jueves, 17 de mayo de 2012

Contando en la calle

Ayer os decía en las crónicas de los días pasados que iba a contar a Vecindario, al Ateneo de Santa Lucía. Y allí fui, muy bien acompañado por cierto, por Begoña y algún otro colega (Pancho) y amigo/a (Pedro, Yasmina, Clara...). La sesión comenzó pasadas las ocho y media y el tiempo pasó volando (que es una de esas cosas que a veces suceden cuando está la tarde amena). Y aunque éramos muy pocos nadie parecía tener prisa.
En medio de la sesión, como es habitual cuando viene Begoña, le pedí a ella que contara un cuento y me hizo un regalo estupendo, contó "Una y otra vez morir", un cuentito de Cosas que pasan (¡qué emocionante fue!), toda una sorpresa.
Luego retomé yo la sesión y resultó que a las diez de la noche había que cerrar el Ateneo y las diez llegaron en un suspiro ¡cuando todavía me faltaba un ratico para terminar el último cuento! Entonces propuse a quienes quisieran que continuáramos con el cuento en la calle. Y accedieron. Y allí nos fuimos todos a un banco al pie del Ateneo a seguir contando/escuchando la historia hasta sus últimas palabras (quince minutos después).
Y fue emocionante. Mucho. Los cuentos camparon a sus anchas por territorios que les eran propios hasta hace bien poco: la calle y la noche.


Terminada la sesión nos volvimos Begoña y yo hasta Las Palmas, y yo tenía una sonrisa en la cara que todavía no se me ha borrado.
[Suspiro]

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