Toda esta semana cuento en Villarrubia de los Ojos, en Ciudad Real. Cuento en los tres colegios que hay en el pueblo, así que tengo sesiones con grupos de edades homogéneas.
Me gusta cuando tengo sesiones con público de una misma edad, es una oportunidad para contar cuentos cercanos a los centros de interés del grupo (es más difícil hacerlo cuando son niños de edades muy diversas y sus centros de interés también son diversos, obviamente).
Digo que me gusta contar a grupos de edades homogéneas y, en estos días, estoy disfrutando sobre todo cuando son niños/as mayorcitos/as (de tercero a sexto de primaria) pues en esas ocasiones puedo contar cuentos complejos, largos, que requieren mucha atención y participación por parte del público. Y es que a veces el cuerpo te pide marcha.
En estos días de hecho he podido contar Míster Cuervo, de la editorial OQO. La versión que yo cuento pasa de los treinta minutos y, al ponerme a contarlo, me he dado cuenta de que hacía mucho, pero mucho mucho tiempo que no lo contaba. Para mí es un gran gusto volver a contar un texto tan extraordinario y complejo, sobre todo cuando llevas tanto tiempo sin cruzarte con él. De alguna manera es como reencontrarse con un viejo amigo al que quieres mucho y al que, por circunstancias, hace tiempo que no ves.
Me recuerda a otros textos que han sido muy laboriosos de preparar (la historia del cerdumano, los tres reyes animales, etc) y que he podido contar en muy contadas ocasiones (algunos sólo una o dos veces en diez años).
Lo dicho, un gran placer reencontrarme con estos cuentos largos y queridos.
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