Ya en el Primer Encuentro Estatal de Narradores Orales que se celebró en Cádiz (en el 2004, si no me falla la memoria) se abordó el asunto de la formación en una de las tres mesas de trabajo, y se sacaron algunas conclusiones y reflexiones interesantes. El tema sigue hoy en día siendo lugar común de debate y reflexión cuando se reúnen más de tres narradores orales.
El pasado año en el II Encuentro de la Federación Europea de Narración Oral, en Suiza; hablamos de nuevo sobre este asunto y aunque las preguntas eran similares, las respuestas fueron muy diversas: escuelas de narradores, talleres, cursos, asociaciones de profesionales que avalan formación, etc.
Según pasan los años estoy cada vez más convencido de que la formación en este oficio es personal, es un camino propio que se ha de descubrir y recorrer, pero que ese camino no debe ser solitario. Cada vez creo más en el aprendizaje por tutelaje, en el aprendizaje desde el acompañamiento de un mentor a un alumno, de un maestro a un discípulo, de un artesano a un aprendiz. De alguna manera ese fue mi camino y Estrella Ortiz fue (y sigue siendo) mi maestra, ella era la persona con la que podía resolver dudas, hacer preguntas, reflexionar en voz alta, aprender de su experiencia y de sus consejos, compartir inquietudes. Sin que eso significara que no fuera yo, al mismo tiempo, buscando mi propia voz y trabajando y reflexionando en solitario sobre lo que cada día sucedía cuando me ponía a contar cuentos (la maravilla de este oficio en el que me empeño y con el que tanto disfruto).
Ha llegado la hora de empezar a dar a los cuentos una parte de tanto cuanto he recibido de ellos. Hoy ha venido desde Canarias Begoña, una muchacha empeñada en contar cuentos, que va a pasar siete días en casa, con mi familia, y claro, siete días conmigo de viajes, cuentos, sesiones, trabajo, reflexión y diálogo. Esta experiencia es nueva para ella y es nueva para mí y, si os parece bien, trataré de ir anotando aquí los hechos más relevantes de esta semana en la que no estaré solo contando cuentos, sino que pasaré muchas horas hablando de este oficio nuestro maravilloso: contar cuentos.
Un saludo
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