El romance en España había tenido su esplendor en los S. XV-XVII. En el S. XV "las invenciones y refundiciones de los poemas épicos decaían notablemente; los juglares o cantores de profesión van olvidándolos. Pero mientras en Francia el olvido fue completo, en España el pueblo recordó persistentemente muchos de los fragmentos más famosos y los cantó aislados" (Ramón Menéndez Pidal, Flor nueva de romances viejos, Madrid, 1933, p. 9).
El pueblo siguió cantando y recordando y aprendiendo estos romances hasta que a finales del S. XVII y principios del S. XVIII parece que el romancero languidece.
En el S. XVIII, el helenista escocés Thomas Blackwell habla de los romances moriscos españoles como "muestra de verdadera poesía popular" (p.43, op. cit.), es el inicio de la revalorización de los romances tradicionales españoles. Tras los estudiosos ingleses vendrán los alemanes y franceses. Y por fin empieza a despertar el interés por el romancero en España. Esta suma de intereses culmina en la figura de Ramón Menéndez Pidal y de su mujer María Goyri, ambos quedan deslumbrados por la pervivencia y riqueza del romancero popular y a él, su estudio, recopilación, preservación... dedicarán gran parte de su empeño y vida.
Saludos
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