lunes, 28 de diciembre de 2009

Déjame entrar

Ya os he contado en estos días de atrás que vi una película de vampiros que me gustó un montón, también os decía que estaba basada en una novela de John Ajvide Lindqvist con el mismo título y que lo acababa de publicar Espasa. Bueno, pues me he hecho con la novela y me he zampado sus 450 páginas en dos días. Me encanta leer en invierno, me gusta leer al lado de la chimenea cuando los niños duermen. Si tengo la suerte de dar con un buen libro puedo pasar toda la noche en vela leyendo sin parar, apenas levantándome para echar un leño a la lumbre. Pero claro, para eso hace falta dar con un buen libro.
Y con Déjame entrar he tenido suerte. Me enganchó desde el principio y lo he leído con mucho gusto. Además es un libro ideal para leer de noche y con frío (por lo de los vampiros, obviamente). Yo no soy aficionado a las lecturas de terror, pero es que esta novela me ha parecido mucho más que una novela de género, tiene más filos y puntas, más recorrido, más matices, y sobre todo una trama estupenda y un final que pide más.
Y por si fuera poco, también tengo una cita de cuento para la colección:

"[Oskar, el niño protagonista] miró a su madre. Ella estaba inclinada sobre la cama, con las manos sobre las rodillas. Los ojos observadores, preocupados.
-¿Quieres algo?
-No. Bueno, sí.
-¿Qué es?
-No, no era nada.
-Pero dilo.
-¿Me puedes... contar un cuento?
Un vislumbre de diferentes sentimientos cruzó el rostro de su madre: tristeza, alegría, inquietud, una sonrisa forzada, una arruga de preocupación. Todo en unos segundos. Luego dijo:
-Yo... no me sé ningún cuento. Pero... puedo leerte uno siquieres. Si tenemos algún libro...
Su mirada voló hacia la estantería que había al lado de la cabeza de Oskar.
-No, no hace falta.
-Pero si lo hago encantada.
-No. No quiero.
-¿Por qué no? Si acabas de decir...
-Sí, pero... no. No quiero.
-¿Te... canto algo?
-¡No!
Su madre se mordió los labios, ofendida. Después decidió no estarlo, puesto que Oskar estaba enfermo:
-Tal vez pueda inventarme algo si eso...
-No, está bien. Ahora quiero dormir." (p. 360)

En el contexto del libro es un momento muy interesante. El niño no sabe si ha sido contagiado y va a convertirse en vampiro y este es el último momento en el que intenta acercarse a su madre, refugiarse en ella. Y la puerta que da paso a ese refugio es el cuento.
Me recuerda a una frase que leí en un artículo de Manuel Vicent en El País (seguro que tengo la referencia por ahí, a ver si la encuentro) que decía más o menos así: "todos los juguetes de mi infancia se han roto menos los cuentos".
En los dos casos el cuento como un referente de la tierra de la infancia, de la patria del hombre. En fin, los cuentos, siempre los cuentos.
Saludos

2 comentarios:

  1. Para mí es una historia en la que la escenografía supera a la trama y los personajes a sus papeles. El chico representa la valentía que supone a edades tempranas acercarse a lo desconocido. La chica, la soledad de las personas diferentes. Las dinámicas pandilleras de la película para mí no aportan nada ¿Qué te aportó el libro que no tenga la película? Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Hola José María, bueno, la pandilla da bastante sentido a la trama pues es la que machaca continuamente al protagonista y le hace tomar una decisión. En el libro esto está quizás más desarrollado.
    El libro tiene más flecos, una trama algo más compleja (por ejemplo la historia del hombre que va con la niña) y me gusta mucho cómo está escrito (traducido), con un estilo ágil que me enganchó desde el primer momento. De cualquier manera los libros siempre ahondan más en los personajes y eso, de por sí, ya es riqueza para la historia.
    Un saludo

    ResponderEliminar