He esperado un poco para terminar estas crónicas. Hoy nos hemos comido unas pastas típicas que había traído conmigo: su sabor dulce, espeso, es una intensa evocación de Túnez. Unos días después de haber llegado a casa todavía conservo el buen sabor de boca de la visita tunecina. Me doy cuenta de que tengo un montón de sensaciones, imágenes y emociones, todas ellas felices, como recuerdo de mi estancia (cortísima) en el país norteafricano.
Además hoy Túnez es un lugar donde todo es posible: una revolución incruenta que acaba con un dictador, un proceso democrático naciente, un lugar donde conviven la cultura árabe y occidente, y, sobre todo, un país hermoso con una gente amabilísima.
Sin duda ninguna, un lugar al que volver.
Saludos
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