Marta, amiga y experta en comunicación infantil, me envía este enlace del blog De papas & de mamas, en concreto al post titulado Impresentables que ha escrito Clara Blanchar y que habla de una situación cada vez más habitual: cuando las sesiones de cuentos son familiares los niños y niñas suelen portarse peor que cuando van con la escuela.
El artículo es demoledor y nos muestra la mala o nula educación que reciben muchos niños y niñas en casa, donde no se valora un espectáculo, donde cualquier cosa puede interrumpirse sin problemas (gente que entra y sale, niños corriendo, teléfonos que suenan, niños comiendo...), donde nada importa (porque es gratis -falso, que lo pagamos con nuestros impuestos-, porque como ya he pagado, porque es infantil...), etc.
En este sentido hace años que en las sesiones de cuentos para público familiar trato de mantener un diálogo en dos planos distintos: con los adultos y con los niños. Explicando a madres y padres por qué cuento lo que cuento y la importancia de tal o cual tema o texto incluido en el repertorio. Son breves comentarios que despiertan el interés de los adultos. Incluso en cuestiones de humor, a veces ríen los adultos, a veces los niños y a veces todo el grupo.
Ha sido laborioso llegar a este punto, pero en sesiones con un público abarcable (de 30 a 80 personas) es posible organizar al público (incluso el que nunca había asistido antes a una sesión) para que comparta y disfrute plenamente del espectáculo.
En fin, una situación complicada que el post antes citado refleja a la perfección, que tiene mucho que ver con el tipo de vida que vivimos y con la educación que están recibiendo nuestros hijos e hijas (en casa). No dejéis de leer el post.
Saludos
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