Hoy he devorado un libro absolutamente deslumbrante, se trata de Del color de la leche, de Nell Leyshon, traducido por Mariano Peyrou y con prólogo de Valeria Luiselli. El libro está publicado por la editorial Sexto Piso. Oí hablar de este libro por primera vez en el blog de Ana Garralón, en esta entrada en la que hablaba de libros que dejan huella para siempre.
La historia escrita por Mary, la protagonista, una muchacha campesina de quince años que vive en la primera mitad del S. XIX, deslumbra por varias razones. Para comenzar por ella misma, un personaje muy atractivo (su sinceridad, su forma de pensar, de actuar), tosco, sano y vital; una luchadora, una superviviente. Para continuar la historia que cuenta es absolutamente verosímil y coherente con la época y los personajes, una historia pegada a la tierra y al paso de hombres y mujeres por ella. Y para terminar el modo como es contada esta historia engancha desde las primeras páginas, esa narración en primera persona (con minúsculas porque no ha terminado de aprender a escribir correctamente, aunque sí lo suficiente) tan intensa, tan emocionante, tan dura.
Me he quedado pegado a estas páginas, he disfrutado y he sufrido con ellas. Y, sobre todo, como decía Ana Garralón, he quedado tocado por su historia. En pocas ocasiones he leído de una forma tan intensa y deslumbrante un libro que pone delante del lector, la lectora, esa estructura de poder machista que una y otra vez ejerce la violencia contra las mujeres, que las afrenta, las humilla, las golpea. Desde hace siglos.
Emociona la perseverancia de la protagonista por recordar y por contar la historia tal como ella la vivió. Emociona y golpea. Igual que muchas de las breves reflexiones que jalonan el texto, como esta: "tener memoria es una buena cosa, porque ahí está la historia de tu vida y sin ella no habría nada" (p. 140).
Se queda uno conteniendo la respiración según va avanzando la lectura. Y cuando he llegado a las últimas páginas y su resolución (para mí inesperada) no he podido evitar levantarme del asiento y seguir leyendo de pie. Impresionante.
Una lectura que no te deja indemne. Un libro imprescindible en mi biblioteca, en mi corazón. Totalmente recomendable.
Saludos
Lo apunto. Ayer terminé Intemperie, que me dejó ko, como una peli de lis Cohen. Qué días tan intensos de lectura. Abrazos
ResponderEliminarNo dejes de leerlo Ana. Yo me apunto Intemperie :-)))
EliminarMuchos besos