miércoles, 22 de agosto de 2012

La historia interminable

Siguiendo con las relecturas de buenos libros que leí hace ya unos cuantos años y que vuelvo a disfrutar ahora, es el turno de un libro fantástico, una obra clásica de la LIJ contemporánea: La historia interminable, de Michael Ende, uno de mis autores favoritos. Esta edición traducida por Miguel Sáenz, ilustrada (letras capitales) por Roswitha Quadflieg y publicada en 1992 por RBA Editores.


Hace por lo menos veinte años que leí este libro y recuerdo que me gustó mucho, especialmente la primera parte. Sin embargo, en esta nueva relectura creo que me ha gustado más la segunda parte (supongo que los libros cambian porque nosotros cambiamos). De cualquier forma todo el libro es espectacular. Pero vayamos con algo más de orden.
Lo que cuenta La historia interminable es bastante conocido: Bastián, un niño que ha perdido a su madre y que no es demasiado feliz con los otros niños de su clase, roba un libro y se esconde en el desván de la escuela para leerlo. Se trata de La historia interminable, un libro en cuya primera parte se nos cuenta cómo el mundo de Fantasia está siendo destruido por una masa oscura y negra, y sólo podrá ser salvado cuando un humano entre en Fantasia y dé un nuevo nombre a la Emperatriz Infantil. Atreyu, un piel verde, recibe la misión de traer a ese humano hasta Fantasia, y Fújur, el dragón de la buena suerte, lo acompañará desde el momento en el que sus caminos se cruzan. Bastián, leyendo el libro desea ayudar y salvar Fantasia y, en un momento, grita un nuevo nombre para la Emperatriz Infantil y entra en Fantasia. Hasta aquí la primera parte. Y a partir de ahí comienza el deambular de Bastián por Fantasia, su cambio (ojo, no cambio, su deseo de ir siendo otro) a golpe de deseos cumplidos, la espiral en la que acaba cayendo y las dificultades para lograr salir de Fantasia y volver a su mundo con su padre.
Contaba mi profesor Antonio Fernández Ferrer, quien tuvo la suerte de conocer y charlar en alguna ocasión con Michael Ende, que el autor alemán le dijo que escribió este libro con intención de crear un clásico, un libro que se siguiera leyendo. Y bien que lo consiguió. Este libro es, sin lugar a dudas, un puntal del canon contemporáneo de la LIJ, un libro imprescindible para niños, jóvenes y adultos.
En La historia interminable y, desde mi punto de vista, funcionan perfectamente varios elementos que hacen de él un libro extraordinario:
  • Existe un equilibrio perfecto entre acción/aventura y mensaje (o carga didáctica, si se quiere), convirtiéndolo, por tanto, en un libro perfecto para disfrutar y, al mismo tiempo, un libro perfecto para reflexionar (solo o en compañía). El propio autor pone en boca de Bastián palabras sobre esta cuestión: "No le gustaban los libros en los que, de forma avinagrada y con mal humor, se contaban acontecimientos totalmente corrientes de la vida totalmente corriente de personas totalmente corrientes. (...) le daba cien patadas cuando se daba cuenta de que lo querían convencer de algo. (...) Bastián prefería los libros apasionantes, o divertidos, o que hacían soñar: libros en los que personajes inventados vivían aventuras fabulosas y en los que uno podía imaginárselo todo." (pp. 27-28)
  • El despliegue de la imaginación deslumbra, fascina. Ende es capaz de soñar (y compartir) admirables países de ficción. Igualmente sucede con algunos de sus personajes y lugares (la Casa de Cambio y Doña Aiuola, por ejemplo). E insisto: la carga metafórica de todos estos espacios, personajes, momentos... es extraordinaria y funciona. Imágenes tan potentes como El templo de las Mil Puertas, o personajes como Yur el minero ciego, o Vetusta Morla... (en muchos libros de literatura fantástica se hecha de menos este contenido metafórico directo, hondo, rico).
  • La trama de la historia es perfecta: un viaje de ida hacia Fantasia (y hacia dentro) y un viaje de vuelta al mundo real (hacia fuera). Y está contada de manera magistral. Igualmente insisto: el motor de esa trama funciona también desde la perspectiva didáctica: salvar la fantasía, moverse a golpe de deseo (y sucumbir en el pozo inagotable de los deseos), la necesidad de amar...
  • La empatía inevitable del lector con el lector protagonista es férrea y hace de éste un libro especialmente emocionante, que nos toca, nos abraza y nos lleva de la mano: un libro en el que, en verdad, entramos.
  • Y otros muchos aspectos que funcionan: el viaje de ida y vuelta en dos planos distintos y entrelazados (realidad y ficción), la evolución del protagonista, la puerta de entrada que comunica ambos mundos (el libro), la coherencia de los mundos creados y sus vinculaciones (las mentiras del mundo real, los sueños perdidos), la valoración positiva de la explicación fantástica de la realidad (frente al racionalismo actual)... Brevemente diré sobre esta última cuestión que me entristece mucho hoy en día encontrarme cada vez con más niños y niñas incapaces de imaginar y de ver la realidad desde una óptica fantástica: eso de que "no te entre en la cabeza" que la luna es un plato de natillas cuando eres un niño de siete años, más que tristeza da pavor. 
No quiero enrollarme hablando de este libro que seguramente conocéis mucho mejor que yo. Pero no por ello he de decir, una vez más, que se trata de un libro maravilloso, un viaje necesario, una lectura imprescindible, un libro de cabecera, una aventura gozosa y emocionante. Una delicia.
He recogido además unas cuantas citas sobre narración y ficción que no me resisto a transcribir aquí:

[Hablando de la corte de Fantasia, no podíamos faltar ;-))]: "En todos aquellos edificios vivía la corte que rodeaba a la Emperatriz Infantil: tesoreros y sirvientas, sabias y astrólogos, magos y bufones, mensajeros, cocineros y acróbatas, funámbulas y narradores de historias, (...)" (p. 29)

Un personaje especialmente interesante es La voz del silencio (todo el capítulo VII), llamada Uyulala, la voz que corre por el viento y que habla en verso: la voz de los viejos aeda que contaban historias, mitos, cuentos, narraciones... Una voz que a veces "sonaba más fuerte, otras más débil, pero sin cesar nunca por completo. Hasta cuando no cantaba o cuando hablaba él, flotaba siempre a su alrededor, en un tono constante" (p. 108). La voz cuyo "cuerpo es acento y tono" (p. 109) y que incluso en silencio pervive "¡recuerda el canto dormido!" (p. 113)

[La ficción como vía de perfectibilidad de la realidad]: "Todos los [humanos] que estuvieron con nosotros aprendieron algo que sólo aquí podían aprender y que los hizo volver cambiados a su mundo. Se les abrieron los ojos, porque pudieron veros con vuestra verdadera figura [a los habitantes de Fantasia]. Por eso pudieron ver también su mundo y a sus congéneres con otros ojos. Donde antes sólo habían encorado lo trivial, descubrieron de pronto secretos y maravillas." (p. 170)

"¿No sabes que Fantasia es el reino de las historias? Una historia puede ser nueva y, sin embargo, hablar de tiempos remotos. El pasado surge con ella." (pp. 224-225)

[Uno de los lugares protagonistas de Fantasia es Amarganz, cuyos habitantes ¡son cuentistas!]: Los amargancios, por una viejísima tradición, somos los cantores y cuentistas de Fantasia. Nuestros niños son iniciados muy pronto en ese arte. Cuando se hacen mayores, deben viajar muchos años por todos los países y ejercer esa profesión para utilidad y provecho de todos. Por eso se nos acoge en todas partes con respeto y alegría. Sin embargo, nos preocupa una cosa: nuestro repertorio de canciones e historias no es muy grande. Y tenemos que repartirnos ese poco entre muchos. No obstante, se dice que en tu mundo eras [habla a Bastián] conocido por tu capacidad para inventar historias. (...) Yo y mis conciudadanos te quedaríamos indeciblemente agradecidos si quisieras ofrecernos algunas historias nuevas." [La historia continúa cuando los amargancios cuentan su repertorio completo de unas cien historias, canciones y poesías y Bastián, a cambio, es cuenta una historia que les abre las puertas de una biblioteca que custodia muchas otras historias] (pp. 253-259)

[En la Ciudad de los Antiguos Emperadores Bastián se encuentra con los humanos que no supieron salir de Fantasia porque perdieron todos sus recuerdos y agotaron todos sus deseos, humanos que]: "ya no saben narrar. Han perdido el lenguaje" (p. 359)

En fin, no quiero aburriros con más citas y sí animaros a que leáis este libro si todavía no lo habéis hecho y a que lo releáis si ya habíais paseado antes por sus páginas hermosas. Un libro maravilloso. Imprescindible. Delicioso. Una lectura totalmente necesaria.
Saludos

PD: Juan, mi hijo mayor, también leyó este libro recientemente. Su opinión aquí.

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