jueves, 28 de febrero de 2013

Amor

Salgo del cine de ver Amor, la última película de Michael Haneke, protagonizada por dos monstruos de la pantalla: Emmanuelle Riva y Jean-Louis Trintignant. La cinta nos cuenta la historia de un matrimonio de octogenarios, músicos, con un nivel de vida medio alto, en el momento en el que la mujer tiene una parálisis y comienza un progresivo y fatal declive.


El ritmo demorado del filme nos permite un meticuloso avance hacia el corazón de los días de esta pareja, el progreso de la enfermedad degenerativa de la mujer y la situación que esto supone para el hombre, empeñado en cuidar de ella a pesar de sus muchos años y pocas fuerzas.
El desenlace se vislumbra en las primeras escenas de la película, sin embargo eso no resta un ápice de su firme veracidad y su inasequible avance hacia lo hondo del alma humana.
Acaso sea un filme más de esos que quieren hacernos reflexionar sobre la eutanasia, el sufrimiento, la dignidad... pero no es igual que otras cintas en como se esmera en mostrar todo lo que esto significa a partir de esos silencios cargados de emoción, o de ese empeño por apuntalar el derrumbe, o de esa lucha por habilitar la felicidad...
Tiene además un buen puñado de escenas emocionantes, a veces duras, a veces tiernas, y una especialmente intensa cuando, tras terminar de fregar los platos, la mujer y el hombre se marchan de casa. Un gesto cotidiano para una despedida sin ruido.
Un filme hermoso. Duro. Difícil de olvidar.
Saludos

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