miércoles, 22 de marzo de 2017

Los niños de la viruela

En estos días de mucho cuento y viaje he encontrado algún hueco para leer la novela Los niños de la viruela, de María Solar, traducido del gallego por María Jesús Fernández, que cuenta con ilustraciones de Beatriz Castro y que ha publicado la editorial Anaya.


El libro nos cuenta la historia de Ezequiel, Clemente e Inés, niños del orfanato de A Coruña; Isabel Zendán, su rectora, Posse Roybanes, el médico del hospital; Balmis, el médico real... Una historia que habla de superación ante las adversidades (de muchos de sus protagonistas, desde los niños hasta la propia rectora) y también de sueños hechos realidad, concretamente del del proyecto de llevar la vacuna de la viruela hasta América y hacer este transporte en personas vivas (vacuníferos).
El hecho real del traslado de la vacuna de la viruela hasta América en un largo viaje y con 22 niños transportando la vacuna en sus propios cuerpos se convierte en el eje que vertebra la novela, aunque no exactamente se nos habla de este asunto, sino de todos los preparativos, de cómo a ese sueño se le va dando forma, de los problemas y dificultades que tamaña empresa planteaba para la época y, sobre todo, de lo esto significó para todos sus protagonistas. Casi que el momento de la partida de la expedición es el final del libro (donde la autora da paso a los hechos reales detallados en un completo epílogo en el que podemos saber del éxito y de los fracasos de la empresa). Por eso, conocer a sus personajes (muchos de ellos novelaciones de personas reales) y saber de sus vidas y sus preocupaciones hace que comprendamos mejor la dimensión de la aventura en la que se embarcaron y del valor histórico de esta expedición. Baste saber que el empeño de personas como Balmis y Posse, y la suma de voluntades que concitaron a su alrededor, ha hecho que una de las grandes pandemias de la humanidad, la viruela, sea, hoy en día, una enfermedad extinta.
El libro está escrito con un estilo ágil, se lee bien cómodo, y la historia te mantiene pegado a las páginas. Los personajes están muy bien perfilados y resultan verosímiles, encajan en la historia y el contexto en el que esta sucede y accionan la trama de una manera muy natural. Quizás lo más insólito es lo del pequeño Ezequiel como ayudante de biblioteca pero incluso esto, insisto, resulta veraz (especialmente cuando conocemos mejor a Isabel y Posse, y a la contumaz madre del expósito).
Una lectura bien entretenida que nos cuenta una suma de pequeñas historias que acabaron entrando en la gran historia, la que importa, la que salva vidas , la que hace mejor la vida de todos.
Saludos cordiales

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