viernes, 7 de enero de 2011

Sobre una crítica

Hace unos días leí una reseña sobre La familia C en La Verdad (edición de Murcia), escrita por Aurora Gil Bohórquez (en un artículo en el que recomendaba bastantes libros que puedes leer aquí).
El texto de la reseña es el siguiente:

La familia C, de Pep Bruno y Mariona Cabasa.

Publicado también por Kalandraka, fue el álbum que recibió el III Premio Internacional Compostela de Ilustración. Una historia muy simple, con la intención evidente de cambiar los roles tradicionales (el padre prepara el desayuno mientras la madre lee el periódico; la madre trabaja en un hospital; el padre es modisto) se transforma en arte por las originales ilustraciones y por los sugerentes guiños anticipatorios del final del relato.

Llevo un par de semanas dándole vueltas a este texto y hay dos cosas que me gustaría comentar. Que un álbum tenga poco texto y por lo tanto resulte ser un libro rápido de leer no quiere decir que sea fácil, ni tampoco simple. Y no trato de generalizar, pues hay álbumes simples, fáciles, tontos, geniales, canónicos, imprescindibles... de todo tipo. Pero la historia de un libro álbum no se sostiene sólo en su texto, o al menos en la mayoría de los casos, pues en los libros álbum la historia se articula con el texto, las imágenes, la relación entre ambas, el formato del libro, etc., así que la lectura ha de ser completa, global, y eso precisa tiempo y atención.
Pero es que además en el caso de La familia C no creo que la historia sea muy simple, yo diría que es sencilla (no confundir sencillo con simple), y detrás lleva una propuesta bastante compleja que se refleja en la relación que hay entre texto e ilustración (el texto que se lee en el libro es apenas de diez líneas, pero las notas que lo acompañaban para trabajar con la ilustradora ocupaban cuatro folios). Y sobre la cuestión de la "intención evidente de cambiar los roles" yo no veo que eso sea para nada significativo en la historia. Es "evidente" para alguien que no ha ahondado en el álbum y que no ha percibido la verdadera intencionalidad del mismo, que no es otra que resaltar el valor de la ficción para llenar de color la gris realidad (el tema resulta bastante evidente cuando se realiza una lectura sosegada en la que se observa el juego de color en la ilustración), algo que sí vio el jurado del Compostela que dio el premio a este libro sobre otros 520 que se presentaron al concurso.
Supongo que todos los que nos atrevemos a comentar y reseñar libros podemos equivocarnos, yo el primero, pero de todas formas no quiero dejar de insistir: un libro álbum sostiene la historia en su texto, sus ilustraciones, la relación que se establecen entre ambos, el formato del libro... detalles todos en los que hay que fijarse con detenimiento (y atención, porque hay libros cuya propuesta no resulta evidente en un vistazo somero), por eso antes de escribir sobre un libro álbum (o elegirlo para comprarlo, o para contarlo, o para regalarlo...) es bueno leerlo con calma y atender a todos los elementos que lo conforman.
Saludos

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