miércoles, 29 de octubre de 2014

Al sur de la Alameda

Ayer por la tarde terminé de escribir un artículo con el que llevaba varios días enredado (abducido casi), por eso tras el punto final apagué el ordenador y decidí hacer un descanso: me acomodé en el salón y me puse a leer Al sur de la Alameda. Diario de una toma, de Lola Larra y Vicente Reinamontes, publicado en Ekaré. Y esto que iba a ser un ratillo de libro se convirtió en un festín, una lectura gozosa que no me dejó levantarme del asiento hasta la última página.


El libro está escrito a modo de diario y en él el protagonista nos cuenta los siete días en los que un grupo de alumnos de secundaria toman el instituto para sumarse a las protestas a favor de la educación pública que se propagan por todo el país (Chile). Nos adentramos en sus páginas y rápidamente entramos en la toma y vemos los distintos roles que van asumiendo los personajes dentro de la movilización, las implicaciones personales y emocionales, las pérdidas y los logros, la historia y el presente y, sobre todo, la vivencia del protagonista que acaso se suma a la toma por un reto algo bobo o por una chica que le gusta y, con el paso de los días, sin dejar a un lado sus propios principios (y sentimientos), va llenándose de argumentos para continuar en la reivindicación.
Las aventuras, las traiciones, el amor (sí, el amor también), la familia, las diversas generaciones que han luchado por hacer de este un mundo mejor... todo esto va apareciendo en un libro emocionante, enganchoso, feliz, pleno. Una lectura que, como os dije, no pude dejar hasta la última página.
El formato además combina texto (ágil, limpio, preciso) con ilustraciones que refuerzan lo contado pero que también suman al discurso narrativo y cuentan parte de la historia que no has podido leer (seguro que recordáis libros de Brian Selznick con esta propuesta: aquí y aquí). Pero es que además el diario incluye otras ilustraciones que van contando otra historia, la que ve y vive una protagonista que aparecerá más adelante en la trama central. En este sentido es muy interesante la propuesta del ilustrador: las ilustraciones con azules suman al discurso narrativo presente del diario, al texto que vamos leyendo; las ilustraciones en rojo, como se ve más avanzada la trama, son relativas a la vieja profesora; sólo cuando ambos hilos narrativos confluyen las ilustraciones incorporan ambas tintas.
Un libro emocionante y vital que toca un ámbito poco transitado de la literatura juvenil, el de las protestas estudiantiles, el de las reivindicaciones, el de las manifestaciones con policía que golpea fuerte; el de la implicación en la lucha por más y mejores derechos, por un mundo mejor.
Una lectura estupenda que os recomiendo.
Saludos

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