Este libro está protagonizado por un folklorista (centrado en la recogida de cuentos tradicionales), su mujer y su hija, también folklorista (pero ella dedicada a las canciones populares), por un revolucionario, por un viajero y por un siglo marcado por los tiempos oscuros. En paralelo a la trama de las vidas de los personajes encontramos las historias, y aunque la trama central (de estas vidas) ya sería suficiente para quedar pegados a la lectura del libro, no dejamos de toparnos con esos cuentos y esas canciones, lo que nos permite ver cómo surgen, cómo se transmiten, cómo van cambiando y, sobre todo, cómo nos sirven para tratar de explicar y comprender el mundo en el que vivimos.
Es un libro hermoso (y duro), con muchos momentos que reconoceremos quienes vivimos abrazados al cuento contado. Os dejo una cita para que entendáis qué quiero decir: "Había narradores a los que le bastaba con un par de frases para situar la historia y otros que necesitaban más de cincuenta. Saber alargar el principio era una habilidad que se valoraba, pero que ponía nerviosa a la mayor parte de los grabadores, porque les interesaba más ir al núcleo de la historia. El primer verano en el que empezaron con las grabaciones, el Folclorista no pudo evitar interrumpir a uno de aquellos hombres Disculpe, pero no es necesario que me cuente tan bien quién era ese mercader. El hombre lo miró con superioridad y replicó Hijo mío, ¿a usted nadie le ha explicado nunca que los principios son importantes? Por si todavía no lo sabe, debería saber que todas las historias, sean cuentos o hechos sucedidos en algún momento, necesitan cierta preparación. El Folclorista le dio la razón y a partir de aquel día no se atrevió a interrumpir a ningún otro narrador." (p. 57)
En suma, una lectura estupenda tanto para quienes disfrutamos con los cuentos contados y como para quienes disfrutamos de la buena literatura.
Saludos
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