Niños raros

Estos días he vuelto a releer con gusto y placer el libro de versos indómitos Niños raros, de Raúl Vacas, con ilustraciones de Tomás Hijo y publicado por SM. Libro que compré el pasado verano y que guardo con celo y cariño en la vitrina de libros dedicados.

Niños raros es un libro de poesía. Y decir esto es ya decir mucho, pues tal como están los tiempos, tal como van los días, enredarse con versos son palabras mayores. Sucede además que este libro de poemas quiere jugar (¿acaso la poesía no es una invitación permanente a jugar palabras, a descubrir veredas, a vernos desde otras miradas?), sí, quiere jugar desde la primera hasta la última página, aunque eso no es extraño pues Raúl Vacas anda siempre desbrozando caminos (atractivos, divertidos, inspiradores, lúdicos) para acercarnos a la poesía.
Niños raros es un libro con 27 poemas elaborados según 27 propuestas distintas pero con el común denominador de versar sobre 27 tipos de niños raros (el niño tren, la niña maleta, el oranguniño, el requeteniño...) y sí, ordenados estos niños según su correspondiente orden alfabético (niño Alga, niña Búho, niña Cacto...).
Todas y cada una de estas propuestas de juego (y rejuego) son irresistibles invitaciones para acercarnos a la poesía en muchas de sus formas, estructuras, ritmos y guiños. Pero no pensemos que esto es sólo mecánica, porque resulta que Raúl Vacas, rizando el rizo, ha escrito un puñado de buenos poemas: poemas para leer, recitar, imitar, desentrañar, sorprender, reír, emocionar, plagiar, rapear, dibujar...
Las ilustraciones de Tomás Hijo riman a la perfección con estos versos. Todo un lujo.
Un libro ideal para niños, jóvenes y adultos, una puerta de entrada al juego y al verso. A la ludolingüística y al sosegado arte de rimar. Una delicia.
Totalmente recomendable.
Saludos