Acabo de terminar de leer Caribou Island, de David Vann, publicado en Mondadori. Tenía este libro esperándome pacientemente en mi estantería desde el pasado noviembre cuando me lo regaló la librera de Badía, en Fraga, adonde había ido a presentar mi último álbum.
Este libro nos cuenta la historia de varias parejas en el territorio extremo de Alaska: Irene y Gary, padres, Rhoda (hija) y Jim, Mark (hijo) y Karen y Carl. El paisaje salvaje, agresivo refleja las relaciones entre las parejas (también salvajes, agresivas) y nos invita a reflexionar sobre la soledad del ser humano, quien, incluso viviendo en pareja, en familia, habita en soledad.
La lectura ha sido placentera, se queda uno pegado a las páginas, encandilado con los paisajes y asombrado por la disección brutal de estas parejas y de la red desmadejada de relaciones sociales que forman. La situación de peligro, de que todo se va a desmoronar en cualquier momento, comienza ya desde la primera página (fuerte ya desde el principio) y crece (parece imposible) tras cada párrafo. La tensión a la que se somete a los personajes es brutal, la historia y el espacio (ese paisaje devastador) los atrapa y los lleva al límite.
La sensación de que la vida de estos personajes es un fracaso y de que no hay solución (ni amor posible) que pueda arreglar el desaguisado, es continua. Nos encontramos también con el contrapeso de personajes que conocemos menos (como Mark y Karen) que parecen vivir sin muchas complicaciones, con una felicidad apacible, descuidada, aunque uno llega a sospechar que tiene esa sensación (de atisbo de felicidad) por la sencilla razón de que el narrador ahonda poco en esas vidas: uno intuye que detrás también habita el dolor y el rencor.
La verdad es que el libro me ha gustado mucho, me ha tenido enganchado y ha sido una lectura de esas que perviven cuando no se está leyendo. Libro para rumiar. Un espejo en el que pensarnos.
Un libro estupendo.
Saludos
Gràcies!!!
ResponderEliminarDe nada ;-))
Eliminarun saludo