sería marciano para mí. A mí cuentista, narrador, etc... Me suena a eufemismo.
Además vosotros mismo con este tipo de artículos estáis ayudando a hundir más el término. (Porque tus palabras, Pep, para ser un estudio, de objetivas no tienen nada. Lo colocas en primer lugar y hablas mal del término porque no te interesa profesionalmente.)
[sigue en el próximo comentario]
[continúa del comentario anterior]
ResponderEliminarCuando llego a un lugar a hacer mi función y me dicen dónde me voy a cambiar, intuyo que alguien anteriormente se ha disfrazado y ha contado cuentos en ese mismo lugar. Entonces yo a esa persona le explico que un cuentacuentos no es una persona disfrazada de personaje de cuento (por ejemplo) Y así voy haciendo mi pequeña campaña de recuperación de mi dignidad. Sin embargo, vosotros hacéis todo lo contrario.
Yo soy cuentacuentos, y es lo que digo que soy ¿por qué queréis acabar con mi profesión? Si tú quieres ser cuentista, me parece muy bien, lo que no entiendo es por qué tienes que decir que soy barato y de mala calidad.Y sobre todo, ¿por qué es peor contar para niños que para adultos? ¿Por qué no explicáis que haciendo catas de vino o presentando libros, o haciendo juegos de magia, es complicado definir o entrever al cuentacuentos?
Como dije antes, entre paréntesis, a los payasos les pasó lo mismo. Y creo que actualmente han superado esa crisis. Ahora se llaman clown, y le da mucha más categoría. Pero casi todos prefieren llamarse payasos.
Insisto en que por mucho nombre elegante que uno se ponga, si el trabajo de uno es una mierda será una mierda siempre. Y no creo que esos programadores que rechazan el término, sea el término precisamente lo que no les gusta, sino al supuesto individuo que ha asumido el término.
Bien, para terminar, me gustaría exponeros un dicho que se dice por aquÍ: "Mientes más que la wikipedia". Y "la wikipedia tiene menos credibilidad que el nuevo diccionario de la academia de historia".
Abrazos
Hola Juan, ya te he contestado en las listas pero dejo aquí constancia también:
ResponderEliminar-este post, al ser escrito por mí, no es algo objetivo, es subjetivo, parte de mi experiencia, de mi observación y reflexión. En ningún momento he querido hacer algo aséptico, de hecho al final digo claramente lo que pienso de toda la cuestión.
-coincido contigo (aunque no haya incidido en ello para no hacer demasiado largo el post) en que lo que dignifica el oficio es nuestro trabajo, más allá de cómo nos llamen o nos denominemos.
-en ningún momento he pensado que el trabajo para niños sea menor, ni lo he dicho así. Más al contrario, soy de los que piensan que el trabajo para niños es igual o más complejo que el que se hace con otros públicos.
Por otro lado, me encanta que haya puntos de vista diversos y que se genere debate sobre esta cuestión, que, como decía al inicio del post, no creo que nunca vaya a cerrarse. Me parece estupendo que cada uno defienda sus puntos de vista y se denomine cómo considere, en ningún momento yo he querido imponer ninguna denominación, faltaría. Sólo defiendo la que me gusta y argumento por qué.
Que siga el debate.
Saludos
Pues yo sigo con mi idea. Y la comento, y por favor, que nadie se sienta ofendido, porque solo hablo del lenguaje, que es un tema que me apasiona, no del trabajo, ni de la profesión, ni de la calidad, ni quiero faltar al respeto. En nuestro idioma no se da nombre a un oficio juntando las palabras que definen la actividad. Un conductor no es un "conduceautobuses". Podéis decirme que el lenguaje está vivo y que si se adopta como uso común es lo que vale, y yo estaré de acuerdo, y ya está, y si no me gusta no tiene importancia alguna. Cuando he escrito que en castellano de hace así cuando se quiere hacer un término peyorativo, no es porque yo me ofenda si me llaman cuentacuentos, ni mucho menos, solo he constatado un hecho innegable, y he puesto varios ejemplos. Solo hay dos trabajos que yo haya encontrado (por favor, añadid más si me quedo corto) en los que se junten verbo y sustantivo para dar nombre al oficio: son limpiabotas y lavaplatos. ¿Es indigno, es peyorativo ser limpiabotas? por supuesto que no, pero no es lo normal nombrar así un oficio, y en el caso que nos ocupa, es un neologismo que proviene de una mala traducción. Solo digo eso. Además, es una palabra que nombra tanto a la actividad como a la persona que la realiza (preguntad a Joxemari, escribió algo al respecto). Es un término por tanto inexacto. Como comentó Juan que dice Quico: "me suena a sacacorchos". Eso también lo he dicho. A sacacorchos, a pelagatos o a "cantacanciones". También a ave (quebrantahuesos, chotacabras, picapinos, papamoscas), o a ¡personaje de cuento, tócate los cojones! (Arrancapinos, Allanamontes...). Pero no para mi oficio. No me pega, no lo siento, no me retumba dentro, no me parece correcto, no me emociona... ¿Juzgo con ello a las personas que sí sienten que esa es la palabra con la que se identifican?. No, por favor. Nada de eso. Ni estoy llamando pájaro, ni artefacto, ni personaje a nadie.
ResponderEliminarCada vez que puedo (y si el contexto me lo permite) invierto un poco de tiempo en decirles a quienes me llamen cuentacuentos, otras formas que prefiero para nombrar este oficio que compartimos.
ResponderEliminarPep, se que los países iberoamericanos son los países de América que "pertenecieron" a dichos reinos. Pero solo comentando, por estos lares cuando se dice "Iberoamérica" o "Iberoaméricanos", no nos suena ni a conduceautobuses, sino a conducecarretas. No nos suena a tocaguitarras, sino más a "tocazafonas". Opciones: SurAmérica, CentroAmérica, y con cariño "La América". :) saludos. W
. En fin, creo que el término es correcto. Si se te ocurre otro mejor, ya me dices.
Un saludo y muchas gracias a todos y todas por enriquecer con vuestros comentarios este post.
Soy Javier, de Perú. Pienso que lo importante es que ahora el público nos identifica con un nombre. Equivocado o no por lo menos hay un nombre. Aún hay muchas personas que no saben que existimos y por tanto somos "anónimos" sin nombre.
ResponderEliminarY para los que les parece redundante el nombre de "cuentacuentos", aquí va un cuento real. Hace unos años fuimos al festival de "Déjame que te cuente" en Ayacucho, Perú. En el local habían dos eventos importantes que se cruzaban y confundían. La vida es así de curiosa y graciosa. En el mismo local estábamos reunidos los contadores de historias y los contadores públicos. El público y los organizadores se despistaban sobre adonde ir. En un lado estaban los que contaban historias y en el otro los que..."contaban ¿números?. Unos tenían pelos largos , ponchos, motivos andinos y muchas risas y en el otro estaban los encorbatados, cariserios y básicamente (perdón por el prejuicio) aburridos. Me vino esta anécdota a la mente a partir de estas reflexiones para recordar que el verbo CONTAR no es solo para historias sino también para números. Por tanto para aclarar teníamos que decir que lo nuestro eran los cuentos y no la contabilidad. Y les juro que no eramos nada redundantes.
Yo no soy anónima, me llamo Kalane y soy del Perú. Cuento la historia de los mitos, costumbres, cuentos y creencias de los Pueblos Amazónicos de mi país, testimonios orales de la riqueza cultural de los Pueblos indígenas, alguna vez uno de los maestros de mi país me dijo que yo era una “Cuentacuentos” y fue algo que acepte a regañadientes pues en las lenguas indígenas existen otras palabras para esta actividad.
ResponderEliminarPEP dices que lo que escribes en el post es algo subjetivo. Muy bien, los que navegan y leen encuentran como fundamento para empezar el debate que “Aquí van unas cuantas denominaciones, las más usuales:
• Cuentacuentos. Es un término moderno, calco semántico de la palabra inglesa storyteller. Un término redundante y que, hoy en día, está bastante connotado: una actividad para niños, barata, de mala calidad
• Narrador oral. Término bastante difundido entre quienes cuentan y proveniente de ámbitos más cercanos a lo literario…
• Cuentista. Término tradicional: el que suele narrar/contar o escribir cuentos. Palabra con gran recorrido histórico...
• Hablador. Apenas utilizado, término proveniente de países iberoamericanos y difundido sobre todo gracias a la novela de Mario Vargas Llosa, El hablador
Y concluyes “Y me siento totalmente ajeno al término cuentacuentos, tan despectivo y manoseado, tan utilizado (mal-utilizado). No soy cuentacuentos. Soy cuentista”.
Es lo primero que leo, analizo e interiorizo.-Cuentacuentos AGGGGGggggggg-, jamás de los jamases, debo ser narrador oral o cuentista, es mas Light, tiene mas clase. ¿Para quién? ¿A quien te debes? ¿Por qué cuentas?
El Hablador, Vargas Llosa quizás le puso esta identificación pues en la lengua machiguenga no hay la palabra cuentista, cuentero, narrador, deber haber sido un poco problemático para Vargas Llosa diferenciar “seripigari” y “gotagantatsirira” que identifican a los oradores que custodian la sabiduría del pueblo, su cosmovisión, historia, mitos, a los que enseñan y tienen la magia en la voz para ser escuchado; así que como esto en español es tan largo, supongo le tradujo como Hablador, porque habla. ¿Acaso los machiguengas deberían increpar a Vargas Llosa por denominar “Hablador” a un ser tan especial?, ya que aquí hablador el es que ostenta cosas que no son a través de la palabra, un mentiroso que aumenta.
Alberto, se queda con narrador oral, porque define sin connotaciones indeseadas lo que es nuestro trabajo y remarca que "cuentacuentos" es un disparate lingüístico feo, reiterativo y cacofónico y finaliza con que tiene la estructura de un insulto y “aplicada a una persona podría resultar ofensiva” y Susana continua por el camino ya trazado “ese horrible palabro ("cuentacuentos")”.
Continua Kalane...
ResponderEliminarLa vapuleada Anónima Usuaria, nos deja dos apreciaciones muy profundas 1. “me gusta cuentacuentos, porque suma contar, que es bonito y cuentos” y 2 “Y porque es una palabra que vosotros/as habéis llenado contenido positivo y mágico”
Gonzalo aporta algo que personalmente creo que es el centro de asunto "cuentacuentos" es una palabra humilde”, Quien cuenta cuentos tiene el conocimiento, el poder, la magia de establecer la comunicación entre su palabra y el oyente, el vive lo que transmite y el oyente lo vive con la misma intensidad. No necesita de trajes ni disfraces, su palabra se encarna en el orador y su oyente. Es solo él, su voz y los oyentes.
Coincido totalmente con Juan, es Cuentacuentos y mas nada. Ahora bien si necesitan de un nombre mas que les de mas dignidad a la hora de los honorarios, es que algo no esta funcionando bien, o esta tergiversándose la razón de ser de quien cuenta cuentos.
Usen la que quieran sin tirar barro a las otras, justifiquen que el uso es marketing, porque algún huachafo seudo intelectual quiere retirar la palabra de las calles y restringirla a un grupo de “gente culta” o por que hay algunos profesionales primos hermanos o lejanos de los contadores de cuentos que se obliteran dentro para sobrevivir.
El hombre moderno perdió la trascendencia de la palabra y nosotros con nuestro trabajo estamos tratando de recuperarla.
Hoy puedo decir con mucho orgullo que soy una Cuentacuentos y que trato de honrar con mi trabajo, el esfuerzo y lucha de los maestros que nos abrieron un espacio en esta sociedad del siglo XXI.
Joder cómo está el tema! es curioso la gente humana esa relación que tenemos con las denominaciones y, sobre todo, con las autodenominaciones. El mismo hecho de poner un nombre a las criaturas recién nacidas es un tema muchas veces polémico, hasta el estado tiene una serie de nombres prohibidos, o, que yo sepa por lo menos en euskara, define qué nombres son para niños y cuales para niñas. En esta cuestión de denominar nuestro oficio salta la polémica de vez en cuando. Es verdad que a veces los argumentos en defensa de una u otra denominación lindan las buenas maneras, pero también es verdad que a veces vienen de experiencias personales no muy placenteras a veces. En euskara hay una expresión que dice "Todo lo que tiene nombre existe", y claro esa existencia puede estar condiciona por la utilización o percepción que se tenga del nombre. Yo soy de los que utilizó la denominación de narrador oral y no cuentacuentos, ya que esta palabra no es de mi gusto, y punto. Felizmente en euskara no tenemos esta polémica ya que está estandarizada la denominación Ipuin Kontalaria o, simplemente Kontalaria (Cuenta cuentos (literalmente) la primera, Contador o Narrador, la segunda). Yo suelo utilizarlas indiferentemente.
ResponderEliminarPero en mi opinión la verdadera cuestión no es la palabra a utilizar a la hora de denominar nuestro oficio. El verdadero problema es que no tenemos nombre (y vuelvo a la frase antes mencionada). Yo no sé si soy cuentacuentos, narrador oral, cuentista, cuentero etc etc, lo que tengo muy claro es que soy Joxemari Carrere Zabala. Y estoy hasta las narices que no me nombren, que me condenen al anonimato, que nadie sepa que voy a ser yo el que presente el espectáculo de cuentos, que después de tantos años sigas saliendo en un cartel como "Cuentacuentos a las 18:00". Ese es nuestro verdadero reto en cuestión de denominaciones. Al negarnos el nombre propio nos niegan la existencia, la propuesta concreta que podamos tener en torno a lo cuentos y que esta se identifique con una persona en concreto. Al negarnos el nombre propio nos convierten en una masa indefinible y dificilmente identificable. Nos niegan el trabajo que hacemos para que nuestra propuesta artística se relacione con nosotros, nos niegan que el público nos conozca por nuestro nombre y cuando lo vea en un cartel pueda decidir si asistir o no en función de que le haya gustado nuestra propuesta; nos niegan que aquellas personas que les guste nuestro trabajo pueda decir: "Estuve viendo a Fulano y te lo recomiendo", o lo contrario que les gustemos una mierda "Mira, ayer fui a ver a Zutano y... ¡ni se te ocurra! Menuda chapa". De esta manera nuestro nombre existirá y si existe nuestro nombre existiremos nosotros. Y la narración oral podrá tener referencias, críticas, comentarios, en una palabra existirá también.
La denominación de nuestro oficio creo que es algo que no nos lleva a ningún lado, salvo, como se ve, a mosqueos entre colegas que no ayudan en nada a la reflexión. A lo dicho yo soy Joxemari Carrere Zabala (puedo seguir hasta los ocho apellidos) y me dedico a presentar ante distintos públicos cuestiones sobre las que reflexiono en torno a la existencia humana, utilizando para ello un medio de expresión artística que es la narración de cuentos. Eso es lo importante para mí. Y el nombre que se les pongas a los hijos es una cuestión que compete sólo a los padres y madres.
A mandar. Un saludo
Joxemari
Me parece muy curioso y agudo lo que señala Alberto de los calificativos compuestos de verbo + sustantivo. "Soplagaitas", "picaflor", "comecuras", "catacaldos" todos tienen un sabor popular y denotan no un oficio sino una cualidad particular de alguien, yo no diría necesariamente despectiva, pero si algo excesiva, reiterativa... Curiosamente, en ese ámbito popular, y referido a nosotros, el equivalente de "pisaverde" o "tragaldabas" no sería "cuentacuentos", sino, precisamente, "cuentista".
ResponderEliminarDice Carriere que el narrador es un hombre universal. Hay muchos tipos de narradores, pero creo que si algún colectivo tuviese el derecho de apropiarse del apelativo "narrador", sin más, ese colectivo seríamos nosotros. Los cineastas, escritores, actores, dramaturgos... todos narran, pero indirectamente; nosotros contamos de la manera más natural, sencilla, intuitiva y directa que existe, aun con toda la parafernalia escénica que se quiera. Es más, si en una peli, canción, obra de teatro, etc., se dice que hay "una parte narrada", sin matiz, se entiende que lo que aparecerá será un señor (o una señora) que habla. Hace bien poco leía una cosita de Muñoz Molina que decía, literalmente, "los escritores somos descendientes de los legendarios narradores de cuentos". Lo mismo, y con las mismas palabras, dicen los guionistas, por ejemplo. Así pues, a mi entender, narradores a secas está muy bien.
Personalmente me seduce "cuentero" y "cuentería" que tienen un no-sé-qué que me encanta, pero me da igual cómo me digan. El problema que existe con "cuentacuentos" es que remite de manera inmediata a un espectáculo familiar-infantil. A la gente le salta esa tecla rápida cuando escucha "cuentacuentos", y es como lo de que a una sesión no entren niños menores de 3 años, no hay manera de cambiar las cosas; por mi parte, cuando veo que me programan como cuentacuentos, por más que quiera llevar la sesión golfa sé que acabaré contando para niños. Eso creo que sí es un pequeño problema con el que hay que tener paciencia e ir educando poquito a poco, por que es una gaita que te contraten para un tipo de sesión y acabes contando otra cosa. Por lo demás, encantado de ser cuentacuentos.
Y nada más. Saludos a todos y buen finde; yo me voy a ejercer... de lo que sea ;)
Héctor
Hola a todos, gracias por vuestras aportaciones al debate, creo que se está dando una visión muy interesante y amplia de la cuestión planteada.
ResponderEliminarKalane, no creo que la "anónima usuaria" haya sido vapuleada, aquí cada uno está dando su opinión y es respetable, desde luego. No hay intención de insultar ni molestar, aunque hay algunos, por lo que se ve, que se sienten bastante molestos. A mí, personalmente, no me da miedo el debate ni la crítica, creo que son buenos.
Ni tampoco creo que se pisen unos términos sobre otros. La percepción que tengo es que la palabra que más se usa es cuentacuentos y, quizás por esa misma razón, está cada vez más denostada y uno puede encontrar "cuentacuentos" que no lo son, o que no tienen preparación ninguna y que están estropeando sesiones y espacios y público. Esa es la percepción que tengo, y no solo yo. Y al menos aquí en España así está sucediendo.
Lo de huachafo pseudo intelectual no sé si va por mí, pero yo no tengo intención ninguna en que se retiren palabras de la boca de nadie y, con este post, al menos he conseguido que se avive un debate que puede ser más o menos interesante y en el que hay gente que está participando y compartiendo sus reflexiones, eso ya es algo (aunque sea pseudo algo).
Coincido contigo y con muchos otros narradores (algunos han participado en este debate) en que lo que da respetabilidad a nuestro oficio es el trabajo bien hecho, y en ello nos empeñamos muchos, lo sé con certeza.
Y gracias por compartir esas hermosas palabras machiguengas.
Un saludo
Al principio me decanté por narrador oral. Cuando hablaba de mi profesión, decía: "yo soy narrador oral". El otro, después de un momento de duda exclamaba: !Ahh... cuentacuentos!.
ResponderEliminarUn día en cierto ambiente se me ocurrió decir lo de "narrador oral" y no os quiero contar la de bromas que hubo al respecto. Bueno..., bromas y alguna mirada libidinosa. Lo pasamos bien.
Mi padre jamás se avergonzó de ser limpiacristales. Él jamás decia cristalero, siempre decía limpiacristales, Quizá pensara que el cristalero era el que fabricaba o vendía el cristal, no el que lo limpiaba.
Claro que, bien pensado, limpialunas es más sugerente.
Es entretenido debatir sobre el asunto, pero lo que cuenta (término que viene a cuento)no es como nosotros queramos ser llamados sino como nos llemen.
Como no acostumbro a andar sobre las aguas como Cristo, voy a mojarme. Me quedo con cuentacuentos.
Por cierto, jamás lo había pensado, pero que bonita palabra es limpialunas.
Limpialunas, cuentacuentos,... que bonito.
PEP, Lo de Huachafo pseudo intelectual va por todos aquellos que no consiguen llenar de magia sus palabras y crear un ambiente interactivo con el oyente, frente a lo cual empiezan con las criticas negativas y hasta denigrantes hacia el trabajo de los que cuentan cuentos si lo consiguen. Personas que pueden conocer la teoria de la narración, la formulacion de como construirla y probablemente hasta los escriban, pero que se van con todo contra el narrador que tiene lo que a ellos les cuesta transmitir.
ResponderEliminarDe otro lado te dire, que siempre he pensado que el español es el idioma que nos une y a la vez separa, hay palabras que para ustedes los españoles son normales, simples, blancas pero que en algunos paises latinos son de lo mas groseras y vulgares, lo mismo pasa con algunas de nuestras palabras que a ustedes le caen muy mal,así que aquí no hubo ninguna intensión de insultar, imaginate entonces seria tonto debatir si se va a entrar con el pie en alto y a los insultos. Es cuestión de percepciones y de como queremos escuchar el sonido, la entonación de las palabras de otro en nuestra cabeza. Seguimos atentos el debate. Kalane
… cuando niña mi mamá estaba ausente de mis días, pero por las noches ella regresaba con su voz mágica hasta mi cama, para contarme cuentos... De pronto las paredes de mi cuarto -compartido- se llenaban de las imágenes que proyectaba la cuentera; saltaba el sultán con su diamante lleno de luz -opacando la vela- y sobre mi cama corría el agua que canta...del oscuro rincón el duende con una manzana de oro...de pronto todos los colores y melodías habrían el telón de mi corazón para escuchar y amar a la cuentacuentos!!! ella era mi mamá; y siento que cuando yo cuento transmito lo que esas cálidas y tiernas noches hicieron con mi niñez.
ResponderEliminarPor ello la denominación la podemos adecuar según nuestro conocimiento, pero aquel narrador que todos llevamos dentro, sale para cuando hay que curar las heridas, con la pomada mágica de la palabra... que vivan los cuentacuentoooosss!!!
Ariadna
Hola Pep... parece que mi comentario se perdio... luego de leer lo compartido me gusta más lo de cuentero junto a lo de narrador oral... lo de cuentacuentos no me suena bien, pero cada uno con sus gustos...
ResponderEliminarSobre lo de países "Iberomaericanos" si sabemos que se refieren a los países de América que "pertenecieron" (ojo pasado) en algún momento a dichos reinos.
Pero eso que al leer Iberoamérica o Iberoamericanos(tomando algún parecido con lo que se debate en este post) nos suena como decir "conducecarretas", o por ejemplo decir "tocazanfonas" en lugar de guitarrista.
Si me pides un termino correcto, no se, pero uno que refleje más la realidad es: Centro América, Sur América o "La América" con cariño :)
(desde Perú,tomado de un comentario de Miguel Alvarez) Saben: hace mucho tiempo anduve tratando de encontrar una "nombre" una definición. y la verdad la gente fue poniéndome los nombres que sonaban mas a calificativos, algunos con cariño, otros insulsos, otros despectivos, pero pase por lo mismo cuando saliendo de la Tarumba quería llamarme payaso y la gente sobre todo del medio teatral me decía que el termino era ofensivo y que debería llamarme claun, debo confesar que les hice caso, luego me dije, sabrán estos por que llaman claun que no es la castellanización de la palabra si no que es como suena payaso en catalán y el por que Charlie rivel decide aun en español llamarse así, bueno en resumidas cuentas a donde quiero llegar es que habrá cuchumil definiciones validas, si quieres, pero le tema central es como te sientes, te sientes cuentacuentos, sabiendo que tu trabajo no es barato, narrador oral, por mas que suene a moda, cuentista, ¿cuentas tus cuentos? o solo los recopilados,
ResponderEliminarHablador? en fin seria largo seguir, sobre nombres y etiquetas en nuestro país es pan de diario y sobre la deformación filológica también, llámate como te sientas. El resto déjaselo a los que que oyen y te llamaran como les gusta por que les gusta y nada mas. Un beso a todos cuídense todos somos indispensables, nadie sobra. El chato.
Wayqui, pues sí, juraría que lo había aprobado. En fin, que ya está de nuevo puesto. Para próximas entradas que toque temas cercanos a los amigos de América trataré de utilizar términos con los que os sintáis más cercanos.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestras aportaciones.
Un abrazo
A mi el termino Iberoamerica no me hace cosquillas, es una palabra que representa el mestizaje entre la cultura iberica y las culturas indigenas de américa más lo que pusiero los afros.Creo de acuerdo a las estadisticas que de 484 millones de personas de America el 75% tiene estas caracteristicas y la tienen hace mas de 400 años, por lo que debe considerarse una raza, con seguridad la mas fuerte pues toma lo mejor de la ibero y de la indigena para crearse, cualquier comentario en contra debe ser bien pensado, eso no kita que en este milenio de homogenizacion humana, cada país trate de diferenciarse recuperando y sacando brillo a sus culturas originarias: catalan, mapuche, quechua, nahual, vasco, gallego. Asi que para que no peleen llamanos America, na de la America, solo America
ResponderEliminarHola. Si bien "Cuentacuentos" es un término relativamente nuevo es el que me gusta usar para describir lo que hago como profesión y vocación (Nada barata ni de baja calidad). Solo para dejar claro también uso los otros términos. Saludos.
ResponderEliminar