Acabo de terminar de leer El río, un libro escrito por Ana María Matute, con ilustraciones de Raquel Marín, que acaba de publicar, con el gusto exquisito que le caracteriza, la editorial Nórdica.
Muchos ya sabréis que Ana María Matute es una escritora catalana (Barcelona 1925-2014) considerada una de las mejores novelistas españolas del S. XX, que obtuvo, entre otros reconocimientos, el Premio Cervantes en 2010 y que fue miembro de la Real Academia Española.
Los abuelos de Ana María Matute eran de Mansilla de la Sierra (La Rioja), y allí pasó largas temporadas de su infancia, por eso, cuando en la década de los 60 el pueblo quedó anegado por la construcción de un pantano la novelista decidió preservar del olvido el lugar pasando a escrito las vívidas estampas y recuerdos de su infancia.
Con un estilo brillante, alegre, fresco y muy pulcro, como de agua ligera de arroyo (en contraposición al agua estancada del pantano y el olvido), corren las casi 50 estampas recogidas en este libro. En ellas se nos presentan personajes, situaciones, pensamientos, sucesos… a veces con apenas unas breves pinceladas, pero siempre con un gran poder evocador. El libro está lleno de imágenes bellísimas (como esas vacas despistadas regresando al pueblo que se anega, como esos juegos de niños subidos a los árboles o jugando con barro o bailando junto al fuego) y también de algunos momentos descarnados (como las muertes y sus silencios, o como la crueldad de algunas situaciones), todo ello contado desde la mirada de una adulta que dialoga con la niña que fue y que habita en esos recuerdos y tiene una voz muy viva.
Como ya os he dicho el libro que quiere arrancar del olvido al viejo Mansilla de la Sierra, por eso, igual que ocurre en los primeros capítulos, cuando el agua del pantano baja y se desvela el pueblo y resurgen sus calles y sus lugares, la autora baja las aguas del olvido para que sus historias pervivan en el recuerdo. Porque un lugar son también sus historias.
Pero, como si de una doble carambola se tratase, algo parecido ocurrió con el propio libro. El río fue publicado en la década de los 60 por la editorial Argos, después por Plaza y Janés y, finalmente, por Destino. Sin embargo, tras varios años sin publicarse, parecía que El río empezaba a desvanecerse entre los anaqueles de viejos libros, hasta que la ilustradora riojana Raquel Marín, rescató al libro y a sus historias del olvido proponiendo a la editorial Nórdica volver a publicarlo, en esta ocasión, acompañado con unas bellas ilustraciones: sencillas, alegres, frescas… exactamente como pide el texto de Ana María Matute. Afortunadamente el proyecto salió adelante y contamos con este libro hermosísimo, delicado, poderoso, un libro que es un río vivo, con muchos buenos lugares de umbría en los que pararse a disfrutar. No lo dudéis, abridlo, daos un chapuzón de buenas historias.
Un libro que os recomiendo.
Saludos
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