Acabo de terminar de leer Jim Botón y los trece salvajes, una novela maravillosa escrita por Michael Ende (uno de mis autores favoritos con ficha en mi web), traducido por Adriana Matons de Malagrida, con ilustraciones de J. F. Tripp y publicado por Noguer. Esta novela es la continuación de Jim Botón y Lucas el maquinista.
No había leído este libro estupendo, y siempre es un placer toparse con una lectura de este tipo, llena de aventuras, de intrigas y de emoción. Pero vayamos por partes.
Jim Botón y los trece salvajes es la segunda parte de Jim Botón y Lucas el maquinista, y en esta novela se cierran algunas cuestiones que quedaban abiertas en la primera, fundamentalmente la cuestión del origen de Jim Botón, aunque surgen otras cuestiones que también van resolviéndose a lo largo del libro: la utilidad de Nepomuk y de Tur Tur, los habitantes del mar, el enfrentamiento con los trece salvajes... Por todo esto conviene que se lean en su orden, aunque puede leerse sólo uno y de manera independiente. Pero creo que la lectura será mejor si se respeta este orden.
Me ha gustado mucho que esta novela se articula básicamente con los mismos personajes que la primera (salvo en el caso de los habitantes del mar, el resto participaban del primer libro con mayor o menor presencia), creo además que la arquitectura de este libro es más compleja que el primero (que es más una historia lineal con una sucesión de aventuras), en este caso hay distintos lugares en los que encajan distintos personajes y donde diversos problemas se van resolviendo (magistralmente) con los recursos que ya había en la primera novela. Uno no deja de admirar el encaje afinadísimo de toda la trama hasta conseguir armar un libro complejo y perfecto, que funciona al milímetro y sin ninguna estridencia (siempre dentro del nivel de verosimilitud propuesto desde la primera página del primer libro).
Hay también un derroche de imaginación (como en "El país que no puede existir" o en la iluminación del mar), una sucesión trepidante de aventuras (inolvidable la lucha contra los trece salvajes) y muchos momentos emocionantes.
Si se me permite la burrada, hay también algún momento en el que, leyendo este libro, he pensado en El Quijote: eso de que en el segundo libro los protagonistas sepan que muchos niños han leído el primer libro... no deja de sonarme. Igualmente la idea de dos protagonistas juntos como motor de la acción. O también las diferencias entre el primer libro y el segundo (estructurales y de complejidad bien diferente). Pero bueno, era solo por decir algo que no ha dejado de rondarme en estas últimas horas después de leer el libro.
En suma, una lectura maravillosa, trepidante, emocionante, feliz y muy gozosa. Totalmente recomendable.
Saludos
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