[retomo la tarea de traer aquí algunos artículos que publiqué en el Blog de ElDecano.es. Este en concreto es del 11 de diciembre de 2009 y creo que sigue de plena vigencia, tuvo un total de 37 comentarios]
LIBERTAD E INTERNET
Recibo de un amigo un email con un "manifiesto en defensa de los derechos fundamentales de internet" al calor del Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible. Lo leo y siento una desazón en lo referente a algunos de sus artículos.
Uno. Para empezar en su artículo primero afirma que "los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos". Vaya, ahí no creo que nadie vaya a poner ninguna pega, lo que no entiendo es por qué señala a los derechos de autor y no dice, por ejemplo, los intereses de un equipo de fútbol, o las comisiones de un banco, o el uso del váter. Es que este primer artículo es sorprendente: porque nada puede situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, para eso tenemos una ley marco que nos ampara y nos protege ante los abusos, sean estos cuales sean.
Cuatro. En el artículo cuarto se dice que la nueva legislación "amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural", cosa que no entiendo. Pienso que quien quiera crear (música, novela, vídeo, etc.) y usar internet para su creación, difusión, dar a conocer, etc., puede y debe seguir haciéndolo. Lo que no entiendo es que quien no quiera que así se haga, tenga que tragar y ver sus creaciones en internet sin haberlo querido o pedido.
En este cuarto punto se confunden dos términos casi sin querer: "con internet se se ha democratizado la creación y emisión de contenidos de todo tipo". No veo que crear y emitir sea lo mismo y no veo que puedan reflejarse y tratarse de una misma manera. Uno puede usar internet para crear y/o para emitir su creación. Pero hay gente que no quiere que sus creaciones artísiticas se difundan de cualquier manera en internet. ¿Estos creadores deben aguantarse entonces si alguien cuelga una creación suya sin su permiso? En el ámbito de la narración oral conozco algunos casos de narradores profesionales que han sido grabados sin permiso y sus grabaciones han sido editadas y colgadas sin permiso en internet: ¿no hay defensa ante eso? ¿que se jodan los creadores y viva la libertad (de los otros)?
Hacer una película cuesta mucho dinero, pero da igual, a veces antes incluso de su estreno uno la puede ver en internet: ¿esto es la libertad? ¿de quién? ¿del director, los actores, los productores, los camarógrafos, los directores, los dueños de salas de cine...?
Cinco. El quinto punto da una respuesta a estas inquietudes mías: "buscar otro modelo de negocio", en vez de tratar de controlar las copias ilegales, pues, según afirma este párrafo, legislar para tratar de controlar estas copias ilegales "vulnera los derechos fundamentales" (¿alguien me puede explicar de qué modo?). Vamos, que hacer una película y tratar de ganar dinero con ello es un modelo obsoleto de negocio cultural. Así estamos.
Seis. Incide en esto de que hay que adaptarse a los nuevos tiempos, porque internet es Jauja, es la libertad. Viva la libertad, por lo menos la de los internautas. La de los creadores y las industrias culturales vale menos, porque como mercadean con la cultura, que es de todos los que la consumen (sobre todo gratis, porque si cuesta ya está tocada por la sucia mano de la economía), pues que se fastidien, ya han hecho bastante negocio.
Siete. Internet "debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas", claro claro, libre y sin interferencias, un espacio puro, intocado, donde el ser humano mostrará sus bondades continuamente, y nada de control (los pederastas se estarán frotando las manos).
Nueve. "Verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras." El colmo. Como si el conocimiento fuera algo secreto, como si estuviéramos en el medievo y los libros estuvieran cerrados en las bibliotecas de los conventos. Como si los autores hubiera "quitado" a la sociedad el conocimiento y tuvieran que devolvérselo: ¿y por qué no meterlos directamente en la cárcel, por ladrones?
Mi familia tiene una tierra desde el año 1100, es una cosa casi simbólica, pero de vez en cuando uno puede pasear por allí y pensar que estos árboles los vio mi antepasado Pedro Martínez de Sibrana, y que esa ermita la levantó con su gente. Si el señor Pedro Martínez de Sibrana hoy en día escribiera un bestseller, dentro de 900 años sus herederos no tendrían nada. Pero sí podrían seguir teniendo una tierra que adquiriera hoy.
Por lo que se ve la propiedad intelectual, y la cultura, vale menos que el terruño, porque la cultura debe ser del dominio público, aunque sean los creadores quienes generen algunos de sus referentes imprescindibles. Pero claro: cualquiera puede escribir una novela, total, es una letra detrás de otra hasta la página 500.
La propiedad intelectual es lo que permite a los autores escribir, ahora sí, libremente, con libertad. Porque si los autores podemos comer de nuestros libros entonces podremos escribir libremente, y si no es así, tendremos que volver a los mecenas y a los nobles que tenían un juglar y un poeta para darse más pisto.
Pero es que hay más.
Las industrias culturales, que se citan casi con desprecio en el manifiesto, son industrias legítimas y hacen su trabajo. Un libro que usted compra por 10 euros tiene un precio ajustado, más de lo que se imagina. Tirando por lo barato el libro físico cuesta un mínimo de 2,5 euros, al autor se le paga 1 euro, a la distribución 3 euros y a la librería 3 euros: porque distribuir es vital para los libros y, les puedo asegurar, es un trabajo. Y porque vender es vital para los libros, y es también un trabajo, desde luego.
Echen cuentas: 2,5+1+3+3=9,5, es decir, la editorial, esa "empresa cultural" gana 0.5 euros por libro vendido, echen cuentas hasta que recupere la inversión y vean cuánto gana.
Y con ese libro, además, viven muchas familias: pero que se fastidien y se metan a trabajar de verdad en lo que importa: que cierren imprentas y distribuidores y que vayan todos a poner ladrillos o a cavar surcos, que eso es de verdad trabajo.
Pero eso da igual, porque lo que cuenta es que internet sea libre y todo el mundo pueda descargarse lo que quiera y cuando quiera y viva la pepa y los creadores que se busquen la vida y se amolden a los nuevos tiempos. Que se amolden ellos, los creadores, que los otros, los que tienen derechos y libertad ya están amoldados a los nuevos tiempos.
Yo pienso que quien quiera colgar sus obras en internet tiene pleno derecho de hacerlo. Cada texto que yo he puesto en internet en mi web es para que se lea y se difunda, siempre pido que se cite la fuente (porque así están las cosas, ahora hay que pedir hasta que se cite la fuente de donde se sacan las ideas y los textos), pero cuando lo he colgado en la web es porque quiero que sea accesible de ese modo a toda la gente que tenga interés.
Otra cosa bien distinta son cuentos u otros textos que NO quiero que se difundan por internet y por eso no los cuelgo. Es más, algunos ni los escribo. Y si viene cualquiera y, defendiendo la bandera de la libertad, cuelga mis textos, o una grabación mía, o cualquier otra cosa que yo he creado, sin mi permiso, creo que está obrando erróneamente y creo que la ley me tiene que amparar. Porque su libertad, digo yo, no debe valer más que la mía, vuelvo a decir yo, ¿no?
Libertad en internet, sí, pero para aquellos que quieran entrar en ese juego. Y desde luego respeto, y mucho, para quienes no estén por esa labor.
PD: Igual que he enlazado el manifiesto arriba, enlazo aquí la respuesta que ha dado CEDRO (hoy mismo, escasos minutos después de la edición de este post) a ese manifiesto.
Uno. Para empezar en su artículo primero afirma que "los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos". Vaya, ahí no creo que nadie vaya a poner ninguna pega, lo que no entiendo es por qué señala a los derechos de autor y no dice, por ejemplo, los intereses de un equipo de fútbol, o las comisiones de un banco, o el uso del váter. Es que este primer artículo es sorprendente: porque nada puede situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, para eso tenemos una ley marco que nos ampara y nos protege ante los abusos, sean estos cuales sean.
Cuatro. En el artículo cuarto se dice que la nueva legislación "amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural", cosa que no entiendo. Pienso que quien quiera crear (música, novela, vídeo, etc.) y usar internet para su creación, difusión, dar a conocer, etc., puede y debe seguir haciéndolo. Lo que no entiendo es que quien no quiera que así se haga, tenga que tragar y ver sus creaciones en internet sin haberlo querido o pedido.
En este cuarto punto se confunden dos términos casi sin querer: "con internet se se ha democratizado la creación y emisión de contenidos de todo tipo". No veo que crear y emitir sea lo mismo y no veo que puedan reflejarse y tratarse de una misma manera. Uno puede usar internet para crear y/o para emitir su creación. Pero hay gente que no quiere que sus creaciones artísiticas se difundan de cualquier manera en internet. ¿Estos creadores deben aguantarse entonces si alguien cuelga una creación suya sin su permiso? En el ámbito de la narración oral conozco algunos casos de narradores profesionales que han sido grabados sin permiso y sus grabaciones han sido editadas y colgadas sin permiso en internet: ¿no hay defensa ante eso? ¿que se jodan los creadores y viva la libertad (de los otros)?
Hacer una película cuesta mucho dinero, pero da igual, a veces antes incluso de su estreno uno la puede ver en internet: ¿esto es la libertad? ¿de quién? ¿del director, los actores, los productores, los camarógrafos, los directores, los dueños de salas de cine...?
Cinco. El quinto punto da una respuesta a estas inquietudes mías: "buscar otro modelo de negocio", en vez de tratar de controlar las copias ilegales, pues, según afirma este párrafo, legislar para tratar de controlar estas copias ilegales "vulnera los derechos fundamentales" (¿alguien me puede explicar de qué modo?). Vamos, que hacer una película y tratar de ganar dinero con ello es un modelo obsoleto de negocio cultural. Así estamos.
Seis. Incide en esto de que hay que adaptarse a los nuevos tiempos, porque internet es Jauja, es la libertad. Viva la libertad, por lo menos la de los internautas. La de los creadores y las industrias culturales vale menos, porque como mercadean con la cultura, que es de todos los que la consumen (sobre todo gratis, porque si cuesta ya está tocada por la sucia mano de la economía), pues que se fastidien, ya han hecho bastante negocio.
Siete. Internet "debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas", claro claro, libre y sin interferencias, un espacio puro, intocado, donde el ser humano mostrará sus bondades continuamente, y nada de control (los pederastas se estarán frotando las manos).
Nueve. "Verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras." El colmo. Como si el conocimiento fuera algo secreto, como si estuviéramos en el medievo y los libros estuvieran cerrados en las bibliotecas de los conventos. Como si los autores hubiera "quitado" a la sociedad el conocimiento y tuvieran que devolvérselo: ¿y por qué no meterlos directamente en la cárcel, por ladrones?
Mi familia tiene una tierra desde el año 1100, es una cosa casi simbólica, pero de vez en cuando uno puede pasear por allí y pensar que estos árboles los vio mi antepasado Pedro Martínez de Sibrana, y que esa ermita la levantó con su gente. Si el señor Pedro Martínez de Sibrana hoy en día escribiera un bestseller, dentro de 900 años sus herederos no tendrían nada. Pero sí podrían seguir teniendo una tierra que adquiriera hoy.
Por lo que se ve la propiedad intelectual, y la cultura, vale menos que el terruño, porque la cultura debe ser del dominio público, aunque sean los creadores quienes generen algunos de sus referentes imprescindibles. Pero claro: cualquiera puede escribir una novela, total, es una letra detrás de otra hasta la página 500.
La propiedad intelectual es lo que permite a los autores escribir, ahora sí, libremente, con libertad. Porque si los autores podemos comer de nuestros libros entonces podremos escribir libremente, y si no es así, tendremos que volver a los mecenas y a los nobles que tenían un juglar y un poeta para darse más pisto.
Pero es que hay más.
Las industrias culturales, que se citan casi con desprecio en el manifiesto, son industrias legítimas y hacen su trabajo. Un libro que usted compra por 10 euros tiene un precio ajustado, más de lo que se imagina. Tirando por lo barato el libro físico cuesta un mínimo de 2,5 euros, al autor se le paga 1 euro, a la distribución 3 euros y a la librería 3 euros: porque distribuir es vital para los libros y, les puedo asegurar, es un trabajo. Y porque vender es vital para los libros, y es también un trabajo, desde luego.
Echen cuentas: 2,5+1+3+3=9,5, es decir, la editorial, esa "empresa cultural" gana 0.5 euros por libro vendido, echen cuentas hasta que recupere la inversión y vean cuánto gana.
Y con ese libro, además, viven muchas familias: pero que se fastidien y se metan a trabajar de verdad en lo que importa: que cierren imprentas y distribuidores y que vayan todos a poner ladrillos o a cavar surcos, que eso es de verdad trabajo.
Pero eso da igual, porque lo que cuenta es que internet sea libre y todo el mundo pueda descargarse lo que quiera y cuando quiera y viva la pepa y los creadores que se busquen la vida y se amolden a los nuevos tiempos. Que se amolden ellos, los creadores, que los otros, los que tienen derechos y libertad ya están amoldados a los nuevos tiempos.
Yo pienso que quien quiera colgar sus obras en internet tiene pleno derecho de hacerlo. Cada texto que yo he puesto en internet en mi web es para que se lea y se difunda, siempre pido que se cite la fuente (porque así están las cosas, ahora hay que pedir hasta que se cite la fuente de donde se sacan las ideas y los textos), pero cuando lo he colgado en la web es porque quiero que sea accesible de ese modo a toda la gente que tenga interés.
Otra cosa bien distinta son cuentos u otros textos que NO quiero que se difundan por internet y por eso no los cuelgo. Es más, algunos ni los escribo. Y si viene cualquiera y, defendiendo la bandera de la libertad, cuelga mis textos, o una grabación mía, o cualquier otra cosa que yo he creado, sin mi permiso, creo que está obrando erróneamente y creo que la ley me tiene que amparar. Porque su libertad, digo yo, no debe valer más que la mía, vuelvo a decir yo, ¿no?
Libertad en internet, sí, pero para aquellos que quieran entrar en ese juego. Y desde luego respeto, y mucho, para quienes no estén por esa labor.
PD: Igual que he enlazado el manifiesto arriba, enlazo aquí la respuesta que ha dado CEDRO (hoy mismo, escasos minutos después de la edición de este post) a ese manifiesto.
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