domingo, 13 de mayo de 2012

Pinocho de Ultramarinos

Recuerdo hace unos años la lectura en casa (en voz alta) de Las aventuras de Pinocho, el clásico que Carlo Collodi escribiera en los años ochenta del siglo XIX y que publicó Kalandraka en una bellísima edición para celebrar sus cien primeros títulos; edición que incluía las ilustraciones maravillosas de Innocenti y una nueva (y estupenda) traducción del texto original hecha por Chema Heras.
Las semanas que duró la lectura (un poquito cada noche) fueron emocionantes en casa, la hora de ir a la cama era uno de los mejores momentos del día pues nos reuníamos todos en la habitación de mis hijos para avanzar de la mano de Pinocho en las aventuras tremendas y continuas que vivía.


Hoy hemos ido al teatro los cuatro a ver la propuesta teatral de Ultramarinos de Lucas a partir de este texto clásico y ha sido como revivir, de alguna manera, aquellos momentos maravillosos de lectura en voz alta en casa. Muy emocionante. Mucho. Porque la propuesta que presenta Ultramarinos, aunque no está completa (el libro es más largo, cuenta más historias) sí contiene la esencia de la historia e incluye todos los pasajes relevantes de la misma, siendo, por lo tanto, muy fiel al libro.


No soy crítico teatral pero sí me gustaría hablaros de lo que hemos visto hoy en el teatro.
Se trata de una propuesta teatral de pequeño formato (había hoy unas doscientas personas, muy cerca del escenario) puesta en marcha por dos actores (fantásticos) que mantienen en pie una obra en la que hay al menos diez personajes y un narrador; esta tarea (bastante compleja, pienso) combina las marionetas (como Pinocho, el zorro, el gato, grillo...), con los objetos personificados (glorioso el posadero-regadera, estupenda la mujer de cabellos azules), con las caracterizaciones de los actores (titiritero, dueño del circo, Gepetto, Cereza...), y todo, como os digo ¡con sólo dos actores en escena! y un técnico de luces y sonido estupendo que va organizando los espacios y momentos con una magistral labor de iluminación.
La estética de toda la obra: objetos, utillería, escenografía... está armada con maderas y objetos que podríamos encontrar en una vieja carpintería. La madera es el elemento recurrente en toda la escena, ¡hasta la barba del titiritero está hecha con la corteza de un árbol! Apenas hay algunos otros elementos (como telas) entre los materiales utilizados. Todos los objetos rinden al máximo sus posibilidades dentro de la escena, pienso que éste es un trabajo también extraordinario en cuanto al uso y manejo de los elementos de escena (la escalera, el carro-silla, el tronco, el serrín, la sierra...).
La historia va siendo contada (por el narrador) y representada con un ritmo continuo (no rápido pero tampoco pausado, pienso que un ritmo muy adecuado a la historia), en el que se alterna momentos divertidos (como la pelea entre Cereza y Gepetto es estupenda), momentos de gran intensidad (como cuando ahorcan a Pinocho), momentos emocionantes (como cuando se encuentran Gepetto y Pinocho en la barriga del tiburón), etc. Además el mensaje que quiso transmitir Collodi en su libro aparece perfectamente señalado en la obra.
En suma, y desde mi punto de vista, una obra preciosa, llena de detalles hermosos, con un gran trabajo en escena, en la que se nos cuenta una versión muy fiel al original del texto clásico. Una propuesta teatral que merece la pena ver y disfrutar.
Creo que es ideal para niños a partir de cinco/seis años (por lo que cuenta y cómo lo cuenta).
Si tenéis oportunidad de verla, no dejéis de hacerlo. Es una maravilla.
Ah, y si tenéis oportunidad, no dejéis de leer también el libro. Otra maravilla.
Saludos.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. No entiendo bien qué quieres decir, Anónimo. De cualquier manera ahora, tantos meses después, no podría contestarte.
      Un saludo

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