Estos días de descanso aproveché para leer Un cerebro lleno de palabras. Descubre cómo influye tu diccionario mental en lo que sientes y piensas, un estupendo libro de Mamen Horno Chéliz que ha publicado la editorial Plataforma Actual.
Las palabras son la materia prima, el barro con el que modelamos las historias, por eso quienes contamos cuentos podemos descubrir en este librito unas cuantas cuestiones importantes alrededor de las palabras y el lugar que ocupan en nuestro cerebro y en nuestra vida.
El libro, además de una introducción y un epílogo (ambos bien interesantes) y una bibliografía selecta (organizada por capítulos), se articula en cinco capítulos:
- ¿Cómo y dónde almacenamos las palabras en el cerebro?: En el que conocemos qué es el lexicón mental y cuántos hay; descubrimos las redes léxicas y cómo se relacionan unas palabras con otras (y por qué alguna se nos esconde en la punta de la lengua); entendemos por qué contar emocionado emociona a quien escucha (por ejemplo) y la (muy interesante) hipótesis de la corporeización del lenguaje humano (
- ¿Cómo han llegado hasta aquí? La adquisición del léxico nos ocupa toda la vida: De la adquisición del léxico cuando somos bebés y cuando no lo somos (y de la importancia de un buen acceso a la cultura). Ah, ¿hay diferencia entres hombres y mujeres a la hora de adquirir vocabulario?
- La pérdida de las palabras: En el que se analizan algunos casos de pérdidas de palabras (anomia, migrantes de larga duración, mutismo selectivo) y cómo eso nos afecta (incluso a nuestra propia identidad).
- Palabras que dañan, palabras que sanan: De la elección de las palabras que elegimos al hablar y cómo esta elección (y, por ende, esas palabras) nos daña o nos sana. No sólo cuando hablamos a los otros, a las otras, sino también cuando nos hablamos a nosotros mismos. Me ha encantado el tema de las palabras malsonantes y el cierre es brutal: "No lo olvides y cuida de tus palabras para poder cuidar de ti mismo y de los demás. La Violencia verbal es violencia" (p. 133). Es un capítulo que me ha resultado muy curioso (y, como el resto del libro, muy interesante).
- Un cerebro sin palabras: Puede haber pensamiento sin palabras (preléxico), como podemos ver en unos cuantos fascinantes ejemplos y estudios que comenta la autora, pero tras ese repaso y un análisis posterior nos lleva a concluir que el pensamiento con palabras es más profundo.