viernes, 30 de septiembre de 2011
Una fiesta de los cuentos en Barcelona
Toda una fiesta de la palabra, ¡allí nos vemos!
¡Magia!
El álbum nos cuenta los intentos de Óscar, un niño, por conseguir que el bebé con el que está deje de llorar. El bebé llora y llora porque tiene hambre y Óscar trata de buscar algo para darle de comer.
Además de todo esto, el final me parece estupendo: ¡magia!, para que el bebé se calme es suficiente con el abrazo de su madre y la leche de su pecho. Un final que quizás muchos adultos anticipan pero que también es posible que muchos niños, lamentablemente, ignoran.
Un cuentecito delicado, hermoso, con unas ilustraciones (collage basicamente) que acompañan perfectamente al texto, en general bastante limpias (salvo en algún caso) y muy agradables para el ojo y el corazón, ese torreón rojo donde habita lo mejor de los días y donde se imprimen las emociones de la magia cotidiana de la vida.
Por cierto, un cuentecito que a ratos me ha recordado dos cuentos muy queridos por mí, Cuento para contar mientras se come un huevo frito y La cabra boba, por lo de la búsqueda y la comida ;))
Más información (e ilustraciones) en la ficha del libro en OQO.
Totalmente recomendable. Pura magia de lo cotidiano.
Saludos
jueves, 29 de septiembre de 2011
¡Tiene un libro!
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Morir es fácil
Y aunque no quería hoy hablar de la muerte física, orgánica, de la muerte de los cuerpos que nos sostienen, uno no deja de pensar que morir es fácil. Incluso cuando se trata de la muerte metafórica: también ahí (en la metáfora) la muerte resulta fácil.
Vean si no este ejemplo, un oficio como el mío, contar cuentos, un oficio antiguo acaso como el ser humano, que en el S. XX estaba casi desaparecido pero que gracias a la perseverancia, sobre todo, de bibliotecarios y maestros (y por tanto de bibliotecas y escuelas), y al empeño de cafés particulares, teatros osados, instituciones culturales interesadas, público entusiasta... ha ido resurgiendo.
El camino ha sido muy largo desde aquellas primeras charlas (en los años treinta del pasado siglo) que Elena Fortún impartía a las bibliotecarias de Madrid explicando cómo contar cuentos y sugiriendo la posibilidad de un nuevo oficio, el de narrador de cuentos; pasando por La hora del cuento que durante años (mediados de los cincuenta hasta los setenta del pasado siglo) mantuvo a duras penas la llama de la palabra dicha en algunas, muy pocas, bibliotecas, y a cargo de narradoras como Montserrat del Amo; o llegando al movimiento de renovación pedagógica de los años sesenta y setenta que revolucionó las aulas y permitió la entrada de los cuentos por la puerta grande de la escuela (cómo no hablar aquí de Ana Pelegrín o Federico Martín).
El camino ha sido largo hasta que en la década de los ochenta aparecieron un puñado de personas, apenas quince o veinte, que hicieron de contar su oficio: se formaron, crearon su repertorio, desarrollaron técnicas y voces propias, etc. Más tarde, en los noventa, fue el bum de la narración: talleres, festivales, maratones de cuentos, circuitos estables, bibliotecas... llegando a haber a finales de los noventa posiblemente más de cien narradores en España que vivían de contar cuentos.
Y llegamos al siglo XXI, un siglo cuyos primeros años fueron de afirmación, de consolidación del oficio. Contar cuentos es ya, hoy, por fin, un oficio conocido y reconocido, hay profesionales, hay gente que ocupa mucho de su tiempo en preparar nuevos textos, en escribir, en organizar repertorios...
Pero ha llegado la crisis.
Y la crisis está mordiendo allí donde este oficio se sostiene: la biblioteca y la escuela. Porque es verdad que hay otros espacios para contar (cafés, teatros, casas de la cultura, etc.), pero también es verdad que los pilares básicos son estos dos, la biblioteca y la escuela, son los que han reavivado la narración oral y los que han permitido que la profesión renazca.
El pasado año muchas bibliotecas, muchas, dejaron de programar espectáculos de narración oral; muchos circuitos rebajaron cachés o, directamente, dejaron de funcionar; muchas ayudas para programar y contratar narradores desaparecieron. Valga como ejemplo de todo ello la privatización de la gestión de las bibliotecas municipales de Madrid, donde el caché que ofrecen en la actualidad es exactamente UN TERCIO DE LO QUE COBRÉ LA PRIMERA VEZ QUE TRABAJÉ, HACE AHORA 18 AÑOS. No conozco a nadie que cobre un tercio de lo que cobraba en 1993 (año en el que, por cierto, también estábamos en crisis).
Y el colectivo de narradores, pequeño, disperso, no hizo apenas nada: ni una manifestación, ni un triste comunicado.
Este año en muchas Comunidades los recortes están afectando a las escuelas públicas, a la educación pública. En las escuelas hay ahora muchas cosas en las que pensar antes que en llamar a un cuentista para que venga a contar cuentos: más horas lectivas, mayor ratio, menos profesores, menos tiempo para preparar proyectos, menos presupuestos... la educación pública está siendo atacada, desbaratada, está en el punto de mira.
Y el colectivo de narradores, pequeño, disperso, no está haciendo apenas nada: ni una manifestación, ni un triste comunicado.
Es verdad que algunos narradores han hecho algo a título personal, parece también que algunas asociaciones quieren hacer algo de forma colectiva. Pero mientras unos quieren y otros se organizan y unos cuantos miran... el tiempo pasa y quién sabe si cuando por fin reaccionemos estaremos al otro lado de esa línea delicada, frágil, pequeña, que separa la vida de la muerte.
Porque también para este oficio nuestro morir es fácil.
Que no le quepa duda a nadie.
martes, 27 de septiembre de 2011
La mujer que plantaba árboles
Pero a veces las historias se hacen hueso y carne y voluntad férrea, y entonces sucede que hay libros de ficción que se quedan pequeños al lado de personas tenaces, increíbles, enormes. Es el caso de Wangari Maathai, bióloga keniana que recibió el premio Nobel de la Paz y que plantó ¡¡47 millones de árboles!!
Os animo a que leáis sobre su vida en el artículo del obituario de ayer en El País.
También podéis leer una ficha sobre el álbum infantil Wangari y los árboles de la paz, publicado en Ekaré, en esta reseña de Ana para el Biblioabrazo.
Saludos
lunes, 26 de septiembre de 2011
Más sobre educación pública
domingo, 25 de septiembre de 2011
Roseanna
La señora Emilia y la mujer del carbonero
Era un carbonero que iba a vender carbón para Valencia. Y le dijo a la mujer, dice:
─Prepárame la alforja con diligencia,
con cebada, pan y vino
y otras muchas cosuelas,
porque dentro de Valencia
está muy caro el comercio
y cuesta mucha moneda.
─Bien, te haré lo que me ordenas.
Y también a su amante le dio cuenta,
que se iba muy de mañana
y, por tanto, que esté alerta.
Entonces, pos claro, él se fue por la mañana... y el amante, que era el cirujano, el barbero de allí del pueblo, ¿no?, pues fue. Cuando se le olvidó las alforjas. Entonces va y dice:
─¡Anda!
Se vuelve y la llama. Dice:
─Mira, levántate, querida, que me he dejao las alforjas en ese poyo que está mirando a la chimenea.
Dice:
─Pos no tiene usté que entrar, que yo te las sacaré allí fuera.
Bueno, pues pensó darle las alforjas, y le dio los calzones. No pensaría mucho. Con que ya va a almorzar, y se encuentra que son los calzones del cirujano:
─Los calzones son testigos
de que tú eres mi ramera,
y que, cuando yo me voy,
el barbero me la pega.
Pero bueno, siguió... y, cuando ella se levanta, lo primero que se encuentra son con las alforjas. Y empieza a llorar, y el dotor la dice, dice:
─¿Qué te pasa, que tanto te lamentas?
Dice:
─Que, cuando vino mi marido
a por las alforjas,
pensé darle las alforjas,
y tus calzones se lleva.
Dice:
─¿Cómo estaba tu cabeza?
─De alforjas a calzones,
muy bien sé diferenciar...
─Bien sí que la tienes tú,
mejor así no te conociera,
no te vería yo ahora
tan oprimida y suspensa,
tan llena de confisiones
y cargada de pena.
─Échate la puerta afuera
y, si no tienes calzones,
búsquelos donde quisiera.
Furiosa la carbonera.
Bueno, pues se tuvo que marchar. Y más que no había llevao capa, y tuvo que salir desnudo...
Entonces, todos los chicos
que le veían ...
a la suela le apedrearon
pensando que loco era.
Cuando llegó a su casa
la mujer, figurándose lo que era
no precisó tijeras para cortarle el pelo.
Pa curarle las heridas
le estiró muy bien las greñas,
pensó que, para esquilarle,
no eran menester tijeras
y le arrancó la melena.
Luego va una vieja por lumbre y dice:
─¿Qué te pasa que tanto te lamentas?
Dice:
─¡Ay!, si aunque a usté yo se lo diga
no me aliviará mi pena.
Dice:
─Pos no sabes tú mu bien
los consejos de las viejas.
Haz cuenta que te confiesas,
comunícame tu pena.
Dice:
─¡Ay!, es que, cuando se fue
mi marido a Valencia
me dijo que le preparara
la merienda
y tal y ─dice─ al barbero no le di cuenta.
─Amiga, la más amiga,
no pensé que tanto era.
Para eso hará menester
una consulta de viejas.
Bueno, se juntaron seis o siete viejas, las que había. Y, después de dar muchas vueltas, pensaron que lo mejor era hacer unos calzones como los del cirujano y ponérselos alguna. Tiene mucho misterio. Entonces, cuando el marido viene, coge los calzones y la va a pegar a la mujer:
─¡Anda! Los calzones son testigos
de que tú eres mi ramera,
y que, cuando yo me voy,
el barbero me la pega.
Entra, y está la vieja hilando arremangá con los calzones. Dice:
─Hombre, señora vieja, ¿cómo es que gasta calzones?
Dice:
─¡Toma! También tu mujer los lleva,
y también el cirujano
destos mismos los lleva.
En un día los hicimos,
juntos de la misma tela.
Entonces, claro, pues dice:
─San Zenón y San Aón,
habrán traído a esta vieja,
porque no permitiría
de que en mi casa estuviera.
Tenga usté, señora vieja,
la mitá de la moneda
que he sacado del carbón,
y perdone la pobreza.
Así que, de esa manera, engañaron al marido, haciéndole ver que los calzones que se había llevao eran los de su mujer.
viernes, 23 de septiembre de 2011
El Tiramilla
jueves, 22 de septiembre de 2011
La familia D
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Lausana
martes, 20 de septiembre de 2011
Dos de pájaros
Laboratorio de lectura
viernes, 16 de septiembre de 2011
¿Quién come a quién?
jueves, 15 de septiembre de 2011
La linterna mágica
lunes, 12 de septiembre de 2011
Asamblea de AEDA
Más educación pública
jueves, 8 de septiembre de 2011
Tras la última sesión, entrevista.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
De los convenios British
PD3: Hay un error en el post: no todos los profesores asignados al British eran nativos, muchos eran españoles con un nivel adecuado para entrar y con conocimiento del sistema educativo que se impartía en estos centros.