jueves, 28 de noviembre de 2019

El Valle de la Deseada

En estos días traigo al blog el libro El Valle de la Deseada, del cuentista Digo Magdaleno, publicado por Palabras del Candil en su colección "1001 Noches" (de hecho es el número 8 de dicha colección). Como algunos de vosotros ya sabéis esta editorial está dedicada a la publicación de libros y cuentos de narradores orales, es un proyecto que fundamos entre ocho amigos y entusiastas de la palabra dicha allá por 2005 y que, a estas alturas, cuenta con unos 50 títulos en catálogo.
La colección "1001 Noches" interpela directamente a lectores jóvenes y adultos y es un lugar ideal para encontrarse con textos como El Valle de la Deseada, una novela que incluye un buen puñado de cuentos de la tradición oral. Pero dejadme que os hable del libro.


El Valle de la Deseada nos cuenta la historia de Miguel o, más bien, Felipe, "una persona huyendo de su presente, alejándose de él para convertirlo en su pasado (...) un personaje que no ha elegido ser el protagonista" (p. 9), tal como afirma el narrador en las primeras páginas. Un viaje que comienza como una huida y que acaba siendo la realización de un propio camino en pos de un destino propio.
Y este viaje implica una búsqueda personal (en cuanto a su ser y a su forma de relacionarse con los otros –ay, que suena muy empingorotado, es que no quiero dar pistas–), pero también un hallazgo de una voz propia, articulada a partir de la tradición oral, y que le sirve para acabar siendo un narrador oral. Así pues, en ese doble viaje (que acaba siendo, a la postre, dos caras de un mismo viaje), acompañamos a Felipe a lo largo del libro.
En sus páginas encontramos historias de amor poderosas; aventuras y misterios de esos que te tienen pegado al libro; cuentos fantásticos de la tradición oral; personajes inolvidables como Felipe, María Castaña, Joao, Saturnino, Manuel, las Marimantas...; y un lugar hermoso, la Sierra de Huelva, donde transcurren sus historias y viven sus protagonistas. Esta Sierra (sus gentes, costumbres, paisajes y pueblos) acaba siendo casi un personaje más de la novela.
Además de la lectura emocionante de la historia (las historias) y los casi 30 textos recogidos de la tradición oral que incorpora la novela, el libro cuenta con otro detalle de mucho interés para quienes nos dedicamos a la narración oral: podemos ver de primera mano cómo una persona que conocía cuentos, que disfrutaba escuchándolos y contándolos, acaba siendo un narrador oral que vive de ello. Seguro que muchos de nosotros, de nosotras, nos sentimos identificados en algunos de los momentos que vive Felipe (dando con la propia voz, buscando repertorio, viviendo con nervios y emoción las primeras funciones...).
En suma, una novela que he disfrutado mucho y cuya lectura os recomiendo.
Saludos

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