En estos tiempos en los que quienes contratan cuentos se encuentran con la caja casi vacía y tengo que andar peleándome para que los cachés no bajen de los cachés que cobraba hace 19 años, cuando empezaba a contar (y no tenía la experiencia y ni las tablas que tengo ahora), pero con los costes no de hace 19 años, sino de hoy (gasolina a precio de 2012, autónomos a precio de 2012), ahora llega Rajoy y además nos sube el IVA.
Todos estos pagos en cachés tan bajos hacen que las cuentas no salgan. No. Las cuentas no salen.
Contar cuentos ha sido siempre un oficio marginal.
Ahora ya es, además, un oficio imposible. Un oficio casi ficticio.
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