Hace unos meses leí Las voces de Marrakesh, de Elías Canetti, ed. Pre-Textos.
El libro es algo más que un cuaderno de viaje, es un trozo de la ciudad marroquí: sus páginas esconden calles, mercados, gentes, rincones, olores, sabores... es un verdadero paseo.
Por supuesto el libro tiene varios momentos en los que se cita a los narradores orales, aquí os dejo algunos de su paseo por la plaza Xemaá El Fná, hoy ya Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en gran parte por sus cuentistas:
"Los cuenteros suelen tener la mayor clientela [de la plaza]. A su alrededor se forman los más densos y también los más duraderos círculos de gente. Sus intervenciones duran bastante; en un corro interior los oyentes se sientan en el suelo y no se levantan tan pronto. Otros forman en pie un cerco exterior, y tampoco se mueven, penden fascinados de las palabras y gestos del cuentero. A veces son dos los que recitan alternativamente. Sus palabras llegan desde lejos y permanecen más tiempo suspendidas en el aire que las de las personas corrientes." [La parte que continúa y en la que habla de cómo percibía palabras que no entendía por estar en otro idioma es muy interesante] (...) "Todo parecía dominado; las palabras más imponentes volaban tan lejos como deseaba el narrador. El aire, por encima de los oyentes, se percibía en movimiento; y uno que entendiese tan poco como yo, sentía latir la vida más allá del oyente." (p. 91)
" Para hacer honor a sus palabras, los narradores iban vestidos de una forma llamativa. Su indumentaria se diferenciaba siempre de la de los oyentes. (...) Semejaban a personalidades de alto rango, pero fantásticas. Para quienes les rodeaban, tenían raramente una mirada. Atendían a sus héroes y figuras. Cuando su mirada caía sobre alguien que estuviese allí habitualmente, éste debía pasar tan inadvertido como cualquier otro. Los extranjeros no existían para él en absoluto; no pertenecían al reino de sus palabras." (p.92)
"[los cuenteros] constituían para mí algo así como un enclave de vida arcaica y sin cambio. Su idioma les era tan importante como a mí el mío propio [dice Elías Canetti, premio Nobel de Literatura en 1981]. Las palabras eran su alimento y no se dejaban convencer fácilmente por nadie para cambiarlas por otro alimento mejor. Me sentía orgulloso de constatar el poder narrativo que ejercían sobre sus compañeros de lengua. Parecían hermanos mayores míos y mejores." (p.92)
[compara al escritor y al narrador oral] "Yo, soñador, pusilánime, vivo a resguardo de mesas y puertas; y ellos entre la algarabía del mercado, entre cientos de rostros extraños, cambiando diariamente, desprovistos de todo conocimiento frío y superfluo, sin libros, ambiciones y prestigio vacío." (p. 93)
Bueno, algo ha cambiado hoy la cuentería. Sí hay narradores orales con libro y con prestigio. Y también algunos con ambiciones. El resto de citas son admirables y emocionantes.
Si te gustan los libros de viajes, si te gusta el oficio y la tradición de contar, si te gustan los buenos libros, si te gusta Canetti... este libro te está llamando.
Saludos
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