martes, 9 de febrero de 2010

Campo de amapolas blancas

Hace dos o tres semanas estuve trabajando en Las Rozas, en el colegio de Los Jarales, dando una charleta a profesoras. Cuando terminé me regalaron este libro de Gonzalo Hidalgo Bayal titulado Campo de amapolas blancas, en ed. Tusquets (mil gracias, Ana).
Es uno de esos libros que se leen casi sin sentir, de un tirón, y luego te queda un sabor que no se va y no hay manera de que se vaya y recuerdas secuencias, frases, escenas... hasta que la tentación es tan fuerte que no puede uno dejar de releer algunos capítulos.
Creo que lo que más me ha gustado del libro es cómo el narrador cuenta la historia y sobre todo esa aparente sencillez, esa aparente fragilidad de la memoria.
La historia nos presenta a un personaje nominado por una letra muda (H) que se va perdiendo hasta que acaba por ser arrollado por la vida (o por la no vida). Pero prefieron que lean el libro y lo saboreen como un niño goloso que disfruta de un caramelo excelente. Eso es este libro: un caramelo excelente.
Saludos

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