Es verdad que hay narradores en España que cuentan algunos cuentos tradicionales, pero suele ser algo anecdótico en un repertorio lleno de textos de autor, historias de vida, creaciones propias... son pocos los narradores que cuentan largos y complejos cuentos tradicionales, y me atrevería a afirmar que son pocos los narradores que se sienten parte importante de la cadena de pervivencia y transmisión de la tradición oral.
Ayer hablaba de estas cosas en Huesca con Sandra Araguás, una narradora que ha hecho (y sigue haciendo) mucho trabajo de campo recopilando cuentos tradicionales por el norte de Aragón, en ese sentido ella es una narradora que tiene un gran repertorio tradicional y que, además, conoce y comprende la tradición y el folclore de primera mano, más allá de los libros.
Es verdad que hay narradores que han hecho recopilación e incluso que han publicado libros: Antonio Rodríguez Almodóvar, que es antes recopilador, estudioso y escritor que narrador; Ana Griot, que recoge y reescribe cuentos tradicionales; y otros narradores que publican de vez en cuando álbumes de versiones de cuentos tradicionales. Y es verdad que hay narradores que cuentan cuentos tradicionales: Mª Reyes Guijarro por ejemplo, o también Albert Estengre, o Milio el del Nido, o Ignacio Sanz, por poner unos ejemplos. Pero es verdad que no es la tónica general, no es lo que habitualmente se escucha cuando tienes la oportunidad de escuchar a muchos narradores contando sus cuentos.
Pueden ser diversos los motivos por los que los narradores profesionales no se sientan atraídos hacia los cuentos tradicionales, aquí van algunos a vuelapluma:
1 Para empezar, el desconocimiento: muchos narradores no conocen el amplio repertorio de cuentos tradicionales que hay recogidos y publicados en España.
2 Quizás el propio proceso de recopilación de esos cuentos tradicionales y la procelosa historia de las grandes colecciones de cuentos en España tenga algo que ver en este desconocimiento. Igual que quizás haya una distancia notable entre los folcloristas actuales y los narradores (o entre los folcloristas actuales y el gran público, quién sabe).
3 Tal vez el desconocimiento no sea tanto de las colecciones de cuentos como de la propia tradición. Muchos narradores orales son urbanos y no han tenido la oportunidad de ver y vivir la tradición oral y la perciben como algo lejano y ajeno.
4 Para terminar, el propio proceso de conformación de la voz, es decir: quizás muchos narradores todavía no han llegado en su camino personal de trabajo y adquisición de la propia voz al territorio de la tradición y los cuentos tradicionales.
Estas cosas pienso esta mañana de miércoles. Pero las llevo pensando desde que vi contar, hace ya algunos años, a narradores alemanes, finlandeses, noruegos, daneses, ingleses... cuentos tradicionales, sintiéndose parte importante del engranaje de esa tradición y transmisión, engranaje que les emparentaba directamente con los grandes recopiladores y con los viejos narradores tradicionales de todos los tiempos.
Qué suerte.
Saludos.
!Que casualidad! Andaba yo también haciéndome preguntas sobre las historias de tradición oral... Tal vez otra razón para apuntar a tu lista, sea que la tradición oral no ha tenido buena propaganda durante muchos años en nuestro país,desprestingiándola y asociándola a asuntos pueblerinos, antigua y que no molaba nada hablar de ella e incluso, politizándola desde cualquier lado. Tengo esa sensación. Y así, cómo se va a valorar y a cuidar como oro en paño algo nuestro? Cuándo y cuántos están dispuestos a despojar esta tradición oral de tantos prejuicios?
ResponderEliminarHabrá que editar, leer, contar, ilustrar... mucho más estas historias, para que haya más narradores que nos embelesen con sus había una vez... como nuestros abuelos.
Que un besito y a la semana que viene leo los Enormes, que le tengo ganas ;)
Ana
Hola Pep, tal vez se deba a que por aquí hemos llegado cien años tarde a la recopilación de la tradición oral. Si en otros lugares los grandes recopiladores (Grimm, Andersen, -por citar a los más conocidos-) empezaron a recopilar a principios del XIX o incluso antes (Perrault en el XVII) por estos lares no empezamos a tomarnos en serio este trabajo de recopilación hasta finales del XIX, principios del XX. Me refiero a los Aurelio Espinosa, padre e hijo.
ResponderEliminarCon notables excepciones, por aquí no hemos tenido grandes recopiladores -como Antonio Rodríguez Almodóvar- hasta hace algunos años, cuando se ha empezado a comprender la importancia de preservar la tradición oral.
Tal vez, ese retraso histórico -que lamentablemente en España se ha dado en tantos y tantos campos- haya supuesto que muchas historias se hayan perdido para siempre.
Sí Julio, es una de las reflexiones que incluyo en el post, la de nuestro secular retraso. En cuanto a lo que comenta Ana (Biblioabrazo), no lo había contemplado pero sí, seguro que también tiene que ver y que suma y sigue en esta retahíla de reflexiones.
ResponderEliminarGracias por vuestros valiosos comentarios.
Abrazos