Anda uno siempre a la búsqueda de libros y cuentos en los que la narración oral tenga presencia, por eso cuando se topa uno con un cuento cuyo protagonista es, sencillamente, un cuentista (un narrador, un cuentero, un cuentacuentos...), pues tiene la sensación de haber dado con un tesorillo. Estoy hablando de un libro delicioso titulado Juan Hormiga, escrito e ilustrado por Gustavo Roldán y publicado por A buen paso con el cariño que es habitual.
El libro nos cuenta la historia de una hormiga nada habitual pues, en vez de acarreando semillas para almacenar en el hormiguero, vemos desde las primeras páginas que es una hormiga experta en sestear. Sin embargo descubrimos que no es perezosa ni tampoco vaga, sencillamente ella trabaja cuando los demás descansan, pues Juan Hormiga es quien entretiene al resto del hormiguero contando historias. Al menos ha sido así hasta que un día Juan decide pasar de la palabra a la acción e irse a vivir sus propias aventuras... y hasta aquí puedo contar.
El libro, como dije antes, es delicioso, tiene unas ilustraciones frescas, alegres y muy potentes con preponderancia del blanco (que permiten respirar a la imagen) y la tinta negra, y con el uso contenido, y desde mi punto de vista muy atinado, de colores básicos.
La historia, además, incide en el valor de otras actividades aparentemente no tan productivas, aparentemente sencillas... como son las artísticas para dar sentido pleno (y color, nunca mejor dicho) a los días. Es imposible no pensar en otro gran artista que encontramos en otro libro álbum imprescindible Frederick (y por cierto, me encanta que sea Juan Hormiga sea de color rojo, como era un loro muy peculiar y querido por mí que también contaba historias).
Un librito estupendo que os recomiendo, sobre todo si sois de los que vivís abrazados al cuento contado.
Saludos
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