Ayer por la noche curioseando entre los libros de mi biblioteca me topé con Caídos del cielo, de Ray Loriga, en Plaza y Janés. No era consciente de haberlo leído y estuve un rato con él en las manos tratando de recordar cómo llegó hasta ahí, y así estuve hasta caer en la cuenta de que lo había comprado hacía unos cuantos años (al menos diez) y que lo debía de haber despistado de mi lista de libros pendientes de leer. Lo cierto es que ayer el libro y yo nos reencontramos y ha sido como dar con un pequeño tesoro que tenía en el jardín de mi casa (o mejor aún, como un hermoso asteroide caído del cielo que hubiera quedado oculto entre mis libros), lo he leído con gusto, devorándolo, engullendo cada palabra, cada página, saboreándolo. Me ha hecho pasar un rato estupendo y me ha recordado a narradores adolescentes y especiales como Holden Caulfield, el de El guardián entre el centeno, de Salinger (recientemente fallecido), una de esas novelas imprescindibles del siglo XX.
Pero volvamos a Caídos del cielo. Si no has leído el libro no dejes de hacerlo, está escrito de forma ágil y rápida, y armado de manera que precisa de un lector cómplice. Uno de esos libros que te piden para darte luego duplicado lo que exigieron.
Lo dicho, lo he pasado en grande leyéndolo.
Saludos
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