En estos días leí Morfología del cuento, el estudio de referencia del cuento maravilloso que hizo Vladimir Propp y que fue publicado en 1928 (aunque no llegaría a occidente hasta que no se tradujo al inglés pasado 1950). Mi ejemplar está traducido por F. Díez del Corral y publicado por Akal. Este libro tiene, además de la Morfología del cuento propiamente dicha, dos extensos apéndices: "Las transformaciones de los cuentos maravilloso" (también de Propp) y "El estudio estructural y tipológico del cuento" (de Evguéni Mélétinski).
Este libro, como es sabido, revolucionó el estudio y el conocimiento de los cuentos maravillosos (o míticos, tal como propone Propp), pues fue capaz de encontrar los elementos que definían a dichos cuentos y que eran comunes a todos ellos.
Propp comienza comentando el grueso de los estudios que se habían escrito y publicado hasta ese momento, especialmente la propuesta de Aanti Aarne del catálogo tipológico del cuento folklórico a partir de los temas y motivos de los cuentos, analizando los problemas y errores que planteaba dicha propuesta. Posteriormente, y partiendo del estudio y análisis de cien cuentos maravillosos de la colección recogida por Afanásiev, llega a unas sorprendentes y determinantes conclusiones.
El estudio del cuento maravilloso se puede realizar desde la propia estructura del mismo, dicha estructura se articula a partir de las acciones de los personajes, que son constantes y reiteradas en todos los cuentos. Este análisis incluye dos modelos estructurales:
- Uno basado en la sucesión temporal de las acciones: hay un total de 31 funciones (acciones de los personajes) que se dan siempre en el mismo orden, no tienen por qué darse todas ellas en todos los cuentos, pero las que se dan siguen siempre un mismo orden de acción. Las funciones son: alejamiento, prohibición y transgresión, interrogación e información engaño y complejidad... y así hasta 31.
- Y otro basado en los personajes. Los personajes cumplen siete tipos de roles dentro del cuento (estos sí los voy a enumerar): el agresor (antagonista), el donante, el auxiliar (por ejemplo, un objeto mágico), el mandatario (el ordenante), el héroe, el falso héroe y el personaje buscado (por ejemplo, un príncipe que ha sido encantado y hay que desencantar). Cada uno de estos personajes posee su esfera de acción y una o varias funciones.
Y más adelante, cuando analiza el cuento como conjunto, Propp desarrolla cinco categorías de elementos que sirven para unir las partes de la estructura del cuento:
- La primera son las funciones de los personajes (que es el grueso del estudio y que he comentado más arriba). Y las otras cuatro categorías son:
- Los elementos de conexión
- Las motivaciones
- Las formas de aparición en escena de los personajes
- Y los elementos o accesorios atributivos
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