La pasada semana,
tal como avancé aquí, estuve contando en el Festival Internacional del Cuento de Los Silos (Tenerife). No es la primera vez que iba a este festival, en 2002 había estado y coincidido también con
Charo Pita y con
Oswaldo (qué casualidad), y creo que estos once años le han sentado muy muy bien al festival. En verdad se ha convertido en una fiesta muy popular en la que la gente viene a pasar dos o tres días con mucha gana de cuentos. Familias, grupos de amigos, gentes de toda la isla y de otras islas llenan calles, bares y plazas... y Los Silos, un pueblo de apenas 5.000 habitantes, en estos días triplica su población y llena todos sus rincones de cuentos.
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Foto: Isa Robayna |
Puedo hablaros de la estupenda organización encabezada por
Ernesto Rodríguez Abad y un grupo encantador:
Cayetano,
Omaira,
Elisabet,
Ingrid,
Francis,
Isa,
Fran,
Albertito... (y mucha más gente: en la librería, en el lenguaje de signos, en el equipo de la casa del terror, prensa, luces y audio, etc.). Todos ellos cuidadosos y dispuestos para que todo saliera a la perfección en los diversos escenarios (el del Centro de Salud, el del IES Daute, el del ExConvento, el Ayuntamiento...) y espacios (balcón del Ayuntamiento, cuentos en tresillos, cuentos en patios...).
O puedo contaros de lo afortunado que me sentí compartiendo días y escenarios con compañeros y compañeras de lugares bien diversos y con estilos y narraciones bien diferentes:
Mateo Belli,
Paty Mix,
Charo,
Oswaldo,
Rafa Ordóñez,
Remi,
Rosalía Arteaga,
María Jesús Batista,
Ernesto... y gente de la casa como
Silvia,
Héctor,
César,
Andrés,
Fabio... Siempre es delicioso poder escuchar a otros compañeros, reflexionar sobre sus propuestas de trabajo, conversar con ellos sobre el oficio, los cuentos... se alimenta uno con estas situaciones.
También podría hablaros de los otros momentos estupendos fuera de foco: las sesiones de cuentos con los grupos de secundaria; o los paseos entre plataneras hasta llegar a la playa con Paty y Oswaldo; o los ratos deliciosos compartidos con
Jorge,
Bego y el resto de amigos que vinieron de Gran Canaria; o las largas conversaciones sobre cuentos y narración compartidas con
Laura; o las horas robadas al sueño dando los últimos retoques a la revista de
El Aedo #3 con Charo; o los ratos estupendos en La Luz (
Damián y
Pepe velando porque no desfalleciéramos) o en el Kiosco de la plaza (cuánta buena gente atendiéndonos allí, por favor) conversando con amigos y colegas; o los paseos por la librería (tentación en la que uno no dejaba de caer); o la noche última que no terminaba de terminar entre risas y bailoteos.
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Foto: Francis |
Sí, podría hablar de todo esto y de muchas otras cosas más, recuerdos imborrables de diez días maravillosos de cuento. Pero de lo que quiero hablar es de la fiesta global que este festival es, de la entrega completa de un pueblo y sus gentes y sus miles de visitantes que vienen a disfrutar de los cuentos contados. En pocos lugares que yo conozca puedo decir que se vive tan intensamente el cuento, y eso que tengo un ejemplo bien cerca: Guadalajara y su Maratón de Cuentos, una gran y popular fiesta de la palabra. En estos días, al igual que ocurre en Guadalajara, Los Silos se convierte en tierra fértil para la palabra dicha, capital de la tierra oral, faro que alumbra y atrae a todos aquellos y aquellas que han hecho de contar o escuchar alimento de su alma.
Es un absoluto placer contar a un público tan entregado, tan exigente, con tantas ganas de disfrutar de los cuentos, con tanta hambre de palabras. Los cuentos se crecen y alegran, el público tira de ti y demanda más y mejor: es toda una experiencia contar en Los Silos, una experiencia difícil de olvidar.
Gracias por los días felices.
Saludos
PD:
Voy recogiendo enlaces y fotografías de estos días aquí.
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