Aquí va el cuentito:
Un hombre tiende su ropa: los calcetines de cuando recién nacido, después los bodies, los petos tan graciosos que llevaba en sus primeros pasos, las camisetas que parecen de muñeco, los primeros calzoncillos, el chándal con el que estrenó la bici, los vaqueros que se puso la noche en la que dio su primer beso, la camisa de la graduación, los calcetines que estrenó con aquellos zapatos que se puso el primer día de trabajo, el chaleco que llevó en su boda, el pantalón corto de los viajes exóticos, el jersey de los inviernos en la casa del pueblo, la bufanda inseparable desde hace unos años. La camisa de su funeral.
Tender la ropa (I)
Un hombre tiende su ropa: los calcetines de cuando recién nacido, después los bodies, los petos tan graciosos que llevaba en sus primeros pasos, las camisetas que parecen de muñeco, los primeros calzoncillos, el chándal con el que estrenó la bici, los vaqueros que se puso la noche en la que dio su primer beso, la camisa de la graduación, los calcetines que estrenó con aquellos zapatos que se puso el primer día de trabajo, el chaleco que llevó en su boda, el pantalón corto de los viajes exóticos, el jersey de los inviernos en la casa del pueblo, la bufanda inseparable desde hace unos años. La camisa de su funeral.
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