lunes, 16 de noviembre de 2009

Mejor el libro

Acabo de terminar El animal moribundo, de Philip Roth, en Debolsillo. Llegué hasta el libro después de ver la película Elegy, de Isabel Coixet, con Penélope Cruz y Ben Kingsley. Y llegué a la película porque oí por la radio a alguien elogiarla generosamente. Y lo oí por la radio mientras viajaba en el coche camino de una sesión de cuentos... Escribo esto para que veáis que la forma de llegar a los libros es, en mi caso, muchas veces caprichosa.
No es el primer libro al que llego a partir de una película, me pasó recientemente con Revolutionary Road, maravilloso (imprescindible) libro de Richard Yates (en Alfaguara) al que llegué a partir de la versión cinematográfica de Sam Mendes, con dos actorazos como Kate Winslet y Leonardo DiCaprio.
Lo cierto es que si he leído un libro que me ha gustado entonces trato de no ver la película (como me sucedió con El lector, excelente libro de Bernhard Schlink, aunque la actriz protagonista del film fuera la misma Winslet), porque en caso de relectura en vez de "ver" y "escuchar" mi propia historia, lo que imagino cuando leo, lo que sucedería dentro de mi cabeza al leer sería una remembranza, una revisualización de la película: los protagonistas del libro tendrían la misma cara y las mismas voces que los actores de la película, los espacios donde transcurre la acción serían los mismos... es decir, todo sería más pequeño, habría menos posibilidades de ampliar y encontrar detalles, sabores.
No me pasa esto con los libros que no me han gustado especialmente. Por ejemplo no tengo ningún problema en ver la trilogía fílmica de El señor de los Anillos porque dudo de que vuelva a releer un libro-tochón que me pareció pelín pesado (eso sí, no creo que vaya al cine a ver la versión de El Hobbit).
Sea cual sea el camino por el que he llegado a un libro que además tiene una versión cinematográfica, prácticamente en todos los casos en los que he visto la película y he leído el libro (y he decidido que el libro me interesa, me gusta) pienso que el libro es mejor, con mucho. Me parece mucho más rico, más lleno de matices, más complejo. Incluso en casos como Revolutionary Road donde la película me gustó mucho, el libro me gustó mucho más.
Igual me ha sucedido con El animal moribundo, un libro que me ha parecido muy bueno, generoso, difícilmente abarcable en el territorio del cine. Un libro muy inteligente y lleno de sabiduría, con una trama sencilla pero con unos personajes con gran hondura, una historia que tal vez se haya escrito muchas veces (hombre mayor, mujer joven, deseo y celos) pero que en esta ocasión se vuelve a escribir y se profundiza en los sentimientos del protagonista hasta lo más recóndito del alma, con digresiones reflexivas excelentes, con un estilo ágil, directo, y, sobre todo, con una voz que suena a verdad desde la primera hasta la última palabra.
Os dejo aquí una perla del libro:
"¿Qué es la ridiculez? Renunciar voluntariamente a tu libertad, esa es la definición de ridiculez. Si te quitan la libertad a la fuerza, no hace falta decir que no eres ridículo, excepto para quien te la ha quitado violentamente. Pero quien se deshace de su libertad, quien está deseando deshacerse de ella, entra en la esfera de lo ridículo, que hace pensar en la más famosa de las obras de Ionesco y que ha sido cantera de la comedia de toda la historia de la literatura. Quien es libre puede estar loco, ser estúpido, repelente, sufrir precisamente porque es libre, pero no es ridículo. Tiene dimensión como ser." (p. 85)
Una maravilla.
Saludos

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