El filandón, tal como viene definido en el DRAE, es una "reunión vecinal, invernal y nocturna, en la que las mujeres hilaban y los hombres hacían trabajos manuales, mientras se contaban historias". Como os podéis imaginar esto es algo que se hacía en muchos lugares del mundo, pero la particularidad del filandón es que aquí recibió un nombre (qué importante es nombrar las cosas).
En el CELe, concretamente en este enlace, además de la definición vienen referenciadas muchas veces en las que el término o sinónimos como hilorio, hiladero, filandare, fiadeiro... aparecen recogidos. Es bien interesante y nos da la medida de la popularidad y extensión de estas reuniones (en León, Asturias, Galicia, Zamora, Palencia, Cantabria...).
En el blog Hablar y decir se define y se hace una breve (pero creo que completa) trayectoria del filandón, concretamente en este enlace. Parece ser que si la reunión se hacía antes de la cena entonces se llamaba "calecho" (a estas tertulias de la tarde también se las llamaba "serano" en otros lugares), y si se hacía después de cenar: "filandón".
El filandón, además de un momento para trabajar en tareas que podían realizarse en el hogar (como hilar, tejer, tallar...), era, por un lado, un lugar de encuentro en el que se reforzaban los lazos de convivencia entre vecinos y, por otro lado, un momento ideal para la transmisión de la cultura oral: cuentos, chascarrillos, romances, sucedidos, canciones, poesías... se contaban y cantaban noche tras noche y, de esta manera, se preservaban del olvido.
En la Biblioteca Virtual Cervantes he encontrado dos artículos que me han parecido interesantes para hacerse una idea de cómo era el filandón, aquí os los enlazo:
- "La cultura popular del páramo leonés: Notas sobre el filandón", de Cándido Santiago Álvarez,
- y "El filandón en Noceda de Bierzo", de Felisa Rodríguez.
Desde hace unos años el término está siendo recuperado, en parte fue debido a la película que dirigió Chema Sarmiento con el título de El filandón (disponible en Filmin) y que fue protagonizada por escritores de la talla de Julio Llamazares, José María Merino, Luis Mateo Díez, Pedro Trapiello o Antonio Pereira. Con posterioridad estos autores han repetido la experiencia en espacios públicos pero aunque lo denominan filandón es otra cosa: se trata más bien una propuesta de lectura compartida y en voz alta de cuentos propios (véase, por ejemplo, este en la BNE).
En 2010 la Junta de Castilla y León declaró el filandón como BIC, Bien de Interés Cultural, y hay no pocos intentos de actualizar y revitalizar esta costumbre que invitaba al encuentro, al disfrute, a contar, escuchar y cantar. Valga como ejemplo este artículo escrito por Mario Tascón en el Diario de León titulado: "El filandón del siglo XXI".
Para ir terminando este post os cuento que cuando uno busca imágenes de filandones la que sale recurrentemente es Filandón en Monasterio de Hermo, el cuadro pintado en 1872 por Luis Álvarez Catalá que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Por eso quise encabezar esta entrada con la fotografía de Fritz Krüger, el etnógrafo alemán que entre 1912 y 1930 estudió la lengua y la cultura material de amplias regiones del norte de España, centrando sus estudios en áreas geográficas como Extremadura, Zamora, León, Asturias, norte de Portugal y Pirineos. En este enlace podéis ver el libro en el que se publican algunas de las fotografías que hizo, hace casi cien años, en Asturias (son hipnóticas).
Espero que esta entrada os haya resultado de interés.
Saludos

