jueves, 20 de febrero de 2020

Narración oral con jóvenes

Desde hace unos cuantos años ando enredado con esta propuesta de trabajar la narración oral con jóvenes, idea que partió de una bibliotecaria (Eva Ortiz) y dos profesoras (Mar Gutiérrez y Laura Fortea) del IES San Isidro de Azuqueca de Henares. Lo cuento en esta entrevista que me hizo César Rivera en Onda Cero hace unos días.
Sí, han sido muchos años trabajando en Azuqueca (el mes pasado por última vez) dentro de las actividades del Pasaporte Cultural para Secundaria (aquí lo cuenta con todo detalle Mar) y también años contando esta propuesta en otros lugares (como Zaragoza, donde la propuesta lleva implantada también dos o tres años con el nombre de "Narralunas" y ha tenido una estupenda acogida y gran difusión).


Siempre resulta muy emocionante y reconfortante volver a trabajar con grupos de chavales con ganas de aprender y de disfrutar. Y esto es lo que me ha pasado estos días con los asistentes al taller del IESO HaréVolar, de Alovera (Guadalajara), un grupo maravilloso de chicos y chicas de 1º, 2º y 3º de ESO con los que he compartido mi pasión por los cuentos contados, pero también con los que he disfrutado de muchos ratos divertidos, emocionantes, curiosos... y sí, de muchos cuentos contados.


Quizás me hayáis oído hablar del Pasaporte Cultural o de los talleres de narración oral con jóvenes en alguna charla a profesorado. Igualmente vuelvo a insistir: que un grupo de 34 chavales de ESO vengan unas cuantas tardes fuera del horario escolar, motu proprio, a aprender a contar cuentos es, en gran parte, culpa del profesorado. No sé nada de leyes educativas, sólo sé que hay profesoras y profesores que son increíbles, y que entre sus superpoderes está la capacidad de motivar a sus chavales para que aprendan en todo momento, no sólo en el rato de clase, y disfruten con ello; es más, incluso consiguen que estos jóvenes se atrevan a embarcarse en proyectos que pueden sonar muy ajenos a sus intereses (¡y que también disfruten con ello!).
Sí, mi experiencia es tenaz en esto: sin un profesorado implicado en el proyecto, la cosa renquea o, directamente, no funciona.


Hay otra pata fundamental en este taburete, se trata del apoyo de la biblioteca (tal como ha ocurrido todos estos años en Azuqueca y como está sucediendo ahora en Alovera). Sí, es un aspecto muy importante y necesario, no sólo por los recursos que sirve al proyecto (espacios, libros, etc.), sino también por el trabajo que hace de acercamiento a este colectivo que tantas veces vive ajeno a la biblioteca. Que los jóvenes acaben entendiendo que la biblioteca es también un lugar para ellos, lleno de propuestas que les interesa, pienso que es otro gran logro de este proyecto.



Hoy termino el taller, pero antes de despedirnos ya hemos comprometido tres tardes a lo largo de los próximos meses para reunirnos a contar y escuchar cuentos. Sin ningún otro objetivo que estar juntos, disfrutar de los cuentos contados, pasar un buen rato en buena compañía...
Y tiene pinta de que esta aventura en Alovera no ha hecho más que empezar. Qué alegría.


Las fotos son de Laura y Mar, y están sacadas de la web del IESO HaréVolar, de Alovera.
Saludos

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