martes, 8 de diciembre de 2020

Madre Medusa

Hace varios días que está encima de mi mesa este libro álbum, Madre Medusa, escrito e ilustrado por Kitty Crowther y que ha publicado entre sus novedades de fin de año la editorial Ekaré. Esta escritora e ilustradora belga, creadora de personajes tan entrañables como Poka y Mina, se encuentra en mi galería de autoras y autores favoritos.

Cuenta Madre Medusa la historia de una mujer (Medusa) que tiene una hija (Anacarada) a la que quiere, protege y educa; o cuenta la historia de Anacarada, la hija de Medusa, que ama a su madre pero que también necesita salir de su cobijo; o ambas historias. Este es sin duda un resumen basto, tosco, pues la autora, Kitty Crowther, despliega en este cuento muchos pequeños grandes detalles que enriquecen su lectura. 

Hay, además, un elemento cargado de gran poder y simbología, que trenza la trama y que es señalado desde el primer momento: desde la misma imagen de portada y la elección del nombre de la protagonista (Medusa). Se trata del cabello: 

  • El cabello como símbolo de poder (un poder que puede resultar peligroso como es el de la Gorgona Medusa y su cabello de serpientes –ojo a la nota final de la autora en el álbum) y la fuerza (bien conocido es el caso del mito bíblico de Sansón, cuya fuerza residía en su cabello).
  • Pero el cabello también como símbolo de lo salvaje (y libre) y lo vegetal (plantas como cabello de la tierra) y, de la mano de esto, la idea de exuberancia quien lleva el pelo largo y suelto.
  • Hay también una idea del cabello como ligadura y símbolo de apropiación ("Tú eres mi perla y yo seré tu concha", dice la madre a la hija). 
  • Y, por último, creo que este elemento refuerza la idea de soledad (como un ermitaño, como alguien que vive solo y fuera del mundo).

Creo que es fascinante que el libro recoja toda esta simbología del cabello (que da gran hondura a la lectura del cuento) con una sencillez y una naturalidad deslumbrantes. El cuento es magnífico, se lee, se ve, se disfruta, se mira y remira (con esas ilustraciones llenas de detalles) y, sobre todo, se muestra como un espejo en el que madres e hijas, padres e hijos, nos vemos reflejados, un espejo en el que nos damos de bruces con nuestro miedo a dejar marchar a los hijos y, por otro lado, con la necesidad que sienten los hijos de salir del abrazo paterno.

En fin, un libro maravilloso sobre el que podríamos seguir hablando mucho rato. Una lectura estupenda que os recomiendo con mucho placer. Un libro para leer y releer, solos y en compañía.

Saludos

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