jueves, 4 de junio de 2015

Sopa de piedra

Llevo unas horas enredado buscando por mi biblioteca en colecciones de cuentos para ver si encontraba alguna buena vieja versión del cuento tradicional de "Sopa de piedra". Seguramente conozcáis este texto tradicional que ha sido muy contado y difundido por Europa durante siglos, si no os suena podéis asomaros a esta versión que recoge la web de CiudadSeva. Me pareció recordar que existía alguna versión en el Panchatantra o entre las Fábulas de Esopo, pero nada, no di con ella. Luego estuve buscando a través del catálogo tipológico (tiene asignado el número ATU 1548 dentro de la categoría "el hombre listo") y busqué por algunos de los que tengo en casa (el de Chevalier y Camarena solo tienen publicado hasta el número ATU 996, una desgracia), como por ejemplo el del cuento folklórico aragonés De la chaminera al tejao, de Carlos González, pero nada, ahí tampoco di con él. Luego empecé a buscarlo en algunas colecciones de cuentos (Los cuentos de Ahigal, de José María Domínguez; Los cuentos tradicionales de León -vol II- de Julio Camarena; etc.) y, como empezáis a sospechar, tampoco encontré nada. Pero insistí, porque me sonaba que en algún momento yo había contado en la radio alguna versión de este cuento y, ¡eureka!, di con él en los Cuentos castellanos de tradición oral de Joaquín Díaz y M. Chevalier (aquí está el audio con la grabación).
Seguí buscando y, ya metido en el blog, entré en la red. Allí di con una web de una revista que se llama así "Sopa de piedra" (Stone Soup) y que es una revista en la que se publican cuentos de niños, pero en la que también hay bastante información sobre este cuento. De hecho tienen un post con la historia que han podido recoger de las publicaciones más antiguas en las que aparece este cuento. Ahí afirman que la versión escrita más antigua que hay es de 1720 publicada por Madame de Noyer (y luego hay algunas más en Francia y en Inglaterra -la primera en 1808). 
En este punto, como os podéis imaginar, ya estaba completamente perdido. Si este es un cuento que es tan conocido y tan difundido ¿cómo es posible que hasta 1720 no hubiera ninguna versión publicada? Habiendo como había tantos libros que contenían cuentos (sobre todo ejemplarizantes y didácticos como este) resultaba en verdad difícil de creer que no hubiera una versión escrita anterior. Así las cosas seguí enredado entre libros hasta que por fin encontré un dato interesante, fue en el libro de Maxime Chevalier: Cuentos folklóricos españoles del Siglo de Oro, publicado en la editorial Crítica, concretamente en su página 296 había referencias a dos versiones de este cuento publicadas: Gonzalo Correas escribió en su enciclopédico tratado Vocabulario de refranes de 1627 el cuento para explicar el refrán: "No hay tal caldo como el zumo del guijarro" (en la p. 243); y Pedro González de Godoy, en 1682, en su Discursos serio-jocosos sobre el agua de la vida (p. 116) también incluyó otra versión.
Seguro que si hubiera seguido buscando habría dado con más variantes, esto sólo es para que veáis que en un ratillo se puede dar con bastante información sobre un cuento tradicional.

A estas alturas os preguntaréis por qué he pasado estas horitas así enredado. Bueno, aquí va el motivo: hace una semanas vi una nueva versión de "Sopa de piedra" que acababa de publicar una editorial especializada en libros álbum. Esa editorial tenía ya, de hecho, en su catálogo, al menos otro libro con ese mismo cuento. Pero no solo esa, sino muchas otras editoriales especializadas en libros álbum o en literatura infantil y juvenil incluyen en sus catálogos este título. Y en la gran (abrumadora) mayoría no citan en ninguna parte del libro que es un cuento basado en un texto de la tradición oral. Algunas lo hacen en sus webs, pero para mí eso no es suficiente: no cuesta nada poner en el libro, entre los créditos: "basado en un cuento tradicional". Pero, incomprensiblemente, no lo hacen. 
En principio esto es un asunto que me entristece: tanto autores como editores deben ser conscientes del origen de sus textos, de las fuentes de las que beben y, opino, deben señalarlo en el propio libro. Es lo mínimo que se ha de hacer, por respeto al texto, a la tradición y a la cadena de autores que han permitido que llegue hasta las páginas de sus catálogos.

Dicho esto también invito a hacer una reflexión sobre este otro asunto: para hacer una sopa de piedra inolvidable además de la piedra, el caldero y el agua hacen falta muchos otros buenos condimentos. Exactamente igual sucede con la tradición oral: un texto tradicional (que podríamos considerar como la piedra en la caldera de sopa) se va cocinando a fuego lento y va sumando sabor con los ingredientes que el narrador, el público, el escritor, el editor... van añadiendo al caldo. Pero si los ingredientes son insulsos, desnaturalizados, hueros... la sopa sólo sabrá a agua templada y terrosa, o peor aún, a agua estancada e insana.
Este asunto lo conocemos bien quienes nos dedicamos a contar cuentos: el respeto por el texto, por la cadena de autores, por las variantes y posibilidades, ahondar en sus significados, conocer bien sus resortes... es lo mínimo que hay que hacer cuando uno decide contar un cuento (máxime si es de tradición). Y si lo que vas a contar empobrece el texto entonces, sencillamente, no lo cuentas (mira aquí). De hecho esto llevado al extremo (hablo ahora a título personal) implica que cuando veo a otro compañero o compañera que cuenta un cuento que yo también cuento pero considero que él/ella supera mi versión yo dejo de contarlo.
Sin embargo esto no parece atañer al mundo del libro y la edición. Por eso hago desde aquí un llamamiento: señores y señoras editores, señores y señoras autores, si van a publicar una versión (o van a hacer una reescritura personal) de un cuento tradicional lo mínimo que han de hacer es conocerlo bien, profundamente, buscar sus variantes, ahondar en su esencia y, si finalmente creen que han dado con ello, escríbanlo y pruébenlo con detenimiento y sin prisa antes de publicarlo. Huyan de las manipulaciones interesadas que desnaturalizan los cuentos tradicionales, de plegar el cuento a lo políticamente correcto, de escribir versiones insulsas, mediocres, planas, o para lectores a los que consideran estúpidos. Un poco de respeto por los textos de tradición oral, por favor.


Y ya para terminar este post de hoy (que va siendo largo), traigo aquí la que, desde mi punto de vista, es la mejor versión que se ha publicado en los últimos años de este cuento, un libro álbum maravilloso de Anaïs Vaugelade titulado Una sopa de piedra y publicado por Corimbo (¡en 2001!). Vaya por delante el inconveniente: tampoco aquí se indica que este cuento está basado en un texto de tradición (en fin). Eso sí, la propuesta de Anaïs es extraordinaria: en vez de un soldado pobre que llega a una aldea quien aparece en medio del invierno es el lobo viejo y desdentado que pretende hacer una sopa (de piedra o de gallina, la cosa no está muy clara). El juego de silencios entre los animales (las miradas de soslayo del viejo lobo son fantásticas), la llegada de los otros animales a la casa de la gallina y que van pasando de la desconfianza a la sopa, el plan del lobo que no queda claro del todo y que finalmente se rinde ante la calidez del grupo, la sopa deliciosa y la marcha del lobo (para no volver porque lo ha pasado bien y él en realidad quería comer otra cosa...), el final inquietante tras la última página... todo esto hace un caldo delicioso. Y si además le sumamos unas ilustraciones generosas, limpias, precisas, maravillosas y un texto extraordinario, el resultado es un libro álbum que, inspirado en el cuento tradicional, se enriquece con la propuesta de personajes animales (con una psicología ya muy definida por la tradición, como es el caso del lobo malo), con esa otra historia que está pasando en las ilustraciones y que mantiene a lo largo de todo el cuento una tensión narrativa extraordinaria.
Una versión insuperada, desde mi punto de vista, entre las propuestas de "Sopa de piedra" que se han publicado en los últimos años en formato libro álbum. Echen un vistazo, les va a encantar.
Saludos

9 comentarios:

  1. Este post es un buen condimento par la "Sopa de piedra" del conocimiento del folklore. Gracias por compartirlo.

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  2. Mi abuelo solía contarlo y cuando llegué al liceo encontré en el libro de Idioma Español varios fragmentos del Libro de Sigüenza (creo que se llama así) y entre ellos hay una versión de este cuento. Ahora es de noche y no sé donde anda ese viejo libro para buscarlo. De todas maneras hablé de esta versión de Vaugelade en mi blog porque me lo prestó mi nieta y me gustó mucho.

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  3. Perdón, no es en el Libro de Sigüenza, es un cuento que tiene como protagonista a Pedro de Urdemales. Ahora lo recordé. Saludos.

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  4. Respuestas
    1. Espero que sea porque te ha gustado la entrada ;-)))

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    2. Releyendo la entrada creo que me quedé de piedra con la investigación que llevaste tirando de un pequeño hilo. En casa tenemos esa edición y es uno de los clásicos para ir a dormir

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  5. esa historia yo la conozco-como la sopita e piedra, o la cazuela de piedras, de Pedro Urdemales

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