Ayer me leí de una tacada el libro Ready player one, escrito por Ernest Cline y publicado por Ediciones B. Este era un libro que me regalaron hace tiempo (gracias Elena, gracias César), lo tenía en mi pila de libros pendientes de leer, lo cogí para el puente y ha sido visto y no visto a pesar de contar con 450 páginas.
La Tierra del año 2044 será un planeta sombrío, con apenas recursos y millones de personas viviendo en la miseria, quizás por ese motivo sus habitantes pasen el mayor tiempo posible en Oasis, el mundo virtual nacido a partir del videojuego del mismo nombre en el que es más sencillo vivir una vida que se ajuste a los propios deseos y anhelos. Ocurre además que James Halliday (el creador de Oasis) dejó preparado, tras su muerte, un juego en el que millones de personas (gunters) andan enredadas tratando de ganar la enorme fortuna que hizo en vida y que nadie heredó (porque, sencillamente, no tenía herederos). Este es el marco en el que transcurre la acción trepidante de este libro y en el que sus protagonistas (Parzival, Art3mis, Hache, Shoto, Daito, Og...) viven una historia que tiene un sencillo esquema interno similar al de cualquier cuento tradicional: un viaje con tres pruebas, con sus personajes amigos y sus antagonistas, con sus objetos mágicos, con su protagonista pequeño y astuto, con ese viaje que se termina siendo otro... es decir: un cuento en sentido estricto. Pero un cuento de nuestros días, porque para emprender este viaje, esa búsqueda en Oasis, los protagonistas necesitan conocer a fondo (pero fondo fondo) la década de los ochenta, especialmente en lo que concierne a música, videojuegos, cine, televisión...
La verdad es que, como he dicho al principio de este post, el libro me enganchó desde las primeras páginas: ese mundo verosímil en el que nos ubica, esa realidad sórdida frente a ese brillante mundo virtual; esos protagonistas pequeños frente a la poderosa maquinaria del IOI; ese videojuego mundial en el que se han convertido los días; esa lucha ancestral entre el bien y el mal... y sobre todo esa cultura ochentera (qué tan bien conozco, claro) ocupando tan destacado lugar en toda la obra (referencias continuas a películas como Blade Runner, Juegos de guerra, Los caballeros de la mesa cuadrada, La guerra de las Galaxias, Regreso al futuro... videojuegos -ahí ando pez del todo-, televisión, música...).
Si hubiera de ponerle un pero diría que me rechina el mensaje final del creador de Oasis: vive la vida virtual pero no descuides la vida real, así lo suelta tras 400 páginas de e-vida y 50 de vida. De cualquier manera a lo largo del libro hay interesantes reflexiones sobre sobre esa dualidad cada vez más presente en nuestros días (lo real-lo virtual) y sobre otras cuestiones de gran actualidad (la libertad, el uso de las redes, etc.). Ah, y sobre todo, si eres un friki de los videojuegos, este libro te va a encantar, aunque no hace falta que tengas ni siquiera nociones básicas para disfrutar del libro (lo digo por propia experiencia).
En suma, una lectura bien entretenida y sin complicaciones, uno de esos libros que devoras rápidamente y con placer, honesto en sus planteamientos y efectivo en sus resultados.
Saludos
No hay comentarios:
Publicar un comentario