martes, 17 de junio de 2014

Gracias escuela

Ayer celebramos la ceremonia de graduación del grupo de sexto del colegio al que va mi hijo pequeño. Una fiesta emotiva en la que, tras nueve años de escuela, los niños y niñas se despedían para continuar el próximo curso en el instituto.
En el acto, además de ver dos fotomontajes de los años vividos en el colegio, hubo tiempo para unas palabras del equipo directivo, de las profesoras, de los alumnos, y también de los padres. A mí me pidieron que hablara en el nombre de padres y madres, aquí os dejo mis cinco minutos de intervención (más o menos, porque, como os podéis imaginar, iba sin papeles que leer), al menos estas fueron las cuatro ideas que traté de desgranar.

"Dice el proverbio africano que hace falta una tribu entera para educar a un niño, o como tanto le gusta repetir a José Antonio Marina: es la tribu la que educa. Cuando nuestros hijos eran pequeños su tribu era pequeña, apenas la familia cercana y los amigos del parque. Sin embargo al entrar en la escuela su tribu creció: maestros y maestras, equipo directivo, apoyos, conserje, cocineras, monitoras... personas que, con formación y vocación, entraron voluntariamente en esa constelación de adultos que conforma la tribu del niño, permitiéndole de este modo tener nuevos modelos y un mundo más grande.
Por ser parte de la tribu de nuestros hijos, gracias escuela.
Habla Montaigne en uno de sus ensayos (el dedicado a los profesores) sobre la escuela, y cuenta la historia de una noche fría, oscura, y de un lugar cobijado en el que arde una generosa lumbre: esa es la escuela, ahí pueden guarecerse nuestros hijos de la ignorancia y calentarse al amor de la lumbre. La escuela es el primer contacto con el conocimiento, pero lo importante no es haberse calentado sin más en esa lumbre de saberes, lo que en verdad importa es que cuando nuestros hijos abandonan ese lugar resguardado llevan con ellos una antorcha: en ellos han prendido las ganas de saber, la curiosidad, la crítica... Y esa antorcha habrá de iluminar el resto de sus días.
Por prender la llama del conocimiento, gracias escuela.
Afirma el poeta austriaco Rainer Maria Rilke que la patria del hombre es la infancia. Si esto es así la patria de nuestros hijos cuenta con grandes provincias dedicadas a los días de la escuela: las risas, las penas, los amigos, los patios, los juegos... Estos días serán venero que alimentará muchos de los otros días, y su recuerdo será tierra fértil para crecer y contar y recordar. Valgan como ejemplo un par de libros maravillosos edificados en los recuerdos de escuela para entender esto que digo: René Goscinny y su fabuloso El pequeño Nicolás, o Roald Dahl y su extraordinaria Matilda. Lecturas que nos llevan de la mano a la tierra feliz de los días de la infancia.
Por ser parte importante de la cartografía de la patria de nuestros hijos, gracias escuela.
Y para terminar hay, al menos, otra razón más para sentirse agradecidos con la escuela: si no fuera por la escuela no podríamos disfrutar de las vacaciones. Hasta la indomable Pippi Calzaslargas, el maravilloso personaje soñado por Astrid Lindgren, quiso ir a plumificar a la escuela para poder, de esta manera, disfrutar de las vacaciones.
Por hacer que podamos tener vacaciones, gracias escuela."

En fin, esto es, más o menos, lo que dije o quise decir. Me siento muy agradecido a los padres y madres por haberme pedido que hablara en su nombre y, claro está, muy agradecido a la escuela en la que mis dos hijos han pasado nueve de sus años aprendiendo, jugando, viviendo y, sobre todo, conviviendo.
Gracias

10 comentarios:

  1. Se me ha erizado todo el vello de emoción!!! Qué bonito y entrañable el paisaje que has dibujado con las palabras!!! Sabias palabras!!! Hermosas, sentidas y auténticas!!! Felicidades!!! Por todo!!!

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  2. Me ha encantado tu texto, inteligente y emotivo a la vez. Como decimos en Argentina, "qué genio, Pep"'

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  3. Muy bonito Pep.

    Si en cualquiera de los fines de etapa escolar de mis hijos durante estos 26 años, hubiera asistido a un discurso así, no podría haber disimulado las lágrimas que he conseguido tragarme ante ellos siempre.

    Porque educar es dificilísimo.

    Gracias por compartirlo.

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  4. ¡Me encanta! Ojala sienta algo parecido cuando mi hijo acabe en su colegio...

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  5. Su lectura me ha ensanchado el corazón, ha llenado mis ojos de perlas y me ha hecho evocar la celebración de los cien años del AVI. Siempre que leo algo tuyo me lleno de orgullo aunque hoy he superado con creces mi adicción a ti. Huelgan los calificativos y en su lugar te manifiesto mi auténtica fascinación. Besazos

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