domingo, 20 de enero de 2013

Crónicas de estos días

Estos pasados días han sido muy intensos, y me gustaría daros algunos detalles sobre momentos especialmente emocionantes vividos de la mano de los cuentos. Para ello escribo esta pequeña crónica. Vamos al lío.

La pasada semana comenzó bien llena de cuentos: lunes y miércoles reunión con el grupo de personas que llevan conmigo desde diciembre haciendo un cursito de narración y tradición oral en Azuqueca de Henares y que, poco a poco, va dando sus frutos (podéis ver aquí el incipiente blog que está naciendo). El martes estuve con el Club de Amigos del Cuento, también de Azuqueca de Henares, participando en una "Merienda de cuentos" y pasando un rato muy agradable juntos charlando sobre narración oral, libros, cuentos, etc. Aquí puedes ver su interesante blog.


Jueves y viernes (por la mañana) los dediqué a trabajar sobre las sesiones que tenía previstas para el final de semana, especialmente la del viernes por la noche en Guadalajara, dentro de la programación del Viernes de los Cuentos, una sesión especial para mí pues fue en el primer viernes de los cuentos (allá por principios de 1994) cuando comencé a contar cuentos en público, en aquellas entrañables sesiones que se hacían en la hemeroteca de la BPE de Guadalajara (por aquel entonces en el Palacio del Infantado) que abría sus puertas a las once de la noche para que, quien quisiera, contara y/o escuchara cuentos. En el primero de aquellos viernes conté mi primer cuento. Por eso los Viernes de los Cuentos (incluso tal como ahora se conocen, con este formato de narrador profesional contando a un numeroso público, que lleva ya 16 temporadas) son para mí un lugar y un momento muy especial para contar. La última vez que conté en ellos fue en enero de 2005, y ahora, en enero de 2013, volvía a casa, a mi casa de los cuentos. Por eso quería llevar algo especial. Y eso hice.
Estuve trabajando a fondo sobre una sesión que comencé a preparar en 2009 titulada "Cuentos para tres", una historia marco en la que se insertaban cuentos pautados por la trama central. Estrené esta sesión en septiembre de 2010, en Puerto Lápice, y luego volví a contarla en abril y mayo de 2011 en San Clemente y en Las Palmas de Gran Canaria (sólo media sesión para el programa de "Eróticos por los rincones"), y por último, la conté en febrero de 2012 en el Café de La Luna, en Logroño (donde contar siempre es especial). Una sesión contada sólo en tres ocasiones y media porque precisa de un público especial, habituado a los cuentos y con ganas de escuchar. Hablo algo sobre el proceso de creación de esta sesión aquí.
Lo cierto es que, desde 2009 que empiezo a pergeñar la sesión hasta este viernes, el camino ha sido más de trabajo interno, más de taller de cocina, que de rodar cuentos, un proceso lento, demorado, y muy interesante, que ha ido dejando que los cuentos se vayan acomodando y la sesión encuentre su extensión (en algún momento había incluido más días -de viaje en la historia marco- con más cuentos dentro, pero definitivamente esto ha desaparecido) y, lo que es más importante, este remate final del pasado jueves y viernes terminó de cerrar el espectáculo y darle su forma definitiva. Ahora sólo falta que pueda rodar por ojos y corazones.

Foto tomada del tuíter de María Sánchez
El Viernes de los Cuentos fue, como podía imaginar, una sesión muy especial (como así lo anticipaba la expectativa que iba generando: aquí, aquí, aquí o aquí). El Salón de Actos del IES Brianda de Mendoza se llenó, no solo en las butacas, sino que también había gente sentada y de pie por los pasillos y hasta las escaleras del escenario; el total sumaba, fácilmente, más de 400 personas (por eso el Seminario de LIJ ha decidido trasladar los Viernes a un espacio mayor: el CMI "Eduardo Guitián", que tiene un aforo de cuatrocientas butacas. Así pues no sólo fue una sesión especial para mí, sino para el salón que nos ha acogido desde 1999 hasta este pasado viernes).
Lo cierto es que la sesión fue inolvidable (he recibido bastantes correos, tuits, comentarios y mensajes en féisbuc que me animan a pensar que no sólo lo fue para mí), una hora y media de cuentos, con un público entregado, atento y con muchas ganas de cuentos. Pero además un público especial no solo porque conoce y quiere cuentos, sino porque estaba lleno de amigos y gente conocida. Sí, fue una sesión inolvidable. Inolvidable.

Por si fuera poco, el sábado por la mañana hubo más cuentos. En esta ocasión para público infantil y familiar en el Salón de Actos de la BPE en Guadalajara, con el aforo, otra vez, completo. Una nueva fiesta de la palabra.

Foto tomada del féisbuc de Vicky Jiménez
Y para terminar, la guinda del pastel. El sábado por la tarde fui a contar a un lugar muy querido para mí, Robleluengo, en el Valle del Ocejón. Antes de la sesión pudimos pasar a visitar a la señora Emilia, Juani y Raúl. Al llegar el café estaba recién hecho y un plato de deliciosas rosquillas nos estaba esperando. Además de la conversación hubo incluso tiempo para que la señora Emilia nos recitara un cuentecillo en verso que había recordado y que, sabiendo como sabe que estas cosas me gustan, me quería contar.

Foto de Mariaje
Tras el café, más cuentos (otra hora y media) y, al salir del salón de actos, nos encontramos con que la nieve andaba con ganas de jugar a dejar blanca toda la pizarra negra del valle. El viaje de vuelta con nieve cayendo casi hasta Humanes fue emocionante y, cuando por fin llegamos a casa, caí rendido como un bendito.
Unos días intensos, llenos de cuentos y emociones.
Una fiesta.
Saludos

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