El libro es divertido y brutal, se lee rápido y engancha desde las primeras páginas. Uno piensa que es imposible que el cuento leído pueda ser superado, pero cada nuevo texto es una vuelta de tuerca más. Hay algunas historias que ponen los pelos de punta (especialmente las protagonizadas por cocodrilos y serpientes, aunque los camellos, cerdos, gatos, koalas... en fin, se las traen), y algunos personajes (casi todos encontrados acodados en una barra de bar) verdaderamente inolvidables (hay una abuela que atrapa una serpiente con un bastón, o algún aborigen tremendo, o mineros de ópalo bestiales, etc.).
Lo que menos me ha interesado son las ilustraciones que encabezan cada cuento, pero, como os he dicho ya, las historias son divertidas y atrapan, por eso el libro se lee en un santiamén.
El narrador/protagonista de todos los cuentos es un escritor algo obeso al que le gusta la bebida y que no tiene interés ninguno por el riesgo, sin embargo acaba siempre, como quien dice, al borde de la muerte, incluso en las aventuras más "supuestamente" relajadas (como con el cerdo salvaje o el koala).
En suma, un libro estupendo y divertido.
Una invitación a viajar por una Australia poco conocida.
Saludos
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