viernes, 7 de febrero de 2020

El silbido del arquero

A pesar de que los días vienen con sus afanes y tareas, siempre encuentro un ratito para leer; por eso en estos días he disfrutado con la lectura de El silbido del arquero, una novela escrita por Irene Vallejo y publicada por la editorial Contraseña.


El libro revisita la trágica historia de amor entre Dido y Eneas, un romance que ha pervivido a lo largo de los tiempos y que es recordado especialmente por la versión que escribió Virgilio para su Eneida. 
Resulta fascinante cómo la autora da aliento y corazón a los protagonistas, quienes pasan de ser unas marionetas en el retablillo de un mito, manipuladas por las manos de los dioses y sometidas a sus designios, a ser dos seres humanos enredados en un laberinto de pasiones, responsabilidades, confusiones, celos... De esta manera el mito, ya de por sí poderoso, gana (en mi opinión) en fuerza y hondura, plagándose de detalles, matices y sutilezas que amplía el territorio de ficción y que lo carga de veracidad.
Articula esta propuesta Irene Vallejo dando voz a los propios protagonistas, sumando de esta manera el número de narradores y, con ello, de voces y de miradas. Esto, insisto, enriquece la historia del mito, ahonda en la psicología de sus personajes, da espesor narrativo a la trama y, sobre todo, la carga de verosimilitud.
En El silbido del arquero también aparece Virgilio, un poeta agobiado por el encargo que le ha hecho el emperador (y por la vida que arrastra siempre bajo su sombra) y su falta de inspiración (al menos en este último gran libro). Resulta emocionante el encuentro (fabuloso) con el viejo Homero y el momento en el que Virgilio descubre cómo podrá escribir la historia de Eneas, desde qué mirada, con qué sentido. Y esto, igual que Virgilio, lo descubrimos también los lectores y lectoras al haber conocido la historia vivida por Dido (Elisa) y Eneas (con esa hondura psicológica que plantea la novela) que dio pie al mito.
Para terminar sólo una última cosa. Como de puntillas, sin hacer ruido, de una manera natural y apenas perceptible, el libro está enmarcado maravillosamente en el contexto del mundo clásico. Es deslumbrante el conocimiento que esta autora tiene de aquella época (tal como ha demostrado sobradamente en libros como El infinito en un junco).
Una lectura deliciosa. Un libro fantástico que os recomiendo.
Saludos

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