En estos días he leído el libro Sin ropa tendida. Cuentos licenciosos de tradición oral, una compilación de 470 cuentos obscenos recogidos y organizados por Anselmo J. Sánchez Ferra y Ángel Hernández Fernández. El libro, que es una edición de los propios autores (disponible en Amazon), cuenta con ilustraciones de Antonio Vidal Máiquez.
Durante años los cuentos obscenos han parecido no existir en las compilaciones de cuentos tradicionales, ya fuera porque los cuentistas (informantes) no los consideraban adecuados para contar a quienes estaban grabándoles, ya fuera porque los compiladores no los consideraban adecuados para estar incluidos en las colecciones de cuentos que publicaban. Esta ausencia se refleja incluso en los catálogos tipológicos donde, hasta la revisión de Uther en 2004, ni siquiera aparecían (los que aparecen, porque todavía hoy en día hay muchos tipos que no han sido catalogados) y todo ello a pesar de que el espacio dedicado a estos cuentos en el catálogo es el mayor de todos los epígrafes: tipos 1200 a 1999 (Cuentos humorísticos, chistes y anécdotas). Por otro lado lo obsceno (un término, además, escurridizo que va más allá de lo sexual) no se limita a un tipo de cuentos en concreto, el carácter obsceno de un texto puede provenir de otros elementos (por ejemplo, el lenguaje utilizado para contarlo), de hecho es posible encontrar versiones obscenas de cuentos de cualquier otro tipo (de los 2500 que hay en la actualidad en el ATU). Y mientras tanto estos cuentecillos, en su mayoría sin la complejidad estructural ni el prestigio de otros tipos de cuentos como los maravillosos, están vivos, muy vivos, y siguen contándose en los espacios habituales de la palabra dicha.
No hay tantas colecciones de cuentos obscenos publicadas en España, por poner un ejemplo: en el Infierno de mi biblioteca (que tiene unos 250 títulos) cuento con unas pocas colecciones de este tipo, apenas cuatro o cinco (y alguna disponible en internet); sólo por eso Sin ropa tendida ya es una colección de mucho valor, pero es que además el libro cuenta con una introducción maravillosa, sucinta y enjundiosa, en la que se habla del estado de la cuestión del estudio y compilación de estos cuentos y en la que también se dan unas pistas y referencias muy valiosas para seguir ahondando en este tema.
Por otro lado el libro cuenta con un aparato de notas final magnífico, que incluye: las referencias ATU de los cuentos del libro, una completísima bibliografía y unas sesenta páginas de notas con análisis y referencias de cada uno de los cuentos de la colección. En fin, una joya.
Como os podéis imaginar este es un libro que recomiendo a todos los que disfrutan de los cuentos tradicionales y, claro, también a quienes tengan curiosidad o interés por los textos procaces de la tradición oral. No lo dejéis escapar, insisto, es un tesorillo.
Saludos
Mil gracias por este comentario, Pep. Tus palabras son muy estimulantes y comprenderás que las encuentre acertadas y que coincida con tu generosa opinión.
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