A pesar de ello cada vez son más los cuentistas que van publicando libros, aun cuando en algunas ocasiones sean malos libros. Y esto, desde mi punto de vista, no es culpa de los narradores (o al menos no solo) si no de los editores que, igual que publican libros mediocres de famosillos de la tele, se lanzan a publicar libros mediocres de narradores que "venderán" muy bien el producto contándolo en sus sesiones de cuentos una y otra vez frente a un público diverso y continuado. Sucede además que hay para quienes escribir y publicar libros es un plus a la hora de contratar a un narrador cuando, en verdad, lo que ha de contar a la hora de llevar a un cuentista son otros elementos (propia voz, repertorio, respeto, juego contextual...).
Hace años que Roberto Mezquita publicó en la revista Tantágora este artículo sobre narradores que escriben y en el que el listado de autores cuentistas era ya notable. De aquellos días a hoy la lista se ha incrementado con un buen puñado de nombres más. Es más, viendo que cada vez había más cuentistas con obra publicada y que muchos de nosotros desconocíamos los derechos que como autores nos asistían, hace meses que AEDA, la asociación de profesionales de la narración oral en España, publicó en su web un artículo escrito por Ana Griott y específicamente dedicado a esta cuestión.
Finalmente la abundante producción escrita de este nuestro colectivo ha trascendido de espacios habituales de narración y ha hecho que ayer mismo en el prestigioso blog de Ana Garralón (uno de los referentes de la crítica de LIJ) se hablara de nosotros, y no precisamente en una entrada en la que se nos felicitaba por ello, sino en una entrada dedicada a malas prácticas de escritura para niños. Los "cuentacuentos* que escriben" ocupan por completo uno de los ocho puntos recogidos. Y razón no le falta. Sin embargo no creo que haya que demonizar esta práctica y que sí debemos atender a los matices.
Por un lado me gustaría entender que hay al menos tres tipos de personas escribiendo en nuestro colectivo, o al menos esa es la percepción que yo recibo como editor en Palabras del Candil, una editorial dedicada a los libros y cuentos de narradores orales:
- Por un lado nos encontramos con aquellos que son, a un mismo tiempo, escritor y narrador. Gente que diferencia muy bien ambas actividades (cuando escribe y cuando cuenta) y que maneja ambos lenguajes (el oral y el escrito) y sus herramientas con conocimiento y oficio. Charo Pita hablaba sobre esto en un reciente artículo. Si no existiera este tipo de narrador no se entendería que en los últimos años hayan sido no pocos los cuentistas premiados en certámentes prestigiosos de LIJ.
- Por otro lado nos encontramos con narradores que versionan tradición. Cuentistas que han recogido (asumiendo un papel de recopilador) o versionado (asumiendo un papel de informante) textos de la tradición y que en un momento se lanzan a publicar esas versiones.
- Y por último nos encontramos con narradores que escriben. Gente que cuenta historias propias y piensa que puede contarlas de igual manera de forma oral y de forma escrita. Como he dicho en muchas ocasiones no creo que haya nada más difícil que escribir y valorar tus propios textos, por ejemplo, para contar (mira mi microponencia de Mondoñedo, en 2005).
De estos tres tipos, desde mi punto de vista, sólo el primero es un escritor stricto sensu, el resto necesita hacer como el común de los mortales que no son escritores y quieren escribir: leer mucho, trabajar muchas horas frente al papel en blanco, reflexionar mucho sobre lo que van escribiendo y, sobre todo, contar con lectores y editores críticos que les orienten en el proceso de escritura. Todo lo demás es filfa. En este sentido quiero incidir en la necesidad de un buen editor que te acompañe en el proceso, un editor que esté ubicado en el plano de la cultura, y no en el plano del mercado.
- Los editores tienen gran responsabilidad en la publicación de libros mediocres, estén escritos por cuentistas o por cualquier otra persona.
- Quienes contratan tienen también su parte de culpa en esta cuestión si valoran más una bibliografía que una propuesta oral rica, honda.
- Y también nosotros, seamos escritores o cualquier otra persona con ínfulas literarias, tenemos nuestra parte de culpa como autores que permitimos que un texto nuestro pueda llegar a ser libro sin la reflexión, el trabajo, el acompañamiento y la lectura necesaria.
Saludos
*Añado esta nota al pie para señalar que no creo que la elección de Ana por el término "cuentacuentos", tan connotado y en muchos casos sinónimo de trabajo mediocre, sea baladí.
P.D.: Además de los enlaces citados en el artículo Gonzalo "Darabuc" ha publicado una nota que se suma a este diálogo interblogs y que enlazo aquí.
*Añado esta nota al pie para señalar que no creo que la elección de Ana por el término "cuentacuentos", tan connotado y en muchos casos sinónimo de trabajo mediocre, sea baladí.
P.D.: Además de los enlaces citados en el artículo Gonzalo "Darabuc" ha publicado una nota que se suma a este diálogo interblogs y que enlazo aquí.
Absolutamente de acuerdo, Pep. Al final, que existan libros mediocres es el gran problema, sea el escritor un narrador o no. Totalmente necesario el pararse un momento a pensar si estamos respetando la calidad literaria o la calidad de nuestras ínfulas.
ResponderEliminarGracias!!
Muchas gracias. Un beso, Laura :-))
EliminarPues totalemente de acuerdo. No son pocas las veces que en las bibliotecas nos preguntan eso de: ¿y vosotros no escribís? Como si fuera pegada una cosa a la otra, contar y escribir.
ResponderEliminarGracias por la reflexión.
Gracias a vosotros. Abrazos
EliminarTe felicito, Pep. Acuerdo con el post de Ana y no por eso, acuerdo menos con el tuyo. Soy "ilustradora que también escribe", con lo que me siento identificada con tus reflexiones: casi que podrían ser las mismas que las mías. En síntesis: yo creo que somos todos responsables. ¡Saludo transatlántico!
ResponderEliminarGracias Marcela. Un saludo cordial
EliminarEstupendo y documentadísimo artículo, qué buen complemento. Para nosotros, los especialistas, el libro llega sin etiquetas, personalmente me da igual si es cuentacuentos, narrador oral, escritor de domingo, etc. Lo que importa es que la historia escrita sea buena. Por otro lado, disiento sobre lo que comentas del editor. Es cierto que debería haber editores mejores, pero también es necesario que haya editores que publiquen libros mediocres, es un derecho del mercado y de los propios editores. También de los lectores. Si se leen cosas malas se reconocerán las buenas. Un abrazo
ResponderEliminarHola Ana :-)) Bueno, yo no digo que no haya que publicar libros malos o mediocres, digo que parte de la culpa de que se publique este tipo de libros es de los editores, igual que hay también otros responsables (mercado, lectores, autores...).
EliminarGracias una vez más por alimentar la reflexión.
Besos
Todo es un COMBO, o sea una "culpa" compartida.
ResponderEliminarMediocres? Existieron, existen y seguiran existiendo...
Depende de cada uno de nosotros `permitir que los "mediocres" tengan posibilidades de escribir(sean escritores, narradores, cuentacuentos o como se los quiera llamar o etiquetar).
Hay escritores(que no son NARRADORES) y la verdad que pondría sus libros en el rincon de los mediocres.
Mis años de experiencia(y no son pocos) con un público selecto como lo es la infancia y la adolescencia, me da lugar a reflexionar sobre este tema ..
Que seria del BUEN ESCRITOR(y mal NARRADOR) si no existiera el BUEN NARRADOR ?
Acompaño a muchos escritores y narradores a escuelas y veo el encanto de niños y adultos al escuchar las historias que luego van a seguir leyendo, pues le gusto el autor por que el CUENTACUENTOS le dio voz...
Mi pregunta es la siguiente: Por que un CUENTACUENTOS o NARRADOR no puede escribir bien un libro?
Hola Gladys, gracias por tus reflexiones. Yo no digo que un narrador no pueda escribir un buen libro, digo que hay narradores que escriben buenos libros y también que escriben malos libros: exactamente igual que quienes no son narradores. Un saludo cordial
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