viernes, 6 de abril de 2012

Pippi Calzaslargas

Siendo niño disfruté de Pippi y sus aventuras en la pequeña pantalla. Los recuerdos que guardaba de aquella serie eran fabulosos, por eso, cuando nacieron mis hijos y comenzamos a preocuparnos por educar su criterio audiovisual, una de las primeras compras que hicimos fue la serie completa de Pippi en deuvedé. Volver a ver la serie tantos años después fue una experiencia estupenda: ese ritmo tan demorado, esas aventuras formidables y emocionantes, esos momentos en calma (tan poco habituales en el cine y en las series hoy en día), esa música estupenda... Creo que sigue siendo hoy en día una de mis series favoritas.


Fue entonces cuando me hice con el libro de Astrid Lingren en el que se contaban las aventuras de Pippi Calzaslargas y que estaba publicado por la editorial Juventud. Recuerdo que lo leí del tirón y en seguida lo leímos en casa en voz alta. Fue también una lectura deliciosa. Pero había historias que habíamos visto en la serie y que no aparecían en el libro. Aun así disfrutamos mucho de la lectura y nos volvió a encantar la Pippi fantasiosa, valiente y siempre de gran corazón.


Han pasado unos cuantos años desde aquellas lecturas y hace unas pocas semanas que tuve noticia de la publicación de una nueva edición de las aventuras de Pippi, en esta ocasión es la editorial BlackieBooks la que recupera el texto con nuevas aventuras (no publicadas antes en español): Pippi Calzaslargas. Todas las historias, traducido por Blanca Ríos y Eulalia Boada.


Leer de nuevo el libro de Astrid Lingren ha sido un grandísimo placer. Releer historias conocidas y descubrir otras nuevas, rememorar la serie, evocar los días de lectura en voz alta a mis hijos y, sobre todo, recordar la emoción de los días de mi infancia (donde el granero del tiempo parece que no se agotará nunca) ha colmado de momentos felices esta semana de descanso. Releer y volver a emocionarse, a engancharse con la lectura, da, según pienso, buena medida del valor del texto.
Ocurre además que esta edición me ha resultado especialmente agradable, está muy bien cuidada y tiene una calidad estupenda (cubierta, papel, edición...), y ha sucedido también que (es lo que pasa con los libros clásicos, escritos para perdurar) la relectura me ha permitido descubrir nuevas caras de este personaje y de sus aventuras, por ejemplo, he quedado absolutamente deslumbrado por la Pippi narradora: una grandísima fabuladora, inventora de historias y ficciones; además de soñadora recalcitrante, animosa, festiva, alegre, tierna, valiente...
Ya sabíamos que Pippi ocupaba un lugar destacado en el paraíso del imaginario de la infancia junto con Peter Pan, o Matilda, o el pequeño Nicolás, o con el gozoso Winnie (no el de Disney, por favor), entre otros personajes maravillosos que hacen de los días de la niñez una patria feliz.
Pero es que además Pippi es una narradora irredenta, una cuentista de tomo y lomo, como lo demuestran algunos pasajes de este libro en los que contar historias forma parte de los juegos habituales de Pippi, Anika y Tommy:

"Si llovía, tenían que quedarse en casa, donde tampoco lo pasaban mal. Podían mirar las preciosidades que contenía el cofre de Pippi, o reunirse en la cocina, donde Pippi freía manzanas o hacía barquillos, o encaramarse de un salto en la leñera y desde allí escuchar los emocionantes relatos de Pippi sobre la época en que cruzaba los mares" (p. 158).

"-Pero -continuó Pippi- llegará la estación de las lluvias, y entonces los días nos parecerán tan largos que, para divertirnos, tendremos que salir a mojarnos, y luego, empapados, entraremos en mi choza de barro, a menos que el barro de la choza se haya convertido en una pasta, en cuyo caso, como es natural, haremos pasteles de barro. Pero si la choza sigue siendo una choza, nos cobijaremos en ella y los niños nativos dirán: "Anda Pippi, cuéntanos un cuento". Y entonces les contaré algo sobre una pequeña ciudad que está lejos, muy lejos, en otra parte del mundo, y sobre los niños que viven en ella." (p. 194).

Y tampoco es extraño que Pippi utilice los cuentos para sanar a sus amigos, para curarlos, para alimentarles de historias y esperanzas (como pasa en las pp. 231-232), pues la propia Pippi nació (oralmente) cuando la hija de Astrid Lingren estaba convaleciente en cama y luego pasó al papel cuando, unos años después, la autora tuvo que quedar en cama también convaleciente.
Sí, Pippi vino para alimentar y sanar, para llenar los corazones de emoción y aventuras. Por eso y por mucho más esta es una lectura imprescindible. Imprescindible.
Saludos

PD: Más sobre Pippi en la Wikipedia (donde aparece una bibliografía de libros de Pippi en la que podemos ver títulos todavía no traducidos al español: ¡urge tener estos textos ya en nuestra lengua!). Por cierto, sigue habiendo historias del libro que no aparecen en la serie y viceversa. Y otro por cierto: es de las pocos casos en los que puedo afirmar que tanto el libro como su versión en serie me gustan mucho, ambos.
PD2: Unos días después de esta reseña Ana Garralón publica una interesantísima entrada en su blog en la que también se habla sobre este libro, no dejéis de echar un vistazo.

7 comentarios:

  1. tardando estoy en hacerme con ese libro. Y con la serie. También a mí me trae muchísimos recuerdos de infancia y ya la tengo casi olvidada. Justo hace unos días pensaba que quería leerlo y mira, hoy hablas tú de él, jejeje.
    Gracias!! genial reseña Pep! un abrazo

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  2. Hace unos años, un amigo me contó que Villa Kunterbunt existe :). Está en Suecia, y es una casa-museo donde los niños disfrutan de lo lindo. No le pregunté si a los niños de espíritu nos dejarían también corretear por allí y husmear entre los tesoros de Pippi ;)

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  3. Claro que existe, Siouxie, sólo tienes que abrir el libro de Pippi y ya estás dentro. Todo un lujo ;))))

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  4. Pippi era genial, cierto. Primero la serie de TV y después el libro. Yo, el libro lo leí tarde, en una época en la que leía también El Ajoblanco, El Viejo Topo y El Víbora. Y Pippi los superaba a todos. En creatividad y en pensamiento ácrata. Calzaslargas, ¡qué maravilla!

    PD: Por cierto, Pep, he leido tu (vuestro) libro 99 pulgas, me lo regaló mi hermano. Muy bonito. Enhorabuena.

    Un abrazo,

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  5. Pippi es lo más ;)))
    Gracias Víctor. Me alegra saber que te gustaron las 99 pulgas, sobre todo viniendo de un maestro del cuento breve como tú.
    Un fuerte abrazo
    Pep

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  6. Viva Pippi !!!!.
    De pequeña me encantaba, y ahora con mi niña vuelvo a revivir aquellos divertidos momentos: su eterna y contagiosa sonrisa, sin prisas, su forma de verlo todo tan sencillo, sus continuas historias. Una buena cuentacuentos !!!!.
    Me recomendaste el libro y ahora come con nosotras sobre la mesa de la cocina. Gracias por el regalo. Iré corriendo a buscar este que señalas. Estamos impacientes.
    Besos y te esperamos por esta isla, que ya nos gustaría que fuese la de Taca - Tuca, jajajajaja

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  7. Un abrazo, Begoña ;)))))) y a seguir disfrutando de Pippi, soñadora y enorme.

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