jueves, 1 de agosto de 2024

La crisis de la narración

La última lectura que he disfrutado antes de volver a casa tras unos días de descanso ha sido La crisis de la narración, de Byung-Chul Han, traducido por Alberto Ciria y publicado por la editorial Herder.

El filósofo surcoreano reflexiona a lo largo de diez capítulos sobre la necesidad de la narración en tiempos de información y storytelling. El libro se fundamenta en otros ensayos y libros como El narrador, de Walter Benjamin, o como el libro de ficción de Paul Maar sobre Conrad, el niño que no sabía contar (que no conocía y que me ha encantado), o La náusea, de Jean Paul Sarte, entre muchos otros.

La introducción al libro hace un resumen bien condensado del eje que vertebra todo el ensayo y, desde el primer momento, tiene un montón de pasajes y reflexiones que atañen directamente a quienes contamos cuentos y de los que podría espigar un montón de citas, van unos ejemplos: "Las narraciones capaces de transformar el mundo y de descubrir en él nuevas dimensiones nunca las crea a voluntad una sola persona. Su surgimiento obedece más bien a un proceso complejo, en el que participan diversas fuerzas y distintos actores. En definitiva, son la expresión del modo de sentir de una época." (p. 13), ¡como los cuentos tradicionales!; "Las narraciones son generadoras de comunidad. El storytelling, por el contrario, sólo crea communities. La community es la comunidad en forma de mercancía. Consta de consumidores." (p. 14); "En nuestra vida diaria hoy cada vez nos contamos menos historias. La comunicación como intercambio de informaciones paraliza la narración de historias." (pp. 15-16); "para narrar hace falta que se escuche atentamente y se preste una atención concentrada. La comunidad narrativa es una comunidad de personas que escuchan con atención. Pero es evidente que estamos perdiendo la paciencia para escuchar con atención, e incluso la paciencia para narrar." (p. 16)
Terminada la introducción (de unas pocas y muy sabrosas páginas) comienzan los contenidos que se van desgranando capítulo a capítulo.

Los primeros capítulos los dedica Byung-Chul Han a ahondar en las reflexiones que ya había hecho Walter Benjamin en su ensayo El narrador, especialmente todo lo relativo a la narración versus la información (es un tema apasionante) y que nos toca de lleno, puesto que "La narración renuncia a toda explicación." (p. 21). Esta falta de tiempos y capacidades para narrar implica un vaciado del conocimiento, de la experiencia, de la transmisión de la sabiduría (porque no es lo mismo dar datos que ordenarlos en una narración) y, lo que es peor, cultiva un nuevo tipo de barbarie en el que muchos se encuentran cómodos, puesto que "El nuevo bárbaro celebra la pobreza en experiencia como una emancipación." (p. 30). Y, sin embargo, todo esto nos va dejando hueros y desesperanzados, puesto que "La narración es lo único que abre el futuro, al permitirnos albergar esperanzas." (p. 35), o "Es la narración lo que eleva a la vida por encima de su mera facticidad, por encima de su desnudez. Narrar consiste en hacer que el transcurso del tiempo tenga sentido, consiste en darle al tiempo un comienzo y un final. Sin narración la vida es meramente aditiva." (p. 51).
"Las narraciones, por así decirlo, articulan el ser." (p. 105), puesto que "Vivir es narrar. El hombre como animal narrans se distingue del animal en que, al narrar, realiza nuevas formas de vida. En la narración anida la fuerza de los nuevos comienzos. Toda acción transformadora del mundo se basa en una narración." (p. 107)
La narración también implica una continuidad en el tiempo, ordena y da sentido a ese principio, peripecias y desenlace que es la vida: la narración anuda el pasado al presente y se proyecta hacia el futuro. Mientras que las pseudonarrativas actuales (como las stories de FB o IG) "no tienen extensión narrativa" y son "una mera sucesión de instantáneas que nada narran" (p. 42). 
Por otro lado la fijación de todos estos instantes (miles de fotos en redes sociales, dispositivos móviles, etc.) va contra la memoria humana (que es selectiva): "La memoria humana es selectiva. En eso se diferencia del banco de datos. Es narrativa, mientras que la memoria digital trabaja añadiendo y acumulando. La narración se basa en seleccionar y enlazar acontecimientos. Procede selectivamente. La vía narrativa es estrecha. A ella sólo se incorporan acontecimientos selectos. La vida narrada o recordada tiene forzosamente huecos. Las plataformas digitales, por el contrario, lo que buscan es precisamente protocolar la vida sin dejar huecos. Cuanto menos se narra, más datos e informaciones se producen y se acumulan." (p. 44)
En estos capítulos centrales, especialmente al dedicado a "La vida narrada" he recordado mucho de lo leído en La fábrica de historias, el maravilloso libro de Jerome Bruner (que también os recomiendo). 
La narración, además, se convierte en un palo en las ruedas de estos tiempos: la calma precisa, la escucha atenta, la necesidad de tiempo demorado (ocio) y silencio (frente a la incesante llegada de datos e informaciones), porque "El tiempo de narrar no transcurre." (p. 59). Por otro lado narrar combate la sensación del desencantamiento del mundo (la inexistencia de lo extraño, de lo insólito, de lo asombroso, porque todo se puede explicar y comprender), la narración habilita las posibilidades de lo mágico, de lo poético, y permite que existan otro tipo de relaciones entre las cosas y los acontecimientos más allá de las meras relaciones causales.
Y, más allá del individuo y su percepción del mundo, la narración interpela directamente a la comunidad, porque "Las narraciones generan cohesión social. Aportan sentido y transmiten valores sobre los que se puede fundar una comunidad." (p. 98), pero ojo con el uso que de eso pueden hacer algunos sistemas o regímenes y sus apropiaciones o manipulaciones del relato, por ejemplo.
Hay muchos otros ejemplos de reflexiones y citas sabrosísimas a lo largo del libro: la idea de la teoría como una narración (los pensamientos tienen estructuras narrativas y la filosofía, desde sus inicios, se puede entender como un diálogo) y, por lo tanto, la idea de que "Nuevas narraciones hacen posible una nueva percepción." (p. 86); o la narración como una manera de curación, donde "La escucha inspira la narración del interlocutor y abre un espacio de resonancia, en el que el narrador se siente interpelado, escuchado y hasta amado." (p. 94), en este capítulo hay muchas referencias a Freud, claro; o todo el asunto del storytelling, de esas narrativas hueras al servicio del sistema.

Como podéis ver es un libro que me ha interesado mucho y que os recomiendo encarecidamente.

Saludos

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