Estos días que estoy trabajando en la isla de Gran Canaria me he traído algunos libros que leí hace años para volver a leerlos. Tengo curiosidad por volver a saborear textos que me dejaron muy buen poso en la retina y el corazón, curiosidad por saber si de nuevo me tocan o si el libro (o yo) llevamos mal los años y la distancia.
Así pues esta mañana me leí dos libritos (prosa) de una autora que siempre me ha gustado mucho: Gloria Sánchez, una escritora gallega también muy conocida por sus libros de poesía (de los que hablaré en otra ocasión).
Para empezar releí Siete casas, siete brujas y un huevo, en SM y con ilustraciones de Xan López Domínguez.
Este era uno de esos libros de lectura habitual en casa, sobre todo cuando mis hijos eran más pequeños. Nos divertíamos mucho con los enredos de las siete brujas intentando abrir el huevo mientras trataban de esquivar las trampas que unas y otras se habían preparado.
Es un libro divertido, con una estructura perfectamente ajustada que, detrás de sus hallazgos felices, sugerentes imágenes y su amable recorrido, esconde tramas universales como la del viaje que nos hace diferentes (metáfora de la vida misma) o como la de los enemigos que se asocian para enfrentarse a un enemigo mayor (en este caso ¡el inquebrantable huevo!).
En suma, un libro gozoso, festivo, lleno de imaginación y con un final estupendo. Uno de esos libros que se pueden y deben leer de vez en cuando porque siempre es garantía de un buen rato (a solas o compartido).
El siguiente libro que releí esta mañana se titula La casa de cristal del señor Clin, con ilustraciones de Miguel Calatayud y publicado también por SM.
En este libro la historia quizás sea menos redonda que en el anterior (aunque no por ello peor), pero pienso que tiene una mayor fuerza metafórica. El libro nos habla de un vidriero que decide hacerse una casa de cristal con los muebles de cristal para poder vivir viendo las estrellas, los amaneceres, el campo... o sencillamente para encontrar las cosas que guardó en los cajones.
El señor Clin vive en esta casa y, entonces, queda expuesto: él puede ver pero también todos los demás le ven a él, y hablan de lo que hace, opinan sobre su vida... así pues él también acaba convertido en una persona transparente, sin dobleces. Y eso lo convierte en alguien frágil que puede romperse como el más delicado cristal.
Es también un libro muy emocionante. Escrito con un estilo limpio que avanza sin demora, en algunos momentos sin transición, por la trama de la historia pero que encuentra momentos para detener el paso y mostrar imágenes hermosas y pequeños detalles deliciosos.
Una lectura también muy gozosa, sin duda.
Pues estos han sido los dos libros que disfruté hoy antes de comenzar el día, dos libros maravillosos de una autora que me gusta mucho mucho.
Ah, no dije nada de las ilustraciones. Las de Xan me gustaron mucho, y las de Calatayud me parecieron extraordinarias. Calatayud es un ilustrador que no deja indiferente y a mí me encanta.
Saludos
Ah, qué de recuerdos el de Siete casas...Con él montamos una obrita de teatro en la biblio hace ¿quince años? ¿Más? Lo buscaré para releerlo.
ResponderEliminarEs un buen libro y, sí, parece ideal para pasar a guión teatral.
ResponderEliminarMe alegro que te lo haya recordado.
Un saludo
He caído en esta página por casualidad, buscando una portada de este libro. Pep, agradezco tus palabras. Y me halagan! Gloria Sánchez
ResponderEliminarmi email, sr.clin@gmail.com
Gracias a ti, Gloria, por tus libros hermosos que nos dan tantos buenos momentos de felicidad. Un abrazo
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